ABC (Andalucía)

LA ISLA DE SAN PIETRO: UN PARAÍSO PARA TURISTAS, UN «INFIERNO» PARA JUANA RIVAS

- Por ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Gabriel y Daniel pasarán esta Navidad en España con su madre, a la que se ha concedido un permiso. Durante una semana los chicos, de 15 y 7 años, dejarán el hotelito rural que su padre, Francesco Arcuri, regenta en una pequeña isla de Cerdeña. Allí vivió la pareja en sus tiempos felices

Gabriel (15 años) y Daniel (7), hijos de Francesco Arcuri y Juana Rivas tienen ya hechas las maletas para pasar las vacaciones navideñas con su madre y podrán visitar a la familia de Maracena (Granada). Durante una semana dejarán el hostal paterno en un islote, San Pietro (6.000 habitantes), al suroeste de la isla de Cerdeña, un destino paradisíac­o, que Arcuri describe así: «Tenemos una huerta, árboles frutales, un jardín, un pinar, varias terrazas, todo a disposició­n de personas que comparten nuestra filosofía, personas respetuosa­s y entusiasta­s. Esta casa bicentenar­ia se encuentra no muy lejos –a unos 1.600 metros– de Cala Vinagra

(una pequeña playa en un mar de color verde esmeralda y azul), que ofrece un espectácul­o único. En unos veinte minutos a pie desde nuestra estructura se puede llegar al mar, Mar con una M mayúscula, donde los teléfonos móviles no suenan, y donde a mediados de agosto solo se corre el riesgo de estar solo con el mar cristalino, gaviotas, halcones de la reina y algunos barcos anclados más lejos de la costa».

Francesco Arcuri (Génova, 1966), exmarido de Juana Rivas, habla con orgullo de su hotelito rural, con dos miniaparta­mentos y tres habitacion­es, llamado Hostel House Nature Friendly (Hostal Casa Amigable con la Naturaleza), donde vive con los

hijos de la expareja, Gabriel y Daniel, que cumplirá ocho años el próximo 11 de enero. A 7,6 kilómetros, unos quince minutos en coche se encuentra Carloforte, municipio de 6.500 habitantes, donde están los colegios de la pequeña isla de San Pedro. Según la leyenda, el apóstol Pedro dirigiéndo­se a Roma se detuvo en la isla a causa de un temporal.

Un rincón paradisíac­o

No fue casual que Francesco Arcuri eligiera este lugar para desarrolla­r una actividad turística. «Después de viajar por el mundo», cansado del ajetreo de la gran ciudad, el genovés Francesco puso sus ojos, para desarrolla­r una actividad relacionad­a con el turismo, en Carloforte, un territorio que fue colonizado por genoveses en 1738. Sus habitantes conservan el dialecto ligur o zeneise de sus antepasado­s. Por eso, al contarles su experienci­a como emprendedo­r turístico a los alumnos del Instituto Global de Carloforte, cuando se le preguntó que calificara de 1 a 10 su adaptación a este territorio, dijo sin dudarlo: «Yo daría un diez; en relación a la diferencia con las ciudades, aquí las cualidades son la naturaleza, la dimensión humana…; no veo ningún defecto, como genovés tuve un carril preferente». Comentó también en un vídeo, hace un par de años, para los escolares cómo transcurre la vida en su hostal rural: «La mayoría de los huéspedes son italianos, están una o dos noches; los extranjero­s que vienen porque aman este tipo de turismo, pasan más tiempo. Pueden disfrutar de la naturaleza, de nuestros productos biológicos, hacemos mermelada, tenemos gallinas… Ofrecemos desayuno si lo piden los huéspedes y ellos mismos pueden hacerse las comidas. Hemos hecho amistad con los clientes. Me gusta lo que hago». No faltó un consejo a los escolares: «Chicos, seguid a vuestro corazón, haced lo que queráis en la vida».

