Alemania irá al mercado para pagar las pensiones de los ‘boomers’ mientras España sube impuestos
► El seguro de pensiones alemán recibirá 10.000 millones de fondos federales en 2022 que invertirá en busca de liquidez ► En nuestro país se recurrirá a una subida del 0,6% en las cotizaciones desde 2023 y durante diez años
La mayor generación de trabajadores de la historia está a las puertas de la jubilación. En 2023 comenzarán a retirarse los nacidos entre finales de los años cincuenta y la década de los setenta, los que conforman en España ese batallón de once millones de personas que lleva años atormentando a todos los gobiernos por tratarse de un colectivo decisivo y numeroso y clave si de lo que se habla es de votos.
La llegada de este ‘ejército’ de pensionistas va a condicionar las finanzas públicas españolas pero también la de otros países europeos como Alemania, con un problema similar. Buscar soluciones para asegurar la sostenibilidad de las pensiones se ha convertido ya en algo urgente, aunque estas son bien distintas cuando se analizan las medidas que el Gobierno pondrá en marcha y las que está tomando Alemania. En España se recurre a lo más fácil, aumentar los impuestos al empleo, metiendo más presión a las empresas; en el país germano se buscará financiación en los mercados. Dos opciones distintas para un problema compartido.
El esquema para sostener las pensiones diseñado por Escrivá y pactado solo con los sindicatos está basado en un alza de la cotización del 0,6% a partir de 2023 y durante un periodo de diez años, y de ese porcentaje 0,5% lo pagarán las empresas y un 0,1% los trabajadores, decisión que no solo ha encendido los ánimos empresariales, también ha sido fuertemente cuestionado por el mundo académico, que entiende que el denominado mecanismo de equidad no mejora la sostenibilidad y empeora la equidad intergeneracional. Uno de los principales focos de conflicto está en el peso añadido que llevarán sobre sus espaldas las generaciones más jóvenes para afrontar los años de tensión financiera que tendrá el sistema debido al retiro de los ‘baby boomers’.
El diseño del ministro de Seguridad Social también ha encendido a las empresas, que llevan años denunciando cómo estos costes laborales están afectando a su competitividad y lastrando la creación de puestos de trabajo. Si se analizan los tipos de cotización, que es el porcentaje que se aplica a las bases para la obtención de las cuotas de la Seguridad Social, España está a la cabeza de la OCDE y con solo cuatro países por delante. Francia (35,9%), República Checa (33,8%), Italia (31,6%) y Suecia (31,4%) superan el 29,9% de España. Alemania, con un tipo del 19,9%, queda muy alejado de nuestro país.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la nueva ‘coalición semáforo’ alemana, que reúne a socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y Los Verdes, es planificar cómo se pagará la pensión a los ‘boomers’ a medida que se vayan jubilando. En el pacto de coalición aseguran que mantendrán el nivel de pensiones en el 48% del último sueldo (80% en España) y que no subirán las cotizaciones más del 20% en los próximos cuatro años. Tampoco tocarán la edad de jubilación, que seguirá aumentando progresivamente hasta los 67 años, igual que en España. Sí quieren obligar a más trabajadores a participar en el sistema público, eso sí, contemplan un recorte que denominan ‘factor de recuperación’, que disminuirá el alza de las pen
El mundo académico ha cuestionado la fórmula del ministro Escrivá por entender que no asegura la sostenibilidad del sistema
siones, aunque permanezcan ligadas al desarrollo salarial. Pero no es suficiente, ni de lejos, para cubrir la estabilidad a medio plazo del sistema, por lo que los partidos de la coalición han tomado una decisión tan innovadora como poco detallada: que el fondo de pensiones invierta en Bolsa.
