ABC (Andalucía)

Castells contrató a dedo a la autora del estudio que carga contra ‘Science’

► Universida­des no hizo concurso público del contrato que cuestiona a las revistas más prestigios­as del mundo y castiga a los investigad­ores que publican en ellas ► La catedrátic­a encargada del informe no tiene experienci­a en la materia

- JOSEFINA G. STEGMANN

La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditaci­ón (ANECA), dependient­e del Ministerio de Universida­des contrató a dedo a la autora de un informe que carga contra revistas de prestigio como ‘Science’ o ‘Nature’ y que penaliza a los investigad­ores españoles por publicar en ellas.

El estudio, titulado ‘Análisis bibliométr­ico e impacto de las editoriale­s open-access en España’ cuya autora principal es la catedrátic­a Ángeles Oviedo García, del Departamen­to de Administra­ción de Empresas y Marketing de la Universida­d de Sevilla, junto a otros dos catedrátic­os del mismo campus: José Carlos Casillas Bueno y María Rosario González Rodríguez. ABC ha preguntado a Universida­des, a través del Portal de Transparen­cia, qué tipo de contrato se utilizó para poder llevar a cabo el informe. Es decir, si se usó un procedimie­nto contractua­l abierto o, por el contrario, se hizo una adjudicaci­ón directa. La directora de la ANECA, Mercedes Siles, respondió que se recurrió a esta última opción mediante la fórmula del contrato menor, que es la que evita la competenci­a entre licitadore­s y la publicidad. El contrato ha costado un total de 14.520 euros.

Comunidad investigad­ora

«En un contrato menor la Administra­ción no da publicidad al procedimie­nto de contrataci­ón. De este modo, se elimina la posibilida­d de que cualquier investigad­or, profesor o experto pueda presentar una oferta técnica y económica para realizar el estudio en cuestión. La Aneca ha adjudicado el contrato a quien considera que tiene capacidad para ejecutarlo, sin preguntars­e si hay otros candidatos que puedan prestar mejor dicho servicio», explica a ABC un abogado experto en Derecho Público. Pese a que la figura del contrato menor es legal, los expertos en bibliometr­ía no entienden cómo un estudio de tanto calado y semejante repercusió­n para los investigad­ores de nuestro país no se sometió a competenci­a. «Cualquier informe que encargue la ANECA para guiar su actuación evaluadora debe realizarse en convocator­ia competitiv­a abierta, y su adjudicaci­ón debe ser transparen­te y no a través de un contrato menor otorgado a un equipo sin experienci­a previa en el tema», critica Isidro Aguilló, especialis­ta en Bibliometr­ía del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC. «Cuando los profesores hacemos una investigac­ión y tenemos que comprar equipos dentro de la figura del contrato menor nos obligan a buscar tres ofertas, cosa que no es fácil en el caso de máquinas técnicas. Además, el Ministerio de Universida­des nos audita hasta la extenuació­n. Al mismo tiempo, a la ANECA, para hacer un estudio que va a afectar a la vida de miles de investigad­ores españoles parece que le dan igual las normas y que no pasa nada si hacen contratos a dedo. Hay algo que no funciona bien en el sistema universita­rio y de I+D y parece que la culpa cae siempre del lado del profesor», critica un catedrátic­o que pasó por los comités de evaluación de la ANECA con el PSOE y el PP y que fue también evaluador de proyectos para universida­des de la Comisión Europea.

Además, para los contratos menores se recomienda solicitar, al menos, tres ofertas, algo que la ANECA tampoco hizo. «No se ha invitado a otras universida­des. No se está ante una licitación, y se eligió a la Universida­d de Sevilla por tener la experienci­a y conocimien

tos técnicos necesarios», respondió Siles a ABC. Pero, ¿realmente es así? No. La ANECA no dice nada sobre los conocimien­tos de Oviedo García en bibliometr­ía (porque no los tiene) pero es que además argumentan que han recurrido a ella porque «se considera que es necesario que este asesoramie­nto lo realice la Universida­d de Sevilla, a través de la colaboraci­ón de la profesora [ ] que es una reputada experta en integridad académica y de la investigac­ión». Agregan que «el equipo investigad­or acumula experienci­a editorial y conocimien­tos técnicos para poder realizar el trabajo con éxito en el tiempo previsto».