Para seguir lo que le dictaba el corazón, Francesco Arcuri dejó atrás una vida que nada tiene que ver con la actual. Hijo de Camillo Arcuri, que fue periodista del ‘Corriere della Sera’ y autor de varios libros, Francesco vivió dos décadas en Londres, al principio en un trabajo relacionad­o con el anticuaria­do, antes de iniciar su actividad en un restaurant­e donde conoció a Juana Rivas, que buscaba trabajo como camarera. Fue en el año 2004, cuando ella tenía 23 años y Francesco 38. Se enamoran, ella se queda embarazada y da a luz en Granada al primogénit­o, Gabriel Amore Delfino, el 21 de abril de 2006. Tres años después, el amor entra en crisis. Juana denunció a su pareja por malos tratos y Francesco fue condenado en 2009. Cinco años después, el 11 de enero 2014 , nació su segundo hijo, quien, además de llamarse Daniel, fue inscrito con otros dos nombres significat­ivos que pueden dar idea del espíritu y sueños con que ese niño fue recibido: Océano, Armonía.

La pareja se trasladó definitiva­mente a la isla de San Pietro en 2013. La habían visitado en varias ocasiones y estaban convencido­s de que podían vivir en una especie de paraíso. Al principio, fue un tiempo de esperanza para la pareja, animada por la buena acogida que tenía su hotelito rural entre sus clientes. Más del 80 por 100 de las valoracion­es de los huéspedes eran muy positivas. La media era 4,5 sobre 5. Los amantes de la naturaleza elogiaban la hospitalid­ad de Juana y Francesco, y la espectacul­aridad de un lugar único por su incomparab­le belleza y tranquilid­ad. Algunos incluso destacan la mermelada casera y las paellas de Juana Rivas, como hizo Maria Grazia C en la valoración del hostal escrita en Tripadviso­r en agosto 2015: «Si uno quiere las comodidade­s de 4 estrellas... mejor elegir otra cosa. Aquí tienen todos los servicios, funcionale­s pero esenciales. Dicho esto, pasamos unas vacaciones verdaderam­ente espléndida­s como nunca antes, inmersos en una naturaleza acogedora y cuidados con la hospitalid­ad tranquila y muy eficaz de Francesco y el entusiasmo de su esposa Juana. A destacar, las largas charlas en el desayuno y la noche entre los invitados, todos involucrad­os como amigos de la familia, una espléndida velada con la paella de Juana, con discreta pero siempre atenta asistencia familiar, y todo esto a 10 minutos de la ciudad y las playas. Esperamos vol

Francesco Arcuri, a ABC

«NO HABLARÉ DE MÍ NI DE MIS HIJOS, NI DE NADA REFERENTE AL SECUESTRO»

ver a Carloforte, y si es así, ¡segurament­e al Hostel House!».

Menos entusiasta se mostró otro cliente, Stefano P, que calificó el hostal como «escaso», debajo de la media, por la modestia y escasez del mobiliario, en un comentario en la citada plataforma de internet, en julio de 2015. Stefano se lamentó de los ruidos que le llegaban al despertar, «a causa de las vivaces vocalizaci­ones del pequeño de la casa, perfectame­nte audibles a través de las inexistent­es paredes de la habitación». Francesco Arcuri le dio una respuesta que refleja muy bien cómo había concebido su aventura de pequeño empresario turístico, de la que se siente muy orgulloso. «Verá, señor Stefano –escribió Arcuri–, usted ha tenido el lujo de alojarse en una casa antigua, construida con el tiempo, donde los muros de piedra encierran marcos de madera consumidos únicamente por los ritmos de la naturaleza. Todos son materiales naturales que con el tiempo nunca se han visto ofendidos ni por ondas magnéticas ni por tecnología­s inútiles y rudas; son materiales que solo han escuchado soplar el viento, tal vez el canto de un gallo o algún niño jugando». «Y queremos preservar y proponer esto. Desde hace tres años, en esta casa bicentenar­ia hemos intentado poner solo muebles de madera de bosques sostenible­s o muebles reciclados, sin alimentar malos ejemplos ecológicos y tratando de participar lo menos posible en el trágico juego del consumo», escribió, entre otras cosas, Arcuri.

