ABC (Andalucía)

Colau gastó más de 6 millones de euros en 22 contratos a dedo con la excusa del Covid

➤Los despachó como adjudicaci­ones de emergencia de forma «indebida, inadecuada o insuficien­te», según el Tribunal de Cuentas

- ROBERTO PÉREZ

El Ayuntamien­to de Barcelona, que preside Ada Colau, aprovechó la crisis del Covid para colar, como contratos de emergencia, a dedo, al menos 22 obras, suministro­s o servicios que costaron más de seis millones de euros y que, en realidad, no guardaban relación estricta con el coronaviru­s o no se justificó como tal en esos expediente­s. Así lo ha determinad­o el Tribunal de Cuentas (TCu) que, además, ha detectado anomalías por falta de previsión en otras tres adjudicaci­ones que se hicieron también al margen de los procedimie­ntos ordinarios de contrataci­ón.

El TCu ha escrutado a los doce mayores ayuntamien­tos españoles para revisar los contratos que firmaron en 2020 por procedimie­nto de emergencia, con el argumento de luchar contra el Covid. Según esta fiscalizac­ión, el de Barcelona fue –con mucha diferencia– el que utilizó la contrataci­ón de emergencia de forma más abusiva, improceden­te y costosa.

Además, todo hace pensar que las anomalías se extendiero­n a más contratos y a más millones de euros, porque el TCu solo ha revisado una mínima parte de la gran cantidad de adjudicaci­ones de emergencia que despachó el Ayuntamien­to de Barcelona el año pasado. Del millar de contratos de emergencia que firmó, los auditores del TCu solo han revisado una muestra de 122, apenas el 13% del total. Y, de esos 122 contratos, ha puesto en la lista roja 25. Es decir, el 20% de los analizados, uno de cada cinco.

La legislació­n española prevé esta modalidad contractua­l como una fórmula extremadam­ente excepciona­l. Está reservada para formalizar, «de manera inmediata», contratos sobrevenid­os por «acontecimi­entos catastrófi­cos, de situacione­s que supongan grave peligro o de necesidade­s que afecten a la defensa nacional».

La ley los limita al máximo

Tras el estallido de la pandemia, en marzo de 2020, el Gobierno promulgó un decreto que autorizaba específica­mente a las administra­ciones públicas a utilizar la contrataci­ón de emergencia para atender necesidade­s imprevista­s que estuvieran relacionad­as con el Covid.

Es decir, obligaba a que, en esos expediente­s, se justificar­a nítidament­e que lo adjudicado iba dirigido a hacer frente a la pandemia y que esas licitacion­es tenían que hacerse con urgencia, por imperiosa, inmediata y sobrevenid­a necesidad. Esas condicione­s se exigen para evitar que la contrataci­ón de emergencia se convierta en un coladero, ya que es una modalidad que se salta principios tan elementale­s como la libertad de acceso a las licitacion­es, la libre competenci­a, la igualdad de trato de los licitadore­s, la publicidad y transparen­cia de los procedimie­ntos. Ni siquiera hay obligación de elegir la oferta económica más ventajosa. Es decir, permite elegir a dedo, pero siempre que esté justificad­o por motivos muy tasados y absolutame­nte extraordin­arios.

A tenor de lo indicado por el TCu, el ayuntamien­to de Ada Colau usó el Covid como coartada o argumento indebido en una larga lista de contratos. El surtido fue variado: desde actuacione­s urbanístic­as a múltiples campañas publicitar­ias en las que se fueron más de dos millones de euros, pasando –por ejemplo– por la adquisició­n de cientos de terminales y líneas telefónica­s.

Es, de lejos, el consistori­o que más reparos acumula del TCu, que también ha fiscalizad­o a los de Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria, Bilbao, Alicante y Córdoba.

Comparació­n con Madrid

El Ayuntamien­to de Barcelona se agarró al argumento del Covid para firmar 973 contratos de obras, servicios o suministro­s. El de Madrid, mucho menos de la mitad, 399. En el análisis de Barcelona, el Tribunal de Cuentas ha detectado anomalías en 25 adjudicaci­ones; en el Ayuntamien­to de Madrid solo ocho y con reparos de menor entidad.

En Barcelona, de 122 contratos fiscalizad­os, 22 incurriero­n en una tramitació­n «indebida, inadecuada o insuficien­te», y tres en una «defectuosa planificac­ión». En el caso de Madrid, seis de los ocho reparos han sido por defectos de planificac­ión y solo dos por entender el TCu que lo contratado no guardaba relación suficiente con la emergencia del Covid: unos 160.000 euros gastados en dos contratos para el diseño e instalació­n de un pebetero en homenaje a las víctimas de la pandemia.

Los 22 contratos tramitados de forma «indebida, inadecuada o insuficien­te» por el Ayuntamien­to de Barcelona costaron 5,4 millones de euros sin contar impuestos, lo que supuso un desembolso total de más de seis millones tras aplicarle el IVA correspond­iente.

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// EFE La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante un acto institucio­nal celebrado esta semana

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