¡Vaya semanita!
Desde el Falcon en Barcelona a la vergüenza de David Pla, pasando por un tal Joan Subirats
No damos abasto. A una tropelía se sucede otra mayor. A un escándalo le releva otro más increíble. A una mentira le sigue otra... y otra más. Aquel programa de ETB ‘¡Vaya semanita!’ me da pie casi para cerrar el año. En tan solo siete días se resumen perfectamente las circunstancias que rodean a este Gobierno. Desde el Falcon en Barcelona hasta la enésima ignominia del mundo etarra, pasando por el tal Joan Subirats, nuevo ministro de Universidades. Se confirma que no damos abasto. El pasado fin de semana, Pedro Sánchez justificó su asistencia al congreso del PSC con una absurda declaración ‘institucional’ en la Delegación del Gobierno en Barcelona. Un ‘Aló Presidente’ para clavarnos otro viaje en Falcon a un acto de partido. Una comparecencia absolutamente absurda, tan solo, para prever una cumbre autonómica que, obviamente, tampoco sirvió para nada.
Poco después de aquella ‘chupipandi’ del PSC (con 1.500 personas, que esa es otra con la que está cayendo) tomó posesión el nuevo ministro de Universidades, un tal Joan Subirats, cuyo mayor logro conocido fue votar en el referéndum del 1 de octubre.
¿De verdad Pedro Sánchez quiere un modelo de universidad como el que tiene en la cabeza este señor? ¿Cuándo miente?... ¿Al ir votar a en aquella patochada inconstitucional o cuando promete el cargo ante el Rey?
Oooootra mentira más de Pedro Sánchez. Ni el ministerio vale para nada (gracias por nada, Castells), ni Su Sanchidad parece ser consciente de que ha fichado al número dos de Ada Colau. ¡Virgen Santísima!
Y la última: Otro tal David Pla, último jefe de ETA, elevado a la cúpula de Sortu, Bildu o como ahora se llame Batasuna. Lo mejor es el cargo. Algo así como responsable del marco de estrategia política. ¿En serio el Gobierno de España es socio de un partido que tiene como responsable de estrategia al último jefe de ETA?.
PD: La penúltima: Homenaje en Pamplona al etarra ‘Mortadelo’. Akelarre para recibir a otro asesino. Otro escupitajo sobre las lápidas de las víctimas del terrorismo. Otra vez, una humillación sin límites.