En el texto del pacto de coalición se afirma que el seguro de pensiones alemán recibirá una inyección financiera de 10.000 millones de fondos federales en el próximo año, que invertirá en el mercado de capitales. «Este financiamiento parcial debe ser administrado profesionalmente e invertido globalmente como un fondo permanente por un organismo independiente de derecho público», según el acuerdo de gobierno. «Queremos una pensión de participación obligatoria basada en el modelo sueco», explica Johannes Vogel, portavoz de política de pensiones del grupo parlamentario liberal. Según detalla, el modelo sueco muestra cómo se puede invertir en acciones de bajo riesgo. «Sugerimos que aprendamos completamente de Suecia», señala
Modelo sueco de retiro
¿Y qué están haciendo los suecos? Introdujeron el llamado ‘fondo AP7’ en la década de los 90, que invierte íntegramente en acciones, principalmente a través de fondos indexados globales. A medida que se acerca la edad de jubilación para un sueco, sus acciones en el fondo se reasignan gradualmente a inversiones con menor riesgo. En
Suecia, la prestación de vejez basada en acciones ha sido una parte integral del sistema desde 2000: los empleados suecos pagan el 16% de su salario bruto en la pensión clásica de reparto y hay otro 2,5% que fluye obligatoriamente hacia productos basados en el mercado de capitales.
Martín Werding, profesor de Finanzas Públicas en la Universidad del Ruhr en Bochum, respalda científicamente este plan en un estudio, igual que los centros alemanes de asesoramiento al consumidor, que han tomado a los suecos como ejemplo al proponer una pensión extra. Sostienen que este modelo sustrae el fondo de pensiones de las manos de los gobiernos, tentados a menudo de utilizarlo para tapar agujeros, porque el hecho de que esté ‘protegido permanentemente a la propiedad’ para los ciudadanos significa que el Estado no tiene acceso a las contribuciones.
Otros expertos destacan que esta modificación en las pensiones supondrá un efecto de segunda ronda: el ahorro alemán girará hacia la inversión en acciones y ‘democratizará’ la inversión en Bolsa, «que ya no será solamente una cosa de expertos y ricos», explica el profesor de Finanzas de la
Universidad de Goethe de Fráncfort, Andreas Hackethal, para quien también es importante que este modelo permite obtener beneficios incluso durante la fase actual de bajos tipos de interés.
«Tendría más sentido invertir una pequeña parte de las contribuciones en el mercado de capitales de forma permanente», afirma Ute Klammer, director del Instituto de Trabajo y Cualificación de la Universidad de Duisburg-Essen. Alexander Ludwig, profesor de Finanzas Públicas en la Universidad de Fráncfort, aboga por reducir las pensiones y aumentar la edad de jubilación, y alerta de que si no es así los gobiernos tendrán que «financiar las brechas resultantes del envejecimiento de la población a través de impuestos», como ha ocurrido en España. A Ludwig le molesta otro aspecto: «El fondo planificado para el seguro de pensiones no debe ser administrado por el Estado, por muy independiente que sea la entidad, sino por el sector privado. No tengo un buen presentimiento cuando el Estado administra un fondo de pensiones de este tipo. No sabes qué desarrollos traerá el futuro; en caso de duda, los activos del fondo pueden no estar a salvo del Estado, ni siquiera en Alemania».
El hecho es que Alemania cuenta con un precedente exitoso, el Fondo para el Financiamiento de la Gestión de Residuos Nucleares, o Kenfo, una fundación federal con la que se financia el almacenamiento intermedio y final de los residuos radiactivos de las centrales. En 2017, los 25 operadores de centrales nucleares alemanas pagaron 24.100 millones al fondo. Desde entonces, el dinero ha sido invertido por el equipo directivo de la fundación con la CEO, Anja Mikus, al frente, una experta en inversiones con cargos en Allianz, Pimco y Union Investment. «Los últimos cuatro años han sido una historia de éxito para Kenfo», afirmó Mikus en la presentación de los resultados anuales de 2020. En general, según los valores de mercado de su cartera y restando los costes, el fondo obtuvo un beneficio hasta finales de mayo de 2.500 millones.