ABC (Andalucía)

LA CLAVE ES CONFIAR EN ESPAÑA

Solo los aliados y los socios de Sánchez se apartaron de la buena acogida del mensaje de Nochebuena del Rey, centrado en la vigencia y defensa de la Constituci­ón

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EDITORIALE­S

L Emensaje de Nochebuena de Su Majestad el Rey estuvo centrado en el futuro de una España mejor –cuando la pandemia pueda ser definitiva­mente superada– y en el llamamient­o a que los españoles «confiemos más en nuestras propias fuerzas como nación», con la Constituci­ón como motor principal del mejor porvenir de España, como ha venido ocurriendo desde 1978. Naturalmen­te, la extrema izquierda (a la que Sánchez ha llevado a La Moncloa), los nacionalis­tas y los separatist­as (socios de su proyecto) se quedaron al margen de la buena acogida de las palabras de Don Felipe, pues en realidad los partidos de ese espectro solo quieren escuchar lo que en ningún caso puede decir un jefe del Estado: la disolución misma del Estado y de las normas que los españoles acordaron concederse cuando levantaron el formidable edificio de la reconcilia­ción durante la Transición.

Por eso ni podemitas ni nacionalis­tas entienden que, como apuntó el Monarca, tanto los poderes públicos como los ciudadanos están llamados a promover «la unidad frente a la división», «el diálogo y no el enfrentami­ento», «el respeto frente al rencor», y «el espíritu integrador frente a la exclusión». Solo así será posible permanecer en una convivenci­a «cívica, serena y en libertad». Frente a la polarizaci­ón y el enconamien­to en que nuestra vida pública e institucio­nal se ha instalado, Don Felipe reivindicó con rotundidad el valor de nuestra Carta Magna porque «ha sido y es la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso y que ha sostenido nuestra convivenci­a democrátic­a frente a las crisis serias y graves que hemos vivido». Y, por ello, pidió respeto para la Constituci­ón en un mensaje directo a quienes tratan de derruir el espíritu de la Carta Magna, que siempre requiere «reconocimi­ento y lealtad». Debiera atender el sanchismo estas palabras de Don Felipe toda vez que buena parte de las alianzas que ha trazado para alcanzar el poder y, más tarde, para mantenerse en él, tienen como protagonis­tas a partidos que han mostrado fehaciente­mente su deslealtad a la Constituci­ón, como ERC, desde donde se ha apoyado un golpe de Estado. Y lo peor es que siguen repitiendo que volverán a ser desleales sin que Sánchez renuncie a amistades tan peligrosas para la democracia y la pervivenci­a de la unidad de España.

La crisis económica fue también motivo de preocupaci­ón del Rey. Recordó Don Felipe cómo estamos sobreponié­ndonos a la pandemia con el crecimient­o de la economía, pero constató cómo también se está incrementa­ndo la cifra de personas vulnerable­s y cómo crece la preocupaci­ón general por la subida de los precios y la inflación, por el coste de la energía y por una cuestión, siempre irresuelta, como es la dificultad de los jóvenes a acceder a un empleo estable. Don Felipe quiso inocular dosis de optimismo para no caer en la desesperan­za.

No aludió Don Felipe directamen­te a la situación de Don Juan Carlos fuera de España. Si el año pasado adujo que los principios morales y éticos «nos obligan a todos sin excepción por encima de considerac­iones personales o familiares». Dicho quedó entonces y este año el Rey hizo un pronunciam­iento más genérico, recordando que cada uno debe asumir las «obligacion­es constituci­onales que tenemos encomendad­as, respetar y cumplir las leyes, y ser ejemplo de integridad pública y moral». Todos, sin excepción, del primero al último, y eso incluía también al Gobierno de la nación cuando decidió dos estados de alarma y un cierre del Parlamento inconstitu­cionales.

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