El método Castells
El sanchismo ha hecho un experimento de destrucción con este ministro y le ha salido bien
EL lema de la Universidad de Roma ha inspirado al sanchismo para su experimento con Manuel Castells. ‘Il futuro passato qui’. El futuro pasó por aquí. El aparato antisistema ha puesto el barreno en cada pilar de nuestra democracia para reformularla siguiendo su programa salvador. El primer paso fue la degeneración parlamentaria, que no sólo se basa en el vacío intelectual de los diputados, sino sobre todo en el moral. Las sesiones del Congreso son actualmente trifulcas de corral. Sus señorías no han tenido ni la inteligencia mínima para guardar las formas y ocultar con ellas su falta de fondo. Luego comenzó el declive del Gobierno. Un Consejo de Ministros en el que se han podido sentar Pablo Iglesias, Alberto Garzón y las Montero está malherido porque esa gente tiene la misma capacidad de decisión que la reunión de parroquianos de la plazoleta de mi barrio. Han conseguido hacer pasar a charlatanes y faranduleros por intelectuales, como cuando le preguntan por el sistema fiscal a Bardem. Cuénteme usted películas, por favor.
La destrucción del sistema constitucional es nuestro porvenir. El Rey emérito está en Abu Dabi alejado del acoso populista y la Monarquía sufre toda clase de injurias a diario para menoscabar su papel como sostén de nuestras libertades. La Justicia ha sido invadida de forma obscena por el Ejecutivo, primero con el nombramiento de la ministra Delgado como fiscal general, luego con la campaña de hostigamiento a los jueces que no sentencian al gusto del sanchismo, como se está comprobando en el caso de Juana Rivas, el último de tantos que alcanzaron su paroxismo con los indultos a los independentistas, lo que nos lleva al siguiente desastre. La organización territorial ha saltado por los aires con la sarta de bulas del Gobierno a los sediciosos y hoy hay españoles con menos derechos que otros en función de donde vivan. De ahí pasamos al destrozo de nuestra lengua común, que tiene su principal espacio de acción en las aulas. El plan de devastación masiva se está ejecutando gracias a una reforma educativa que permite avanzar de curso con suspensos a mansalva y que generará ciudadanos acríticos, masa de pan precocinado. Y en el último escalón del proceso están las universidades. Por eso el método Castells ha sido tan importante para la causa. Un profesor de Filosofía me enseñó los cuatro estadios del conocimiento de forma muy sencilla: sé que sé, sé que no sé, no sé que sé y no sé que no sé. El cuarto es el objetivo de todos los totalitarismos. Y el exministro deja la cartera con esa batalla ganada. Ha puesto una bomba en los claustros con su propuesta de ley que, en ningún momento se diseñó con la intención de que fuese aprobada, sino de reventar los cimientos y enfrentar a todos los rectores. Castells se pira silenciosamente con todos los paraninfos a la gresca. La operación ha salido bien. Porque además ha glorificado la falta de actitud como valor de progreso. A un catedrático le escuché una vez que hay que usar la cabeza para no tener que usar la espalda. Castells es en eso un adelantado. Hay que reconocérselo. El futuro de España ha pasado por su sillón.