Los vándalos se ceban con valiosas pinturas rupestres de Jaén
► Los expertos analizan cómo frenar este tipo de atentados al patrimonio cultural
Las Sacerdotisas pintadas hace al menos 4.000 años en el abrigo de Los Órganos del parque natural de Despeñaperros han sido atacadas por uno o varios desaprensivos que, provistos de un espray o algún tipo de laca, se desplazaron a este alejado paraje y rociaron con esmalte rosa estas figuras antropomorfas, unas de las principales pinturas rupestres de Jaén. La Guardia Civil investiga los hechos.
Unos montañeros que transitaban por esa zona de sierra abrupta y empinada alertaron del acto vandálico el domingo. Según aclara a ABC un experto senderista, incluso con las coordenadas es difícil encontrar las pinturas, por lo que los autores conocen a la perfección el lugar. «Es un acto de puro afán exterminador», afirma la catedrática de Arqueología Mar Zarzalejos, directora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED.
La acción vandálica ha provocado «graves daños» en la pintura, según ha lamentado la Junta de Andalucía, que ha condenado este «atentado contra el patrimonio artístico» y ha prometido actuar de emergencia para intentar recuperar el estado original de las figuras vandalizadas. Aunque no forman parte de las declaradas Patrimonio de la Humanidad, en opinión del delegado de Cultura de la Junta, Jesús Estrella, su relevancia artística es equiparable a las que la Unesco incluye en la lista, situadas en las cercanías.
«Habría que intervenir lo más pronto posible porque la pintura moderna está en fase de secado y cuanto antes se actúe más posibilidades hay de salvar pigmentos antiguos», indica Bárbara Güimil, coordinadora del programa de Defensa y Promoción del Patrimonio cultural de la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (ACRE). Esta restauradora explica que se han podido producir daños «irreversibles» en las pinturas rupestres, realizadas con pigmentos y aglutinantes naturales sobre la roca. «Los componentes de la pintura moderna han podido disolver los aglutinantes de la rupestre y hacer que los pigmentos se queden pegados a ella», se teme. Técnicos de patrimonio investigan la composición química del producto vertido para decidir cómo actuar en la restauración de las figuras afectadas, según ha expuesto Estrella, quien se muestra optimista sobre el resultado porque en 2020 eliminaron un grafiti que emborronaba otras pinturas rupestres.
En todo caso, lamenta este despropósito y expresa el deseo de que la investigación abierta desemboque en el descubrimiento de los presuntos vándalos. La zona en la que se ha producido el atentado al patrimonio no está vallada ni existen cámaras de seguridad. La vigilancia la lleva a cabo el servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil, pero su labor es extremadamente compleja porque, solo en Jaén, además de miles de yacimientos arqueológicos, existen 400 lugares con pinturas rupestres. Fuentes de la Guardia Civil señalan a ABC la imposibilidad de vigilar todos los enclaves patrimoniales, más si se encuentran en espacios rurales apartados, y destacan la dificultad en conseguir permisos judiciales en la persecución de este tipo de delitos, dadas las bajas penas, de entre seis meses a tres años de prisión o multa de doce a veinticuatro meses.
Campañas del Gobierno
A Hispania Nostra este problema le «preocupa y cada vez más», según afirma su directora general, Bárbara Cordero. Al reciente caso de Jaén se suman otros muchos en los últimos años a dólmenes, abrigos y cuevas rupestres. Cordero denuncia, por ejemplo, que las cuevas de arte sureño de Cádiz están «olvidadas, grafiteadas y en ellas incluso hacen fuego y botellón», O que los lugares que mostraba la iniciativa Andando Córdoba, premiada por esta asociación hace apenas cinco meses, «están vandalizados».
En Hispania Nostra creen que la educación patrimonial es la única manera de sensibilizar a la gente y echan de menos campañas de gobiernos autonómicos o del Ministerio de Cultura, más allá de las que realizan colectivos civiles. En Zamora desarrollaron un programa llamado ‘No pintan nada’ para concienciar a los jóvenes del valor de la muralla y lograron reducir los grafitis en ella.
La catedrática Mar Zarzalejos también considera que los actos vandálicos «pueden derivar de un deficiente conocimiento del valor patrimonial que tienen esos restos para quienes intentan destruirlos». A su juicio, además de formación «posiblemente falte dar el salto a generar ese «afecto» hacia los restos patrimoniales, esa especie de «orgullo» de disponer en el entorno de cada uno, de unos restos del pasado que nos ayudan a saber de dónde venimos».