El PC chileno vela armas para llegar al poder de la mano de Gabriel Boric
El veterano partido confía en imponerse a los jóvenes e inexpertos asesores del candidato de la izquierda unida
La ultraizquierda chilena, representada por el Partido Comunista y otros grupos menores, pero que están presentes en el pacto Apruebo Dignidad que lo respalda, terminará siendo uno de los grandes problemas que deberá sortear el candidato Gabriel Boric para llegar a la presidencia el próximo domingo.
Si bien Boric ha intentado dar certezas de que es él quien resuelve las directrices y políticas de su candidatura, diversos dirigentes han hecho evidentes sus diferencias y han puesto al candidato en aprietos.
A esto se suma la juventud de casi todos los asesores del diputado frenteamplista, que no superan los 40 años y que nunca han estado en cargos de poder. Es más, muy pocos han alcanzado un cargo oficial en los últimos 10 años y solo en las últimas elecciones de mayo pudieron instalarse en alcaldías importantes como Santiago, Maipú y Viña del Mar.
«El día que se tuerza un milímetro de su programa, me van a tener a mí el primero en la línea de denuncia», señaló hace algunas semanas el edil comunista Daniel Jadue, quien se enfrentó a Boric en las primarias presidenciales del pacto y perdió ante él por una diferencia de casi 400.000 votos. Pocos días después, el PC emitió un comunicado celebrando las rechazadas elecciones presidenciales en Nicaragua.
Estos dos episodios evidencian esa tensión que se cierne sobre un eventual gobierno de izquierda, donde el PC tiene la mayor representación parlamentaria (dos senadores y 12 diputados) y que arrastra una larga historia de vinculación con las dictaduras de Cuba y Venezuela, con las cuales Boric también ha expresado su desacuerdo.
Boric salió al paso de ambas situaciones señalando que «no hay espacio para amenazas» por parte de sus aliados y, respecto de Nicaragua, dijo que «en nuestro gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste». Además, obligó a los comunistas a retractarse, tanto que el timonel de esa colectividad, Guillermo Tellier, debió afirmar por Twitter que «la política exterior en el gobierno de Apruebo Dignidad será responsabilidad de Gabriel Boric. El PC acatará, aunque se expresen diferencias».
Para el analista político Gonzalo Müller. «el gran problema de Boric es el PC y sus satélites y, como lo intuye, creo, va camino de romper con ellos. Si llegaran al poder y el PC se queda en él, habrá mucha tensión». Una visión similar tiene el analista Alfredo Joignant, quien afirma que el problema no es el candidato sino su entorno. «Esto va a terminar mal. El PC de hoy no tiene nada que ver con el del pasado; es duro, edulcorado con un lenguaje feminista, pero la palabra socialdemocracia no está en su vocablo y eso le plantea un problema serio a Boric. Creo que van a terminar rompiendo», sentencia.
La historia del PC chileno es disparar. Si bien ha estado en el poder en dos ocasiones en calidad de partido minoritario (durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, y luego en el de Michelle Bachelet en su segundo período), tiene un pasado revolucionario. En el régimen militar tomó el camino de las armas con el grupo terrorista Frente Patriótico Manuel Rodríguez, pero al devenir la democracia lo abandonó. Un grupo de activistas se descolgó y siguió realizando acciones violentistas como FPMR Autónomo hasta 1999.
Compañeros de protesta
Hoy se señala que el comunismo chileno afronta una lucha interna entre las posturas más duras y otras moderadas. De cuna comunista son también algunos de los miembros del partido Comunes, que tienen bastante presencia en el comando de Boric, como la diputada Claudia Mix y la dirigente poblacional Doris González, quien ha calificado a Nicolás Maduro como el «presidente de la Patria Grande».
Otras colectividades que conforman el pacto Apruebo Dignidad, tales como Unir y Fuerza Común, y cuyas caras visibles son el diputado Marcelo Díaz, la electa diputada Lorena Fries y el miembro de la Convención Constitucional Fernando Atria, «son exsocialistas que fueron los primeros en dar un paso y tender un puente entre el PS y el FA», dice Müller.
La mayoría de los asesores de Boric son compañeros de la protesta universitaria que complicó el primer gobierno de Sebastián Piñera en 2011. Esos exdirigentes estudiantiles llegaron a diputados, entre ellos, Giorgio Jackson, Gonzalo Winter y Miguel Crispi de Revolución Democrática, Jorge Ibáñez de Convergencia Social (partido de Boric) y las comunistas Vallejos y Cariola. A todos ellos Michelle Bachelet los catalogó ‘hijos de la Concertación’ cuando conformaron el Frente Amplio como referente critico de los gobiernos de esa coalición.