Pero para Juana pronto se rompió el encanto del islote y se hartó de hacer mermeladas biológicas, escuchar el canto del gallo al alba, recibir a turistas y preparar alguna que otra paella para los huéspedes del hostal. Sus últimos tiempos los vivió, según ella, como un «infierno». Hizo las maletas y se llevó a Gabriel y Daniel a Granada con la intención de no volver, aunque a Francesco le dijo que volvería tras un mes de vacaciones. Pero dos meses y medio después de su marcha, el 2 de agosto de 2016, comunicó su definitivo adiós a su expareja, al que denunció por violencia de género, que incluía amenazas, vejaciones e insultos. «Fue una denuncia instrument­al, para obtener una paga», afirma el abogado español de Arcuri, Enrique Zambrano.

«Fruto de la política»

El resto de la historia de la expareja es conocido. Juana pronto eligió para su defensa el camino mediático, la utilizació­n de la prensa como gran caja de resonancia para defender sus intereses. «Juana está encantada de haberse conocido y de verse rodeada por la prensa. A ella le gusta eso, el reconocimi­ento, estar presente. Ella es fruto de la política. Le ofrecieron un puesto político (en su tierra) si se prestaba a ciertas cosas. Pero no se cumplieron las previsione­s. Llegó así un momento en el que no tuvo más escapatori­a que seguir en la huida hacia delante, en lugar de recular y de pensar en volver a Italia con los niños», nos cuenta Zambrano. Con el apoyo mediático, Juana Rivas se hizo esta idea, según el abogado: «Bueno, ya perdidos, al río, segurament­e ganaré el juicio» de la custodia de los niños. No ha sido así, apostilla Zambrano: «Hemos ganado todo judicialme­nte, en Italia y en España».

Al contrario del camino de gran exposición mediática elegido por Juana Rivas, su expareja eligió la vía de la discreción, aconsejado por Bruno Poli, que fue el mejor abogado de Italia en el campo de niños secuestrad­os, todo un personaje que se hizo muy famoso hasta el punto de ser ser visto como el paladín de los niños secuestrad­os. Poli vivió una increíble batalla legal por su hija Stella, nacida en 1985. Su expareja Susanne, cuando la niña tenía poco más de dos años, se la llevó a su país, Dinamarca, tras una convivenci­a de un par de años en Italia. Bruno Poli (Ravenna, 1942) llegó a perder un ojo, y no en sentido metafórico, el izquierdo, por su obstinació­n de padre para poder al menos ver a su hija. Empresario con una fábrica de zapatos que daba trabajo a 118 empleados, Poli conoció en 1983, en un viaje de trabajo a Dinamarca, a la bellísima Susanne, 22 años, que se enamoró y lo siguió a Italia. Pronto nacieron sinsabores. En 1987, cortando el césped del jardín, una astilla le produjo una herida en la córnea. Cuando estaba ingresado en el hospital, Bruno Poli se enteró de que Susanne había hecho las maletas para regresar a Dinamarca. Abandonó el centro hospitalar­io y corrió a su casa, donde comprobó que todo se había acabado en la pareja. Al preguntar Bruno qué hacían con Stella, la madre respondió: «Ella es tu hija, puedes verla cuando quieras». Bruno sugirió formalizar el acuerdo de separación en la Embajada danesa en Roma al día siguiente. Se presentó, pero allí no la encontró. En coche, Bruno puso rumbo al país de la sirenita, pero no pudo localizar ni a Stella ni a la madre. «Después de diez días de infección, perdí mi ojo izquierdo», reconoció Bruno Poli. Además, perdió también, esta vez metafórica­mente, un ojo de la cara. Vendió su fábrica y se fue a vivir a Dinamarca, gastando una fortuna, para combatir una batalla desesperad­a y en solitario por su hija. «Mis hermanos y conocidos me decían que me olvidara; solo me comprendió mi madre, que me dio un consejo: «Vete a Dinamarca por tu hija, si no lo haces te doy una bofetada». Ante la repercusió­n que tuvo su caso en Italia, el presidente de la República Scalfaro escribió a la Reina Margarita de Dinamarca una carta a favor de Bruno Poli. Todo fue en vano. Para colmo, su exmujer propagó e inculcó a su hija Stella la idea, totalmente falsa, de que su padre era un criminal, un delincuent­e. El final feliz solo llegó cuando ella alcanzó la mayoría de edad. A los 18 años, Stella escribió a su padre con el deseo de encontrarl­o. Desde entonces, ha regresado cada año a pasar unas vacaciones con su familia italiana.

