El IEE advierte de que la política fiscal alienta la fuga de capitales
«En 2020 y 2021 la mayoría de las economías desarrolladas ha congelado gran parte de sus figuras fiscales y mejorado el Impuesto sobre Sociedades. España, con sus subidas de impuestos, está nadando a contracorriente». El informe ‘Competitividad Fiscal 2021’, que elabora la consultora Tax Foundation y que clasifica los países según el apoyo de sus sistemas fiscales a la competitividad de la economía, justifica así la caída de España al puesto 30 de 37 de las economías con el marco fiscal más atractivo del mundo.
Según el Instituto de Estudios Económicos (IEE), este retroceso no es una mera cuestión formal sino un síntoma preocupante, que anuncia problemas para atraer inversiones extranjeras y riesgos de deslocalización de inversiones y de empresas, especialmente de aquellas sometidas a competencia internacional «pero también a las locales que sufrirán la competencia de operadores no residentes con una menor carga tributaria».
Para el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, la política de subidas de impuestos del Gobierno ya está teniendo efecto y es una de las causas de la lentitud de la recuperación económica en España. Considera que el goteo de medidas orientadas a elevar la presión fiscal de las empresas, que han soportado el 80% de la factura extra de este ofensiva, ha inhibido la inversión empresarial y ha topado el consumo de los hogares, en línea con lo que han insinuado otros organismos como el Banco de España. El informe desmonta el relato de la insuficiente aportación empresarial a la recaudación. Según los datos que baraja, la presión fiscal sobre la empresa española se sitúa 12,8 puntos por encima de la media UE y 12 puntos por encima de la media OCDE, tras haber aumentado más de dos puntos en 2021 «no sólo por las subidas del Gobierno, sino porque el resto de países han reaccionado a la crisis bajando los impuestos para impulsar la actividad», matizó Fernández de Mesa. En su opinión, la brecha de recaudación con la UE se explica básicamente por la falta de tino de España a la hora de poner coto a la economía sumergida.