Doce patronos sin piedad
Todos quisieron vender su mayor bien artístico
La venta del ‘Aníbal vencedor’, la obra temprana de Goya que la Fundación Selgas-Fagalde decidió vender a la Fundación de Amigos del Museo del Prado, ha hecho correr ríos de tinta, porque descapitaliza la institución asturiana con sede en Cudillero. La decisión de desprenderse de su único Goya –e intentar vender un Greco– fue apoyada por los doce patronos de la Selgas en noviembre de 2020. Lo apoyaron los patronos públicos y los privados, aunque la consejera de Cultura delegase su voto en el presidente y tratara, cuando la polémica estalló, de ponerse de perfil. Todos lo sabían, desde tiempo atrás, y hablaron largo y tendido de la necesidad de vender el Goya para controlar los daños de una inversión fallida de 20,3 millones en un hotel de Sevilla cuya situación financiera se agravó. Así aparece en las actas de noviembre de 2020 que la Fiscalía desdeña: se vende para hacer frente a las amortizaciones, por si el hotel debiese cerrar. Varios partidos asturianos denunciaron a la Fiscalía estos hechos y otros que investigaciones periodísticas, muy destacadamente las de ABC, habían puesto bajo la luz. La Fiscalía ha archivado la investigación, casualmente el día de la reunión anual del Patronato, sin apreciar que puedan sostenerse los delitos denunciados.
La clave es y sigue siendo: ¿Podía venderse el Goya, si era parte de la dotación fundacional de la Selgas? Lo publicado por ABC deja pocas dudas al respecto. Todas las obras de arte de la colección asociadas a la Quinta de Cudillero, incluido el ‘Aníbal’, eran dotación fundacional desde antes de que se supiera la autoría de pintor de Fuendetodos. En noviembre de 2020, todos votaron, unánimemente, que el Goya no era dotacional y podía venderse, para que fuera así, aunque no lo era. Y un notario dio fe de la votación para cerrar la operación por 3 millones.
La Fiscalía da por bueno el escrutinio. ¿Basta votar algo para que cambie su naturaleza? Los doce patronos que tienen a su cargo el cuidado de la Fundación Selgas votaron a favor de deshacerse de su mayor bien artístico para tapar las goteras de una administración inescrupulosa. Si ahora siguen votando con la misma ordenada unanimidad, ¿podrían venderlo todo? Los asturianos no deberían estar tranquilos. Algún otro lugar hay en España donde una buena mayoría ha logrado desenfocar el rigor de la ley.