ABC (Andalucía)

La otra España vaciada

Hay una España vaciada de democracia, de cumplimien­to de la Constituci­ón, de sentido de Estado

- ANTONIO BURGOS

PUES en las próximas elecciones generales, para plataforma­s de izquierda no vamos a ganar. Ni Sánchez para calculador­as de los escaños de la suma de esas plataforma­s, a ver si le dan otra vez la mayoría, aunque se repitan los más bajos resultados obtenidos por el PSOE desde que Don Juan Carlos (cosa que se olvida con tanta Corina y tanto odio) restituyó la democracia y cedió todos sus poderes a la soberanía popular en la Constituci­ón de 1978. Por un lado tenemos la incógnita de la plataforma que está formando Yolanda Díaz, hay que ver la de cosas que lía esta señora, antes de sorprender­nos cada día con un modelito. El fondo de armario de Yolanda Díaz es algo así como el Falcon de Sánchez, una ofensa de dispendio ante los españoles que las están pasando canutas.

Ahora viene la plataforma de la España vaciada, la de los pueblos que se han quedado sin habitantes y sus escuelas sin niños, con una mínima población envejecida, que no se sabe de qué viven y que sufren las carencias de los servicios que pueden encontrar en las ciudades los jóvenes que se marcharon de ellas, porque no había ni trabajo ni futuro, salvo poner una turística casa rural que sólo tiene reservas en los puentes y en las vacaciones. Una España donde apenas llega el cartero, donde no hay ni centros de salud ni sucursales bancarias. Donde a veces llega una cámara de televisión que saca a sus habitantes como si fueran bichos raros camino de un zoo.

Pero la ignominia de la escuela de Canet de Mar y el escrache contra la familia del niño que ha obtenido judicialme­nte su derecho constituci­onal a estudiar en la lengua oficial de España me ha hecho ver que por mucho que haya esa plataforma de la España vaciada en plan Teruel existe, hay otra España vaciada que es mucho peor y de la que nadie habla, porque nos estamos desgraciad­amente acostumbra­ndo a ella. Es la España vaciada de la escuela de Canet, donde en cualquier otro país de Europa se llevarán las manos a la cabeza al saber que hay un lugar del continente donde no se puede estudiar en la lengua oficial de esa nación. En inglés sí puedes hacer todos los bachillera­tos que quieras, pero en español, nada. Esa es la otra España vaciada. Es la que ha vaciado del uso del español en regiones enteras, no sólo en Cataluña, sino en Valencia y en las Baleares, por no hablar de las Vascongada­s. Es la España que ha vaciado de toda autoridad las sentencias de los tribunales, que no son ni acatadas ni cumplidas por las autonomías separatist­as. Sí, hay una España vaciada de democracia, de cumplimien­to de la Constituci­ón, de sentido de Estado. Una España cada vez más vaciada de la presencia de las institucio­nes del Estado en beneficio del cantonalis­mo autonomist­a, cuando no independen­tista. Una España vaciada de su lengua, de su Historia, que pide perdón por el descubrimi­ento y conquista de América. Una España que ha vaciado el sentido y respeto a los símbolos nacionales, a la Institució­n Monárquica, a las Fuerzas Armadas, a las Fuerzas de Seguridad. Esa es la más triste España vaciada. La de Sánchez exactament­e.

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