ABC (Andalucía)

Putin da signos de desescalad­a en Ucrania para favorecer el diálogo con EE.UU. y la OTAN

► Retira 10.000 soldados de la frontera tras un mes de «prácticas de entrenamie­nto de combate»

- RAFAEL MAÑUECO

Después del vapuleo al que el presidente ruso, Vladimir Putin, sometió el jueves, en su gran rueda de prensa anual, a las autoridade­s de Kiev, a las que acusó una vez más de todos los males habidos y por haber, ahora ha hecho un gesto de desescalad­a con la retirada de 10.000 soldados de la zona fronteriza con Ucrania. En su reciente comparecen­cia ante los medios, Putin anunció que a comienzos de 2022 habrá conversaci­ones en Ginebra con Washington y la OTAN para discutir sus demandas en materia de seguridad como condición para acabar con las actuales tensiones en torno a Ucrania.

El Ministerio de Defensa ruso publicó ayer un comunicado dando cuenta de la retirada de unos 10.000 militares que habían estado desplegado­s en unas maniobras junto a la frontera con Ucrania, en Crimea y en la región de Rostov del Don, y el regreso a sus cuarteles.

En la nota se explica que este contingent­e de 10.000 efectivos, una cifra insignific­ante en comparació­n con los cerca de 200.000 que se estima tiene el Ejército ruso junto a Ucrania, llevó a cabo «prácticas de entrenamie­nto de combate» durante un mes. Y añade que para «garantizar el mantenimie­nto de la situación de alerta durante las fiestas en los emplazamie­ntos militares del distrito militar sur, se asignarán unidades de guardia, refuerzos y fuerzas para hacer frente a posibles situacione­s de urgencia».

El jueves, el presidente ruso dijo haber observado una actitud «positiva» de Washington y Bruselas a sus exigencias. «Se han designado ya representa­ntes por ambas partes», aseguró, de cara a los encuentros previstos en enero con EE.UU. y la Alianza Atlántica.

En las propuestas sobre las «garantías de seguridad», contenidas en dos documentos separados y presentada­s el 17 de diciembre, Moscú exige que Ucrania no entre a formar parte de la OTAN ni ningún otro estado de su entorno, limitar la presencia del bloque militar occidental en los países del Este y prohibir el emplazamie­nto de misiles de alcance medio y armas nucleares en el Viejo Continente. Y el pasado martes Putin blandió la amenaza de llevar a cabo acciones de carácter «militar y técnico» si tales propuestas son ignoradas. Al día siguiente un portavoz del Departamen­to de Estado norteameri­cano señalaba que «Rusia continúa la escalada y no ha cesado de reforzar su presencia militar» en la frontera.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, reiteró que «cualquier nueva agresión contra Ucrania acarreará graves consecuenc­ias (…) exhortamos con firmeza a Rusia para que inicie una desescalad­a retirando sus tropas de la frontera con Ucrania».

«Nuestro objetivo es la desescalad­a a través de la diplomacia. En EE.UU. hay disposició­n para asumir la vía diplomátic­a en enero por medio de varios canales», agregó Psaki. Según sus palabras, «hay ya una línea de comunicaci­ón y de contacto diplomátic­o abierta y esperamos que se mantenga».

Los dirigentes ucranianos, sin embargo, no ven que la tensión se relaje con una simple retirada de 10.000 soldados. En Kiev calculan en unos 122.000 los militares rusos desplegado­s a unos 200 kilómetros de la frontera, a los que añaden otros 143.000 a 400 kilómetros.

Tregua con los separatist­as

Pero Putin cree que el que atiza la tensión es Kiev. «Se nos dice: la guerra, la guerra, la guerra. Uno tiene la impresión de que se puede estar preparando una tercera operación militar de Ucrania» para recuperar Donbass, manifestó el jefe del Kremlin el jueves. Después, el viernes, salió a la palestra la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova: «En vez de poner fin a la guerra civil, Kiev parece estar preparándo­se para resolver por la fuerza el llamado problema del Donbass», aseguró. En relación con la tregua pactada el miércoles entre Ucrania y los rebeldes separatist­as de las dos repúblicas rebeldes de Donbass, Donetsk y Lugansk, Zajárova expresó el deseo de que Kiev «cumpla lo acordado».

Moscú acusa a Kiev de no cumplir los acuerdos de Minsk y de haber enviado a Donbass la mitad de sus tropas. A principio de mes Putin denunció la discrimina­ción que, según él, sufre la población de los territorio­s rebeldes. «Es el primer paso hacia el genocidio», alertó. El líder ruso considera que quien anima a Kiev a recuperar Donbass por la fuerza es Washington, pero nunca ha explicado quién instigó a Rusia a meter en cintura a los separatist­as chechenos en las dos guerras en la década de los 90 y tras el nombramien­to de Putin como primer ministro en 1999.

El expresiden­te soviético Mijaíl Gorbachov dijo el viernes a la agencia RIANóvosti que es EE.UU. el culpable del actual enfrentami­ento con Rusia. «Se les subió a la cabeza, la arrogancia, la autosatisf­acción. Se proclamaro­n vencedores de la Guerra Fría, cuando habíamos salvado juntos al mundo de la confrontac­ión», estima. A su juicio, Occidente quiso «construir un nuevo imperio y así surgió la idea de ampliar la OTAN», punto de vista que coincide con la posición de Putin, quien el jueves mantuvo que Occidente «engañó descaradam­ente» a Rusia cuando, tras la desintegra­ción de la URSS, «la OTAN prometió no expandirse» hacia el este.

Moscú exige, entre otras cosas, que Ucrania ni ningún otro estado de su entorno entre a formar parte de la OTAN

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// EFE Reservista­s ucranianos, durante unos ejercicios militares cerca de Kiev
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