El Papa recuerda a las víctimas de la pandemia y de los abusos
► Francisco repasó los conflictos y dramas olvidados en la bendición ‘Urbi et Orbi’
Francisco no se asomaba al balcón central de la basílica de San Pedro desde hacía dos años, cuando aún no había saltado a la prensa el Covid-19. Era el día de Navidad de 2019. Desde entonces, la pandemia le ha obligado a impartir la tradicional bendición ‘Urbi et Orbi’ desde el interior de la basílica y en ocasiones a solas. Cuando esta mañana ha vuelto a atravesar la ‘loggia de las bendiciones’ y se ha asomado hacia la plaza abrazada por la columnata de Bernini, ha podido ver de nuevo bajo la lluvia a miles de peregrinos en el corazón del catolicismo, eso sí, más o menos distanciados y con mascarillas.
Francisco se refirió al coronavirus. Alertó de que la «pandemia pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar», lamentó. Por eso, homenajeó y dio las gracias a quienes en este tiempo «demuestran responsabilidad y entrega al hacerse cargo de sus familiares, de los enfermos y de los más débiles», añadió.
«Concede salud a los enfermos e inspira a todas las personas de buena voluntad para que encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias. Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres», pidió en una tierna oración al Niño Jesús.
El Papa tuvo otra petición para el Niño Dios: que ayude «a las víctimas de la violencia femenina que se difunde en este tiempo de pandemia», «a los niños y a adolescentes víctimas de intimidación y de abusos», y «a los ancianos que se encuentran más solos». También, «serenidad y unidad para las familias, lugar primordial para la educación y base del tejido social».
Dialogar sin atajos
«En el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero estos son los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos», proisiguió el Papa.
El Papa ha repasado los conflictos y dramas olvidados de nuestro tiempo: «Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados. Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse. Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día».
En una especie de mapa de las heridas del mundo, el Pontífice recorrió los principales problemas geopolíticos como el de Ucrania con Rusia. «No permitas que se propaguen en Ucrania las metástasis de un conflicto gangrenoso», dijo y sin mencionar explícitamente a ningún país de América, ha rezado para que allí prevalgan «el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos».