En Trump está la virtud
No es el centro, pero parece un justo medio
CUANDO Pedro Sánchez se apareció el domingo ante nosotros lo hizo «movido por la ciencia y el bien común». En el discurso sobre el Covid convergen tres autoridades: la razón de Estado (y la Salud), la Ciencia, que es sagrada, y los medios de comunicación, con la autoridad debilitada ya del narrador. Ante estas tres voces somos instintivamente dóciles. Sin embargo, hay cosas discutibles, como quién carga con la responsabilidad. Si el problema es el colapso del sistema sanitario, las autoridades desvían la atención. Si falla, debería debatirse el porqué y su debida reforma. ¿Hay que dotar de más medios a la sanidad? Hágase, recorten de otro sitio, pero la plasticidad del presupuesto es limitada, y el ajuste se carga en los demás: que el ciudadano se adapte al sistema. Primero con un panorama de restricciones repetidamente ilegales; después con la vacunación, tantas veces como sea necesario. El pasaporte es combinación de ambas: vacunación u ostracismo.
Se advierte el celo del político por parecer eficiente, que nadie pueda culparle de inacción. Salvan así su figura a costa de la libertad y salud del ciudadano. Para ello recurren a la autoridad científica, que nadie se atreve a discutir aunque sí sea cuestionable el peso de lo médico en las decisiones personales y colectivas. ¿Cuál es la mortalidad por edades? ¿Contagian los vacunados? ¿Es necesario vacunar a niños? ¿Qué fue de la inmunidad natural?
Los medios, con alarmismo oficialista, han sido fundamentales para perfilar dos figuras expiatorias: el negacionista, caricatura de toda voz crítica; y el no vacunado, al que se culpa de contagios, colapso y restricciones.
Este discurso entrelazado, estatal-médico-mediático (con los intereses de las farmacéuticas en algún lugar), ha alimentado otro discurso no solo antivacunas sino antisistema entre el libertarismo, Miguel Bosé y la Resistencia de ‘Star Wars’.
Hace unas horas, Donald Trump confesó haber recibido un pinchazo de refuerzo, revindicó las vacunas como un éxito propio (Warp Speed) y defendió la libertad del ciudadano. No es el centro, pero de repente parece un justo medio.