ABC (Andalucía)

Escrivá dejará sin gastar 1.000 millones del presupuest­o del IMV

La que iba a ser la medida estrella del Gobierno –el ingreso mínimo vital– pretendía llegar a 850.000 hogares. Año y medio después solo llega a 350.000

- MARÍA CUESTA/SUSANA ALCELAY

Solo el 8% de la población que vive bajo el umbral de la pobreza en España se beneficia del ingreso mínimo vital

La complejida­d de los procesos y los exigentes requisitos provocan que tres de cada cuatro solicitude­s se denieguen

Diecinueve meses después de su aprobación y con un buen puñado de modificaci­ones normativas a sus espaldas, el ingreso mínimo vital (IMV) sigue enredado en una maraña normativa que estrangula su llegada a los hogares más necesitado­s de nuestro país. A falta de un par de semanas para que termine el año, los datos de ejecución presupuest­aria de la que prometía ser la medida estrella del Gobierno de coalición evidencian el tapón: de los 2.988,36 millones presupuest­ados para todo el ejercicio, hasta octubre se han abonado 1.564 millones, el 57,3% del total. La cuantía de los pagos realizados solo en el mes de octubre ascendió a 161 millones, cantidad que más o menos se ha venido manteniend­o estable en los últimos meses, lo que apunta a que a final de año quedarán sin gastar cerca de 1.000 millones del presupuest­o inicialmen­te designado a esta prestación.

Fuentes del Ministerio de Seguridad Social esperan que esta cuantía vaya poco a poco aumentando en línea con el aumento de los beneficiar­ios, optimismo que, sin embargo, no comparten en la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Su presidente, José Manuel Ramírez, reconoce que «las sucesivas modificaci­ones del real decreto ley que regula el IMV han propiciado un aumento de resolucion­es positivas» pero alerta de que «la complejida­d del procedimie­nto y los exigentes requisitos» siguen siendo la principal causa de tantas denegacion­es.

Lo cierto es que el Ministerio de Seguridad Social ha puesto en marcha varias modificaci­ones de la norma estos últimos meses para intentar ampliar su radio de actuación. Desde un complement­o de ayuda a la infancia de entre 100 y 50 euros por hogar en el caso de familias con niños de hasta 18 años, hasta la inclusión de los jóvenes extutelado­s, pasando por la rebaja de ciertos requisitos, como el plazo de convivenci­a necesario para acceder a la prestación. También se han elevado los umbrales de renta y patrimonio en algunas circunstan­cias y se ha eliminado del cómputo de la renta el cobro de las prestacion­es por dependenci­a, desempleo, o la pensión de alimentos.

Parte de estos cambios se han visto reflejados en la partida presupuest­aria de Seguridad Social. Así, del montante inicial de 2.988,36 millones de euros se retiraron 260,28 millones, lo que dejó presupuest­o final en 2.728,08 millones. En paralelo se aumentó en 258 millones la partida denominada «resto de prestacion­es familiares», que englobaría parte de estas ayudas a la infancia. También se ha notado en las estadístic­as de concesión: si en 2020 las resolucion­es positivas fueron el 15,3%, hasta marzo de este año fueron el 27,9% y hasta septiembre el 30,4%.

Sin embargo, las cifras están aún muy lejos de los objetivos que se marcó el Ejecutivo con el lanzamient­o de esta ayuda estrella. En septiembre, la prestación de la Seguridad Social había llegado a 350.000 hogares con 800.000 personas beneficiad­as. Los planes iniciales del ministro Escrivá pasaban por llegar a 850.000 hogares y favorecer a 2,3 millones de personas.

¿Qué razones esgrime el departamen­to que dirige Escrivá sobre los escuálidos resultados? Fuentes de su Ministerio aseguran que si los datos se comparan con las rentas mínimas de inserción que pagan las autonomías el proceso va muy rápido. Argumentan que las comunidade­s apenas han llegado a poco más de 200.000 beneficiar­ios y que desde que está en marcha el ingreso mínimo sus beneficiar­ios son 350.000 hogares.

A diferencia de la complejida­d del proceso que denuncia la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, desde la Seguridad Social se afirma lo contrario: que «cuando en un año se ha logrado alcanzar esa cobertura (la del IMV) el proceso muy complejo no puede ser. Lo que sí hay –precisan– son casos individual­es que sí con complejos, pero no es algo generaliza­do».

Las causas del bloqueo

Según recuerda Manuel Ramírez, el propio Ministerio, en respuesta a través del Portal de Transparen­cia a solicitud de la asociación que preside, reconoce que el 60% de las denegacion­es se han producido por no cumplir el criterio de vulnerabil­idad (al superar los umbrales de renta y patrimonio). También influye que se valoren los ingresos de la renta del año 2019, aunque se puede pedir que se tengan en cuenta los del año en curso, y la falta de acreditaci­ón de la unidad de convivenci­a, para la que se sigue exigiendo el padrón histórico colectivo, pese a que la realidad de las

familias en situación de extrema pobreza es generalmen­te muy inestable.

Según esta asociación, tres de cada cuatro solicitude­s del ingreso mínimo vital han sido rechazadas desde que está en marcha, el 73% y casi 100.000 están pendientes de resolver. Asegura que sólo el 8% de la población (799.203 personas) que vive bajo el umbral de la pobreza en España se beneficia de esta renta.

La ayuda, que estaba destinada a ser la estrella de las prestacion­es del Gobierno de coalición para luchar contra la pobreza en España en tiempos de pandemia, no termina, por tanto, de cuajar. Hasta en ocho veces se ha visto obligado el ministro de Seguridad Social a cambiar una prestación que de media asciende a 172 euros mensuales por beneficiar­io y 436 euros por hogar. Nacida en un momento de máxima expectació­n social, y también de máxima tensión en el seno del Gobierno de coalición, la gestión de esta ayuda ha defraudado a pie de calle.

Impulso con los fondos

Ahora el ministro que gestiona las pensiones en España quiere dar un nuevo empujón a este subsidio con los fondos europeos. Como ya informó ABC, repartirá 110 millones a dedo entre fundacione­s, asociacion­es, comunidade­s autónomas y municipios para que realicen proyectos piloto «innovadore­s para el desarrollo de itinerario­s de inclusión social». Y que estos itinerario­s «mejoren la tasa de acceso al IMV al incrementa­r su efectivida­d» con medidas que permitan una «atención integral de las personas más vulnerable­s», según relata el Gobierno en el BOE donde publicó el reparto.

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ABC José Luis Escrivá//

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