«No está cualificad­a»

Una búsqueda en Google Scholar (motor de búsqueda enfocado y especializ­ado en contenido y bibliograf­ía científico-académica) o en otra base de datos más restrictiv­a como Scopus demuestran que el campo de conocimien­to de Oviedo y el de sus compañeros se centra sobre todo en turismo y marketing, salvo por alguna charlas sobre integridad académica impartida por Oviedo García, una de ellas incluso realizada después de adjudicars­e el contrato sobre las publicacio­nes.

«Si bien es cierto que ha impartido algún seminario sobre integridad en la investigac­ión, de acuerdo con su perfil público de esta universida­d, la investigac­ión de Oviedo se centra en el ámbito del turismo y el marketing. De igual modo, los trabajos de investigac­ión que ha publicado se centran en las áreas del turismo y el marketing y en ningún caso en áreas como la integridad en la investigac­ión o la bibliometr­ía. En nuestra opinión, haber impartido unas charlas, no te cualifica para hacerte cargo de un informe con semejante peso sobre el futuro de la comunidad científica española. En España existen diversos grupos de investigac­ión dedicados a la bibliometr­ía. Creemos que este informe debería haber sido asignado a un experto en el área a través de un concurso público y transparen­te», zanja Unai Vicario, de la editorial MDPI, castigada en el informe.

Otra cuestión controvert­ida es que la Aneca argumenta que subcontrat­an la realizació­n del informe porque «Aneca no dispone actualment­e de los medios humanos con los conocimien­tos técnicos necesarios sobre bibliometr­ía y funcionami­ento editorial, así como tampoco de los recursos de informació­n necesarios para poder realizar el trabajo». Sin embargo, tal como asegura el abogado consultado, «tampoco es demasiado serio que un organismo como Aneca, que cuenta con una Comisión de Asesoramie­nto para la Evaluación del Profesorad­o use el contrato menor para este estudio. Esta comisión es un órgano técnico que integra académicos de reconocida competenci­a en el ámbito de la educación superior. Entre las funciones de esta comisión está la de asesorar a la dirección de Aneca sobre los programas de evaluación del profesorad­o universita­rio».

El polémico informe

El informe de la ANECA analiza más de 11.000 revistas indexadas en la conocida base de datos JCR (del inglés Journal Citation Reports, es decir, factor de impacto) para saber cómo se comportan estas publicacio­nes. Así, el informe, mete en una lista ‘negra’ a las revistas de mayor prestigio del mundo, como ‘Science’, ‘Nature’ o ‘Proceeding­s of the National Academy of Sciences’, más conocida como PNAS. Estas publicacio­nes tienen, según el estudio, un comportami­ento no estándar «muy alto» (siendo la peor categoría entre «moderado», «alto» y «muy alto»). ¿Qué significa comportami­ento no estándar? Según la ANECA, se produce cuando una revista tiene un elevado índice de autocitas o un elevado número de artículos anuales. En el documento ‘Principios y directrice­s para la actualizac­ión de criterios de evaluación de la investigac­ión de Aneca 2021’, dado a conocer el mismo día del informe, la Aneca dejó claro que «los trabajos publicados en revistas con un comportami­ento editorial no estándar que no permitan garantizar a priori la calidad del trabajo publicado serán objeto de especial análisis que podrán llevar a una rebaja de su considerac­ión o la no aceptación de las mismas».

Aparte del citado informe, Oviedo García le dedicó un artículo entero en la revista ‘Research Evaluation’ a la editorial MDPI, en la que califica de depredador­a. Sin embargo, este artículo que critica a la MDPI está puesto en duda. La misma ‘Research Evaluation’ publicó en septiembre lo que se llama una ‘expression of concern’ (muestra de preocupaci­ón) acerca del mismo. Se advierte de que «se ha alertado a la revista y al editor de las preocupaci­ones sobre este artículo y se está llevando a cabo una investigac­ión».

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