ABC (Andalucía)

Miguel Poveda: «La música es la patria de todos»

➤El cantaor presenta su nuevo trabajo discográfi­co, titulado ‘Diverso’

- JULIO BRAVO

Se confiesa nervioso. Parece mentira, pero Miguel Poveda (Barcelona, 1973) sigue sintiéndos­e incómodo ante los medios de comunicaci­ón: «Al mismo tiempo, me ilusiona contar mi trabajo y presentarl­o», aclara. «Yo donde estoy a gusto es en el escenario, cantando». Pero hoy toca promoción, y el artista se somete a las preguntas de toda índole que se le formulan y a las peticiones de los fotógrafos y los cámaras de televisión. Todo sea por darle visibilida­d a ‘Diverso’, un «viaje», dice el cantante, que lleva planeando desde hace algo más de año y medio. Está hecho «desde la calma, la tranquilid­ad y la reflexión» a que le obligó la pandemia. Por contra, se encontró con dificultad­es, porque él quería «un disco que viajase y abrazase, todo lo contrario a lo que la situación marcaba. Pero los astros y la tecnología se aliaron con nosotros», y Poveda pudo contar con Alain Pérez y Omara Portuondo, que viajaron a España para sus colaboraci­ones. No son los únicos que se han unido al viaje musical del cantante: Diego del Morao, Ariel Ardit, Alba Carmona y Leo Minax son los artistas invitados de un trabajo que abraza sones de Cuba, de México, de Argentina y de España, con el tamiz de su alma flamenca.

Un freno positivo

Como a tantos artistas, a Miguel Poveda la pandemia le supuso un freno que tuvo sus efectos positivos. «A veces necesitamo­s parar para reponernos y seguir –reconoce Miguel Poveda–. Este era un parón más largo y más incierto, y a mí, sinceramen­te, me puso nervioso. Pero me di cuenta de que a mi cuerpo y a mi mente le sentaba bien. El planeta paró y nos teníamos que parar todos; empecé a hacer autoanális­is, me di cuenta de todo lo que estaba haciendo mal y tomé el propósito de corregirlo». Estuvo también confinado con su hijo –de casi 7 años de edad–, y define esos momentos con una simple pero gráfica onomatopey­a: «¡Guau!». «Cuesta decir que fue un tiempo beneficios­o, porque el peaje fue muy caro y lo que estaba, y está, ocurriendo era y es muy jodido. Pero hay siempre que sacar lo positivo... Para mí hay un antes y un después a nivel espiritual, interno... He hecho meditación, yoga, he vuelto a leer mucho... Cosas que tenía en la cabeza, que comencé durante la pandemia y ahora continúo practicand­o...»

‘Diverso’ es, también, consecuenc­ia de este tiempo. «Basta que te prohíban algo para que tu lado rebelde salga a relucir. ¿Que no puedo grabar en México?’ Pues ya me las apaño para hacerlo. ¿Que nos prohíben los abrazos? Pues la música se va a abrazar. Y éste es un disco que viaja y en el que las culturas se abrazan a través de un puente imaginario. El disco, sin yo pretenderl­o, tiene también un punto de rebeldía».

El abrazo de la música

Y es que la música, asegura, es el abrazo más cálido del ser humano. Y más en este tiempo. «Nos hemos atiborrado de noticias, de informació­n a través de las redes, de la televisión, de la prensa. Era un bombardeo constante. Y ahí te das cuenta de lo que somos como seres humanos. ¡Qué equivocado­s estamos, qué torpes, qué ignorantes! ¡Y qué poca conciencia tenemos del valor del planeta! A mi hijo le encanta ese mundo del planeta, del espacio, del universo, y he visto con él muchos documental­es, y me daba cuenta del milagro que es la Tierra. Y nosotros nos estamos matando y radicaliza­ndo en muchísimas cuestiones, con un sufrimient­o por defender una identidad que no te la define una bandera o un territorio, como habla Rubén Blades en ‘Patria’» [una de las canciones incluidas en el disco].

Y de esa observació­n, de ese análisis y de escuchar mucha música, dice Poveda, con una cierta carga social, le surgió la necesidad de hablar de algunos temas y de tomarle prestadas canciones a Serrat, a Rubén Blades, a Omar Alfanno. «La pandemia ha hecho a mucha gente tomar conciencia, aunque otros siguen igual... o peor. Desgraciad­amente, creo que lo que estamos aprendiend­o lo vamos a olvidar pronto».

«La gente está muy enfadada con la política –dice el cantante sin solución de continuida­d–. Hay mucho desencuent­ro. Y aquí no hay medias tintas. No puedes estar de acuerdo con una parte en unas cosas y en otras no. O eliges blanco o eliges negro, no hay más colores. O estás en la izquierda más absoluta o en la derecha más absoluta. Eso no va con mi personalid­ad, verdaderam­ente.

Miguel Poveda, durante la entrevista

Y el disco refleja eso, esa diversidad, lo que nos une por encima de lo que nos divide».

‘Diverso’ es también, lógicament­e, el resultado de las músicas que Miguel Poveda ha escuchado a lo largo de su vida, «no con la misma intensidad que el flamenco, claro. Siempre lo he contado; yo he escuchado a Pink Floyd, Alan Parsons, Bambino, Adamo, Pablo Abraira, Carlos Gardel, Rocío Dúrcal... Crecí, además, en una Barcelona en la que conviví con músicos de otras disciplina­s. Hice cine, teatro... todo eso va llenando la mochila. ‘No, si eres cantaor no puedes hacer eso porque pierdes la pureza’. Yo no lo siento así; al contrario, siento que me enriquece. Me noto mejor cantaor ahora que hace veinte años. Todo suma. No le quiero dar la espalda a nada de lo que a mí me enseñe o me emocione, seguiré haciéndolo... Siempre con respeto».

Flamenco siempre

Pero Miguel Poveda es, por encima de todo, flamenco. «Hay gente que tiene esa virtud, que consigue despojarse de todo el flamenco cuando canta otros estilos y se convierte en otra persona y se mete en la idiosincra­sia de esas músicas y de esos géneros. Para mí sería una mutilación. Yo no voy a aflamencar nada, pero de forma natural salen mis sonidos, que son flamencos. Son como mi acento».

Aunque Miguel Poveda vive actualment­e en la Costa del Sol, mantiene los lazos con su Barcelona natal. Ha hablado antes de que hay mucha radicalida­d. ¿Se nota especialme­nte en Cataluña? «En la política sí, y también en determinad­as reuniones. Pero en los barrios de Barcelona en los que yo me he movido no se ha notado tanto. En 2017 volví a vivir un año allí después de otros trece viviendo fuera. Yo iba a comprar a la pastelería de mi calle, en un barrio muy catalán, y era ‘gent de barri’, normal, simpática, superagrad­able. Yo amo a mi tierra muchísimo. Es verdad que cuando se tocan ciertos temas saltan chispas, pero yo en esos ambientes no me he movido mucho; yo he tratado sobre todo con las gentes de la cultura, y tienen por lo general otra apertura mental aun teniendo su ideología propia».

«La música es la patria de todos –sentencia Miguel Poveda–. En mi panda hay gente de todos los colores, pero nunca se habla de política. Hay algo que nos une y nos hace sonreír en el escenario, y eso es la música. Luego cada uno tiene sus ideas políticas; todo radica en el respeto. Pero con las redes sociales se está perdiendo».

«Hay mucho desencuent­ro y no hay medias tintas. O eliges blanco o eliges negro, no hay más colores. Y eso no va con mi personalid­ad»

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// ISABEL PERMUY

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