Un modelo que funciona
SERRANO El modelo de Ayuso ha funcionado y está funcionando
ESDE que arrancó la campaña del #4M se ha hablado mucho del fenómeno social que ha supuesto Ayuso, así como de una serie de componentes sentimentales en la relación de un político con la ciudadanía inédita en nuestra reciente historia política. Pero limitar el liderazgo de Ayuso a algo sentimental es menospreciar las razones racionales que también están motivando la actitud de una gran mayoría de madrileños con su presidenta.
Se habla de ‘fenómeno pop’ para equiparar el éxito de Ayuso con el de un cantante que debe atender a los fans –inspirados por su música– con selfies y autógrafos. Pero un gobernante, una presidenta, no sólo es simpática o valiente, sino que, a diferencia de un ‘artista’, sus decisiones influyen en la vida de sus gobernados. Y aquí está la segunda clave que algunos deliberadamente obvian. El modelo de Ayuso ha funcionado y está funcionando. Y los únicos que siguen sin verlo o reconocerlo son los que siguen sin entender por qué un trabajador de la hostelería o el comercio o una tradicional familia trabajadora del sur de Madrid votó a Ayuso hace casi ocho meses. Les doy una pista. Quien defendía su proyecto de vida, su puesto de trabajo y su bienestar se llamaba Isabel y se apellidaba Díaz Ayuso.
Cuando está apunto de acabar el 2021, podemos afirmar que la Comunidad de Madrid ha seguido dedicándose única y exclusivamente a eso. Dijimos que esta Legislatura sería corta pero intensa, y este primer periodo de sesiones ha sido un claro ejemplo. Con un verano de por medio, hemos sido capaces de acordar una Ley de Maestra de Libertad Educativa frente al sectarismo de la Ley Celaá, hemos aprobado una bajada del tramo autonómico del IRPF que los madrileños notarán desde el 1 de enero, nos hemos convertido en la única comunidad sin impuestos propios y hemos aprobado unos Presupuestos para 2022 que consolidarán la recuperación de una región que ya está en la senda de la recuperación. Y todo ello mientras se sigue luchando contra la última ola del Covid sobre la base de la experiencia anterior y demostrando una vez más que salvar la economía es compatible con proteger la salud de la gente.
Cuatro intensos meses que sirven para vislumbrar el año y medio que queda por delante. Tras el Covid, la Comunidad de Madrid está en mejor disposición que nadie para vivir una etapa de inversiones, recuperación, explosión cultural y reforzamiento de los servicios públicos y para ello tiene un Gobierno a la altura. Obviar esta capacidad de gestión, asentada en el liderazgo de la presidenta no sólo es un desprecio con cierto tufo machista, sino un insulto a la inteligencia de los madrileños que se identifican con una presidenta que jalean en un concierto, en los toros o en el tenis, porque saben que cuando toca defender Madrid y pensar en lo mejor para Madrid, allí estará siempre ella.
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