«No sirve aprobar leyes con derechos si no se plasman en la realidad»
► El portavoz de AJFV, experto en la materia: «Es muy necesaria la atención exclusiva»
El magistrado Jorge Fernández Vaquero es portavoz de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), la segunda más representativa entre los jueces españoles. Además, tiene amplia experiencia en esta materia porque ha trabajado durante muchos años en juzgados de Violencia sobre la Mujer en la provincia de Cádiz.
Apunta que la falta de medios «genérica y endémica» que arrastra la Justicia española es, sin embargo, «especialmente delicada» cuando se trata de hacer frente a la violencia de género.
«No se explica cómo es posible que las víctimas que residen en tantos sitios de España sin juzgados especializados reciban una atención diferente» que las de otras zonas donde sí los hay, explica este magistrado. Muchos de sus compañeros llevan tiempo denunciando esta discriminación geográfica, que provoca víctimas de violencia de género de primera y de segunda. Y es que, como este magistrado ha podido comprobar en primera persona y durante mucho tiempo, «los juzgados exclusivos mejoran la calidad de la atención» a las víctimas, ya de entrada porque el juez y todos los funcionarios de esos órganos están especializados y se dedican específicamente a ese tipo de asuntos, «lo cual en materia de violencia de género es muy necesario».
Con todo, para Fernández Vaquero el problema de fondo más importante es que este tema «se ha ideologizado», lo que provoca una «absoluta resistencia a admitir que hay aspectos de la Ley de Violencia de Género que no han funcionado adecuadamente».
Añade que «es indudable que hemos avanzado mucho en los últimos veinte años», pero recuerda que «de nada sirve aprobar leyes que reconocen derechos si luego no se plasman en la realidad por la falta de medios e inversión». E insiste en que «tampoco sirve de nada encastillarse en una determinada posición ideológica para no admitir que hay cosas que se pueden mejorar» para que la Justicia española responda más y mejor a las víctimas de violencia de género que recurren a ella. Con independencia de dónde vivan.