ABC (Andalucía)

La difícil vuelta atrás de Macarena Olona como candidata de Vox a la Junta

▶ El partido no quiere desvelar quién optará a San Telmo hasta la convocator­ia electoral

- ROMUALDO MAESTRE

Olona, 42 años, licenciada en Derecho, abogada del Estado, es ya la candidata ‘oficiosa’ de Vox para las próximas autonómica­s andaluzas. Sin estar aún decidido con el sello oficial del Comité Ejecutivo Nacional de la formación de Santiago Abascal, ya es muy difícil, no imposible, una vuelta atrás. Ahora mismo no tiene competenci­a alguna, sin otra alternativ­a mejor del partido, ni dentro ni fuera de Andalucía. Vox apostaría de esta manera por un peso pesado de la organizaci­ón —secretaria general del grupo parlamenta­rio en el Congreso de los Diputados y segunda portavoz— para optar al Palacio de San Telmo. La militancia, incluidos los actuales 11 diputados, verían con agrado que Olona encabezara la opción ‘verde’. Saben de sobra su tirón mediático y la posibilida­d de subir el listón numérico después de una legislatur­a en la que han cabido a un portavoz por año, algo francament­e inusual y desconcert­ante.

La ‘soldado’

Ella está pendiente del visto bueno de Madrid y asume como «soldado», la definición es suya, el destino donde le manden. Para Olona Andalucía no es una tierra ni desconocid­a ni incómoda. De madre y abuela jiennenses, tiene familia en Granada, de donde es diputada en las dos últimas generales. Asume su papel de ser, —las encuestas le son muy favorables—, la primera en dar un salto cualitativ­o y de riesgo: podría tener responsabi­lidades de gestión si Juanma Moreno no obtiene la mayoría suficiente para gobernar en solitario y Ciudadanos no suma lo suficiente. Andalucía optaría a ser de esta manera el primer experiment­o de cogobierno entre PP y Vox. Un laboratori­o donde ensayar si las dos derechas pueden llegar a entenderse para pensar luego en un ámbito nacional.

La más que posible candidatur­a de Macarena Olona es algo que no pasa desapercib­ido ni a izquierda ni a derecha. Para los primeros porque será el revulsivo del ‘miedo a la extrema derecha’ para combatir la abstención, esos 400.000 votos del PSOE que se quedaron en casa el día que los socialista­s sintieron estupefact­os cómo perdían 37 años seguidos de poder. Para el PP-A, acostumbra­dos a un Vox bisoño y sin pulso propio, Olona es otra cosa. Curtida en el País Vasco como abogada jefe del Estado entre 2013 y 2017, allí puso los puntos sobre las íes en la defensa de guardias civiles y policías nacionales en un territorio ‘hostil’ a todo lo que no sea nacionalis­mo euskaldún. Fue destituida por el Gobierno de Rajoy en su cargo, dicen que por presiones del PNV, y trasladada a la secretaría general de Mercasa en agosto de 2017. Allí esclarecía un pago de ‘mordidas’ millonaria­s y sobrecoste­s en contratos en el extranjero. Ahora mismo, al PP andaluz, tenerla de competidor­a por su derecha podría crearle un serio problema para optar a una mayoría holgada. Por otro lado, les favorecerá para centrar más su discurso político.

‘Estirar el chicle’

La ‘expectativ­a Olona’ hace posible que el partido haya decidido explotarla: no se conocerá oficialmen­te el candidato hasta que el presidente de la Junta no anuncie la fecha donde los andaluces tendrán que acudir a las urnas. De esta manera le permite ‘estirar el chicle’ Olona sí, Olona no, y de camino cerrar a la vez las listas provincial­es. No quieren líos ni de nombres, ni de orden que enturbien la disciplina interna de la que presumen. Se sabrá casi todo a la vez, señalan fuentes cercanas a la dirección. Macarena Olona, alicantina de nacimiento, desembarcó en la ‘vida política’ andaluza casi por causalidad. Fue el 28 de febrero de este año donde en Sevilla —organizado por el jefe provincial de Vox, el joven economista Javier Cortés—, dio un mitin bajo el nada sospechoso título de ‘El fracaso de las autonomías’. Muchos analistas dedujeron por la fecha, nada baladí, que Olona era la posible candidata para sacudir el adormecido panorama andaluz de Vox, donde es muy difícil delimitar donde empiezan las iniciativa­s propias y los riesgos de que Madrid les tachen de pisar una línea roja hacia una baronía regionalis­ta, enemigo número uno junto a crear juventudes. Pero el Día de Andalucía y el mitin fue simplement­e un ajuste de agenda; Olona no tenía otro domingo libre. A partir de ahí rodó una bola de nieve que no ha parado de crecer y donde ella se ha sentido arropada cada vez que ha cruzado Despeñaper­ros.

La última vez en Lepe. Allí, para asombro de incrédulos, citó como ejemplo de comportami­ento ético frente a los comunistas actuales a Julio Anguita. Olona no sigue sino la estrategia marcada por el partido de abandonar la línea más liberal para centrarse en la social. Aquí va incluido su sindicato Solidarida­d. «En los barrios acomodados nos aplauden mucho, pero luego votan al PP», afirma Kiko Méndez Monasterio, uno de los considerad­os ideólogos de Vox. Han aprendido del lepenismo francés que sus votantes están en las barriadas del extrarradi­o, donde más se sufre el paro, la inmigració­n ilegal, la droga o los okupas. Para Vox la campaña ya ha empezado y no pierden ocasión para hacerse notar, con una línea dura y radical que los diferencie. Fuentes oficiosas hablan incluso de que Olona ya busca piso en Sevilla.

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// MANUEL GÓMEZ El último acto de Olona en Sevilla fue el 12 de octubre, día de la Hispanidad

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