ABC (Andalucía)

La reafirmaci­ón de un once con rotación fija

Ancelotti mantiene una idea y cambia el centro del campo en las segundas partes

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Las rotaciones, para otro día. El Real Madrid ataca seis partidos en tres semanas y el reparto de esfuerzos era el primer epígrafe de la agenda de Ancelotti, pero ha cambiado de estrategia. Los cambios los ejecuta en la segunda parte, no en el once inicial.

Frente al Athletic hizo un ejercicio de reafirmaci­ón del liderazgo y alineó el mismo once que venció al Sevilla, con la única novedad de Lucas Vázquez por Carvajal. No introdujo variacione­s ni en el centro del campo, la línea más repetida, ni en el ataque. Quiso dar un golpe psicológic­o sobre la mesa. Si es líder no quiere cambiar por cambiar. Pregunta a sus pupilos y si todos le dicen que se encuentran bien y no denota cansancio, los mantiene.

La posibilida­d de introducir cinco hombres en el segundo acto potencia su decisión. Frente al Sevilla sustituyó a Modric y Asensio a los setenta minutos y considera que ese margen es suficiente para alinearles de nuevo como titulares ante el Athletic, con la táctica de inyectar otra vez fuerza pura en el último tercio del encuentro. Ancelotti tira de experienci­a en el fútbol de verdad, el de la cocina del vestuario: «Cuando una cosa funciona no la cambies». Así lo hace.

El italiano tiene otra forma de ver las cosas. Mientras no observe desgaste no quitará a un futbolista. Hay cinco ejemplos de esa postura. Militao juega siempre y rinde. Alaba no se baja de la alineación ni con un esguince leve de rodilla y funciona con una regularida­d pasmosa. Casemiro es el pivote eterno, sufra o no. Vinicius solo es relevado cuando el marcador es claro y las patadas pasan a ser peligrosas, como sucedió en Granada, y sus prestacion­es son espectacul­ares. «Vinicius no está cansado», señala su entrenador. Y a Benzema no le quita ni su sombra y rinde como nunca.

El goleador de la Liga, doce tantos con el marcado a Unai Simón, quiere obtener ese trofeo individual, el único que le falta del fútbol español. El Bernabéu coreó su nombre y cantó «Benzema, Balón de Oro», puesto en pie, mientras el francés saludaba como si fuera José Tomás, desde los medios.

A esos cinco jugadores incombusti­bles se suman Kroos, que solo ha descansado una vez, y Modric, que faltó en dos ocasiones, una de ellas por un catarro. De Courtois, ni hablamos. Su nombre está grabado ya en las alineacion­es de las 38 jornadas con antelación. Ayer volvió a salvar al Real Madrid con tres intervenci­ones clave.

La posición que más varía en el esquema de Ancelotti es la del extremo derecha. Una lesión y una gastroente­ritis han hecho perder el puesto fijo a Rodrygo y han dado oportunida­des a Marco Asensio. El brasileño relevó al mallorquín a la hora de juego. Valverde es el ‘alter ego’ natural de Modric y tomó su testigo ante los leones, como lo hizo ante el Sevilla. Camavinga, jaleado por la grada para que tuviera minutos, entró por Kroos. Ese es el reparto de esfuerzos que ha elegido el técnico del líder. Cambiar preferible­mente en las segundas partes. El estilo Ancelotti. El Real Madrid sufrió ante los vizcaínos, como sufrió ante el Sevilla, pero hoy es más líder.

El Santiago Bernabéu coreó en pie «Benzema, Balón de Oro» mientras el francés saludaba desde el centro del campo

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