Cómo ayudar a los jóvenes a llevar una alimentación sana
Con frecuencia leemos noticias sobre las alarmantes cifras de sobrepeso y obesidad de nuestros jóvenes españoles. ¿Cómo es posible que, disfrutando de la posibilidad de llevar un patrón de dieta mediterránea, que es un modelo de salud, sabor y sostenibilidad ambiental, nuestros jóvenes no lo sigan? ¿Cómo ayudarles a llevar una alimentación y un estilo de vida saludables?
En la educación nutricional y gastronómica que reciban, puede estar la respuesta. Además de la actividad física apropiada, que debe ir indisolublemente unida a la alimentación saludable. Es cierto que cada vez es más frecuente encontrar nociones de alimentación saludable en los libros de texto (aunque no de gastronomía, por cierto). Y es bueno que adquieran estos conocimientos en el colegio; pero, sin duda, es la práctica la que hace maestros.
La familia puede ser un canal excelente para promocionar de forma real una alimentación saludable. En cuanto los chicos adquieren una cierta autonomía, es bueno involucrarles en todas las actividades relacionadas: planificar y hacer la compra, colocarla en casa, enseñarles recetas saludables, sabrosas, de nuestra riquísima e inigualable gastronomía española, y otras opciones saludables y respetuosas con el medio. Enseñarles a gestionar los restos de comida, preparar recetas de aprovechamiento y evitar los desperdicios, es igualmente fundamental en este aprendizaje.
En una sociedad bombardeada y saturada de virtualidad –vidas paralelas en las redes, con móviles, tabletas, ordenadores– , algunas de las pocas actividades que se tienen que seguir realizando de forma presencial están relacionadas con la alimentación. Y enseñar a nuestros jóvenes a cocinar y a comer de forma saludable es, sin duda, una oportunidad tanto para mantener un óptimo estado de salud, como para favorecer las buenas relaciones familiares.