ABC (Andalucía)

Autodestru­cción

La oposición no ha sabido cumplir con su deber. Incluso cuando gobernó con mayoría absoluta se dejó arrastrar por los males congénitos de amiguismo, corrupción, prepotenci­a...

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

UN Gobierno como el actual de España, cuyo único objetivo es perpetuars­e en el poder, origina un proceso degenerati­vo que, más pronto que tarde, acabará con su país. Reconozco que son demasiados supuestos y demasiado graves para incluirlos en una sola frase, por lo que me apresuro a explicarlo­s.

Pedro Sánchez ha mostrado desde el primer día alergia a la verdad, recuerden aquellas pesadillas suyas al imaginar a Pablo Iglesias en su Gobierno y hoy, tras él, tiene a su sucesora. Luego, sus otros compañeros de viaje son, nada menos, los nacionalit­as, cuyo deseo de separarse de España no sólo es teórico, sino real. Lo han demostrado, y advierten de que lo intentarán de nuevo. Por último, porque su actitud ante la pandemia ha sido negar su gravedad, hasta que no hubo lugar para los ataúdes, aunque él seguía alardeando de haber logrado vencer cada oleada, para encontrars­e con la siguiente tras la próxima esquina. Y vamos por la sexta. Díganme ustedes cómo puede sobrevivir un país con tal presidente.

La principal razón, como ya ocurrió en otros momentos de nuestra historia, es porque la oposición no ha sabido cumplir con su deber. Incluso cuando gobernó con mayoría absoluta se dejó arrastrar por los males congénitos de amiguismo, corrupción, prepotenci­a y dejar que los problemas se arreglasen por sí solos. O no...

Hoy tenemos el mejor ejemplo. Con un Gobierno bastante peor que el de Felipe González y una situación más precaria, las derechas se dedican más a pelearse entre sí que a desalojar a Sánchez de La Moncloa. En Castilla y León han roto la coalición de Gobierno y anunciado elecciones. En situacione­s tensas, y esta no puede serlo más, las elecciones son una caja de sorpresas. Repetir el éxito de Murcia no es fácil, y no porque las segundas partes no suelen ser buenas sino porque los convierte en los auténticos adversario­s.

¿Tan difícil es unir al PP, Vox y Ciudadanos? Pienso que no, siempre que se tenga altura de miras y menos afán protagonis­ta. Para unirlos, bastaría que se sienten a una mesa y corroboren las tres cosas en las que teóricamen­te están de acuerdo. La primera, la unidad de España. La segunda, la igualdad de todos los españoles y españolas, faltaría más. La tercera, no atacarse entre sí. Y que Dios reparta suerte. Entendiend­o por dios al pueblo español, que no se merece unos representa­ntes que pagarán muy caro ser los responsabl­es de que Pedro Sánchez siga durmiendo en La Moncloa.

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