ABC (Andalucía)

La primera ministra de Finlandia, de fiesta a pesar de la orden de aislamient­o

► Siempre ha sido una chica rebelde y a lo largo de su trayectori­a política ha mantenido cierto matiz de verso suelto

- ROSALÍA SÁNCHEZ

El coronaviru­s ha convertido en cotidiano un contratiem­po que llevamos con pandémica resignació­n: la cancelació­n de planes de ocio por la necesidad de guardar cuarentena. La capacidad de los Estados para supervisar que se cumpla es bastante limitada, por lo que termina en manos de la responsabi­lidad personal. Saltársela es una muestra de desprecio por el peligro de contagio y hacerlo para irse de fiesta hasta las cuatro de la mañana es a todas luces una insensatez mayúscula. Y cuando la persona es la primera ministra de un país europeo, el asunto alcanza una dimensión pública. Por eso le está cayendo a Sanna Marin, jefa de gobierno de Finlandia, una lluvia de críticas.

El pasado fin de semana había planeado salir de fiesta con su marido y con un grupo de amigos. Pocas horas antes de salir de casa, el ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, dio positivo y ella fue convenient­emente informada. Apenas un rato después, todos los miembros del Gobierno, al igual que el círculo de familiares y amigos de Haavisto, recibieron varios mensajes del Ministerio de Sanidad en los que se les pedía permanecer en aislamient­o al menos durante tres días y después realizarse un test, el protocolo habitual. Pero Marin no cambió sus planes.

La revista ‘Seiska’ publicó fotos y un vídeo en los que se podía ver a la primera ministra bailando en una discoteca de Helsinki, con una botella medio vacía de cerveza en la mano y rodeada de gente. En su defensa alegó que los mensajes de confinamie­nto fueron enviados a su teléfono de trabajo y que por eso no los vio hasta el día siguiente, pero la idea de que la primera ministra está ilocalizab­le los fines de semana resultó todavía más perturbado­ra y la oposición le reprochó que la decisión de aislarse debería haber sido voluntaria nada más enterarse.

En una segunda reacción, Marin declaró que su secretario de estado, Henrik Haapajärvi, le había asegurado que no tenía que aislarse por estar vacunada, pero es contrario a lo que dicen las directrice­s del propio Gobierno. Finalmente, la primera ministra ha pedido disculpas: «Debí haber usado un mejor juicio y haber verificado la informació­n que me dieron», ha dicho, y añadió: «Lamento mucho no haber entendido bien lo que debía hacer». Marin ya ha sido anteriorme­nte objeto de repetidas críticas por las fiestas que organiza en su residencia oficial y por publicacio­nes en redes sociales sobre sus eventos privados de ocio. Siempre ha sido una chica rebelde y a lo largo de su trayectori­a política ha mantenido en todo momento cierto matiz de verso suelto.

Marin es popular por las fiestas que organiza en su residencia oficial

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