«Comer delante de las pantallas tiene un efecto muy negativo»
Según algunos estudios recientes, la obesidad infantil afecta a cuatro de cada diez niños entre 6 y 9 años, pero es un problema que también preocupa en la adolescencia. Concha Sánchez Pina, presidenta de la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria (Aepap), recomienda que los padres estén atentos al peso de sus hijos sobre todo «entre los 6 y 12 años, que es cuando se produce un rebote adiposo que es importante vigilar. La mayoría de los niños que se crían obesos serán adultos obesos, por eso es tan esencial estar atentos a un incremento de peso rápido y excesivo en su infancia y preadolescencia. En ningún momento, los padres deben creer que tener exceso de peso a estas edades les servirá a sus hijos para dar el estirón. Eso es un mito».
La presidenta de la Aepap advierte que la obesidad es una epidemia a nivel mundial y puede provocar en los niños que de adultos sufran problemas muy graves, como son los cerebrovasculares, metabólicos, exceso de grasa en el hígado, falta de movilidad... Reconoce que el confinamiento «ha sido un desastre para los niños, para la obesidad y la salud mental. Se ha dejado de hacer ejercicio y ha supuesto un incremento importante del índice de masa corporal en los niños y adolescentes que han engordado por esa falta de actividad física y mayor conexión a las pantallas. Afortunadamente, la vuelta al colegio y a su actividad física ha producido una reducción del índice de masa corporal que, en muchos casos, ha permitido que estos menores recuperen su peso habitual».
Para los niños que no pierden peso recomienda, en primer lugar, evitar comer delante de una pantalla porque si lo hacen «están concentrados en lo que aparece en ella y pierden la noción de la cantidad que comida que ingieren. Además, desgraciadamente, se suele optar por comidas como palomitas, patatas fritas... que provocan un incremento de peso más rápido. Por otro lado, las pantallas evitan que interactuemos con los niños y en los más pequeños se produce un retraso en el habla porque la desarrollan menos. Es decir, engordan, aprenden más tarde a hablar y lo hacen peor. Es importante apagar las pantallas para que hagan ejercicio, se relacionen y hablen».
Exceso de proteína
También aconseja a los padres que estén atentos para evitar que los niños coman por aburrimiento y, «aunque en general está mejorando mucho la concienciación hacia una alimentación saludable, todavía se hace un abuso de la proteína. Se tiende a poner en la comida carne y en la cena pescado. Las proteínas hay que tomarlas, pero una vez al día».
Con vistas a la Navidad, recomienda evitar «que los niños se den atracones de comidas hipercalóricas como pueden ser los turrones, helados... Hay que propiciar ante todo ensaladas, verduras y frutas en los menús navideños para que los niños coman más sano. Y después de las comidas dar un paseo con los adultos de, al menos, media hora».