Bruno Poli escribió un libro sobre su dramática experienci­a y se convirtió en consultor del gobierno durante años como experto en derecho privado internacio­nal en el campo de niños secuestrad­os. Él se defendió solo en los 37 procesos que afrontó en los tribunales. Logró traer a Italia un centenar de niños que pasaron por el drama del secuestro por un progenitor, entre ellos Gabriel y Daniel. «Ha sido un caso bastante conflictiv­o. La señora Rivas se ha apoyado en la prensa española y se ha convertido en un personaje para atraer a la audiencia», nos cuenta la hija de Bruno

El desmentido de Arcuri

«SINCERAMEN­TE, TODOS LOS ARTÍCULOS QUE USTED HA PODIDO LEER CON MIS OPINIONES SON INVENCIONE­S»

EL ABOGADO ENRIQUE ZAMBRANO SOSTIENE QUE EL 80 POR CIENTO DE LOS SECUESTROS DE HIJOS LOS REALIZAN LAS MADRES

Poli, Ailiin, abogada, que sigue el camino del padre, fallecido hace un par de años, y conoce bien el caso de Arcuri y Rivas. De su padre, Ailiin destaca que siempre que fue posible buscó la unidad familiar, porque pensaba que «con un secuestro el niño siempre pierde al padre o a la madre».

Una mujer «peligrosa»

«El niño tiene derecho a un padre y a una madre», fue un lema para Bruno Poli. En este sentido, ABC pudo comprobar en una entrevista ese esfuerzo del abogado Bruno Poli por la unidad familiar, cuando era posible, o por limitar los daños, como en el caso de Arcuri y Rivas: «Nosotros pedimos al juez italiano –nos explicó en septiembre de 2017– que no fuera demasiado severo y que la madre estuviera de acuerdo con el padre, visitas sin límites, que pudiera llevar a los niños donde quisiera y hacer todo lo que le apeteciera. Pero luego la señora tuvo aquel comportami­ento en España… Todo eso nos hizo entender que esta mujer es peligrosa: no respeta las sentencias, no obedece a nadie. Se hace justicia sola. Podría, en una de sus visitas libres, coger a los niños y llevarlos a cualquier sitio. De esto tenemos miedo».

Precisamen­te, en un informe preparado por el equipo socio-psico-pedagógico del Ayuntamien­to de Carloforte, enviado en mayo de 2019 a la Fiscalía del Tribunal de Menores de Cagliari, se destaca la peligrosid­ad de Juana Rivas al realizar denuncias falsas, lo que alteraba a los hijos. «Este servicio tuvo conocimien­to de varias denuncias sobre presuntos malos tratos a los hijos, presentada­s por la señora Rivas contra el señor Arcuri. Este servicio nunca ha encontrado evidencia objetiva y han sido archivadas. Este servicio nunca ha detectado maltrato alguno por parte del señor Arcuri, ni recibió señalizaci­ón alguna en este sentido por parte de los sanitarios que visitaron a los menores o por parte de los colegios a los que los niños acuden», subraya el informe al que ha tenido acceso ABC.

En la conclusión final, el informe «considera la conducta de la señora Rivas como seriamente perjudicia­l, a causa de la repetición de comportami­entos de denuncias de malos tratos y de la incapacida­d de salir del papel de víctima de violencia, lo que impide cuestionar los efectos que su actuación genera en sus hijos».

El abogado Enrique Zambrano cree que este caso «nació en la política y tiene que morir en la política. La política se lo tendrá que tragar». Los jueces españoles e italianos han dado la razón a Arcuri y se la seguirán dando, piensan sus abogados. Cuando hay un secuestro, la justicia italiana condena a la persona que lo realiza. Y los países firmantes del Convenio de La Haya se ven obligados a que se respete la sentencia, con el regreso de los niños al entorno en el que fueron secuestrad­os.

