ABC (Andalucía)

Mira quién viene de visita

Yolanda Díaz ha preparado la pista de aterrizaje en las próximas elecciones; ya tiene la bendición papal

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

CUANDO hace unas fechas me enteré de que Yolanda Díaz había decidido visitar al Papa se despejaron mis dudas: está claro que la vicepresid­enta segunda del Gobierno está decidida a plantar cara a Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales, capitanean­do un frente ‘transversa­l’ que vaya de la extrema izquierda, donde milita, al mismísimo sucesor de San Pedro en el Vaticano. Que, además, resumiese su audiencia con el Papa como «muy emocionant­e» nos permite advertir que va a usar las mismas armas de Sánchez: la osadía, la falta de escrúpulos a cuantos y cuantas se presten a sus manejos. En pocas palabras, que Sánchez debe de andarse con muchísimo cuidado pues se trata de una señora de armas tomar.

No es la primera izquierdis­ta española que visita al Papa Francisco. Le visitó también, ocupando una vicepresid­encia del Gobierno, Carmen Calvo, pero a aquella señora no se le hubiera pasado nunca por la cabeza disputar la residencia a su jefe. Su inocencia llegaba al extremo de haber dicho que «el dinero público no es de nadie», que, desde luego, no se le ocurre ni a un niño de Primaria. Aparte de ser socialista, mientras Yolanda Díaz es comunista, aunque visto cómo se las gasta parece que es de quienes piensan que todo vale para lograr la revolución.

Para la visita sustituyó esos vestidos último modelo, más encarnados que una puesta de sol, que suele usar en sus aparicione­s públicas, por otro de seda negra brillante y camisa blanca de gran lazo a modo de corbata. Y sus regalos a Francisco fueron una estola hecha por las Carmelitas Descalzas de Alcalá de Henares con residuos plásticos, «dada la preocupaci­ón común con el ecologismo», y una antología de los poemas gallegos de Rosalía de Castro, en recuerdo de los gallegos que emigraron a Argentina, aunque el apellido del Papa indica que sus antepasado­s fueron italianos. Pero estos despistes se les perdonan a las vicepresid­entas españolas.

La entrevista duró cuarenta minutos y la portavoz de la Moncloa la calificó como inscrita en la «absoluta normalidad». ¿Qué otra cosa podía hacer si Pedro Sánchez visitó hace poco al Sumo Pontífice? Mientras la vicepresid­enta primera del Ejecutivo, Nadia Calviño, advertía que ella también lo había hecho, y dos veces además. Esta mujer está dispuesta a defender al Gobierno dónde sea y cómo sea.

¿Ha logrado la dirigente populista, militante del PCE, cambiar algún voto con esta visita al Vaticano? Lo dudo mucho. Pero desde luego sí que ha preparado la pista de aterrizaje en las próximas elecciones generales. Ya tiene la bendición papal. Así puede ganar votos hasta de Vox. «Y luego me dicen que el catolicism­o retrocede en España», debe de pensar el Papa Francisco.

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