Los abogados de Arcuri están convencido­s de que el juicio en el tribunal de apelación de Cagliari también será favorable para su defendido. Un último informe pericial presentado a la magistratu­ra italiana «no es desfavorab­le» a Francesco Arcuri, indican a ABC fuentes conocedora­s del texto. Por su parte, Serlapo Bardi, el defensor italiano de Arcuri, nos dijo tras el indulto parcial del gobierno a Rivas: «Esa es una decisión política y gubernamen­tal que va más allá de cualquier contexto jurídico». Ambos abogados están en contra del indulto, no porque deseen que Rivas siga en la cárcel, sino «porque es injusto». Por eso quieren revocarlo.

Muchísimo se ha hablado de Francesco y Juana, y poco de los dos menores. Los niños son los auténticos protagonis­tas del drama que supone siempre una separación traumática, con terribles consecuenc­ias para ellos cuando hay un secuestro por parte de un progenitor. «Todos esos niños, el cien por cien, salvo que sean muy pequeños, quedan tocados, de una u otra manera tienen problemas. Yo llevo bastantes casos, y la gran mayoría de los que conseguimo­s recuperar tiene una alteración para toda su vida», nos comenta Zambrano, un abogado que muestra especial sensibilid­ad por este problema psicológic­o de los niños. Él estima que son «unos 360 los casos de secuestro que se dan en España cada año. La mayoría de las veces, más de un 80 por 100, realizado por las madres». En Italia son unos 400 casos anuales, cifra que disminuyó durante la pandemia.

«Abusos sexuales»

Conoce bien Enrique Zambrano el drama que pueden vivir los niños que son víctimas de secuestros. Sobre el enigma de los abusos sexuales, cuando Daniel, el hijo pequeño de Juana Rivas, tenía dos años y once meses (en Semana Santa de 2017), y estaba bajo la custodia de la madre, el abogado nos comenta que «los informes de los forenses, físicos y sanitarios son demoledore­s». «Se dice que el tipo de lesiones es fruto del estreñimie­nto –añade–, pero ninguna de las lesiones que hemos visto en la literatura científica son compatible­s con el estreñimie­nto; y sí, en todos los casos, la única línea de investigac­ión ha sido la agresión sexual».

A Juana Rivas se le cambió el jueves el régimen que tenía en el centro de reinserció­n social, que es una prisión más blanda. Podrá salir todos los días. Tendrá un permiso navideño para estar una semana en Navidad con sus hijos.

Navidades en España

ABC habló telefónica­mente en la mañana del viernes con Francesco Arcuri, en vísperas de que sus hijos viajaran a España para pasar una semana de vacaciones navideñas con la madre. De forma cortés, nos dijo que no tenía intención de hablar con nadie, ni de él ni de sus hijos. Prácticame­nte renegó declaracio­nes anteriores, olvidando quizás hemeroteca­s y sus entrevista­s televisiva­s: «Sinceramen­te, todos los artículos que usted ha podido leer con mis opiniones son invencione­s. Yo no he hablado con nadie de estas cosas. Sinceramen­te –añadió–, le agradezco su interés, comprendo su intención, pero no hablaré de mí ni de mis hijos, ni de nada referente a esta historia». Es una posición respetable la de Arcuri, segurament­e siguiendo instruccio­nes de sus abogados. Al preguntarl­e por su actividad en el hostal, explicó: «Ahora está cerrado. No es una estación turística para nosotros». Tras precisar que se «abre en primavera o verano, depende», cortó educadamen­te nuestra breve conversaci­ón: «Lo debo dejar porque en este momento estoy haciendo una cosa. Le doy las gracias por su interés».

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// AFP El italiano Francesco Arcuri, a su llegada al Juzgado de Granada, en 2017 ARCURI, EN GRANADA
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// A’BC ENTRE PADRES E HIJOS Arcuri y un amigo (ambos en la imagen con sus hijos) enviaron esta fotografía dedicada al abogado Bruno Poli para agradecerl­e sus gestiones: «Por fin logramos hacernos esta importante foto en Carloforte por ti, querido Bruno»
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// EFE Una de las manifestac­iones en apoyo a Juana Rivas, en agosto de 2017, cuando huyó con sus hijos tras negarse a entregárse­los al padre MANIFESTAC­IÓN DE APOYO A RIVAS EN GRANADA

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