ABC (Andalucía)

Carmen Anguita, la primera en la lista del terror

El 29 de julio de 1963, una modistilla adolescent­e se convirtió en la primera de las 4.983 personas heridas en un atentado terrorista, tras una bomba en la Dirección General de Seguridad

- CARLOTA PÉREZ

La historia de Carmen Anguita (Lopera, Jaén, 1947), es la historia de una supervivie­nte. En tres ocasiones fue testigo de un atentado terrorista. Fue en el primero donde salió peor parada, y por el que es reconocida como la primera en la lista de 4.983 personas heridas en un atentado terrorista en España. Un testimonio olvidado que recuperó este año el centro Memorial de Víctimas de Terrorismo y que recoge el historiado­r Gaizka Fernández en su libro ‘El terrorismo en España. De ETA al Daesh’.

El lunes 29 de julio de 1963, Carmen, una joven de 15 años de familia humilde que se había mudado a Madrid desde Jaén, trabajaba como modistilla en un taller de alta costura en Madrid. Ese día hacía un calor infernal y Carmen estrenaba un vestido verde que la maestra del taller le había regalado. Ésta le mandó ir a sellar un pasaporte a la Dirección General de Seguridad, en la actual sede del Gobierno de Madrid en la Puerta del Sol. «Había mucha gente esperando en el edificio», recuerda nítidament­e Carmen. No estaba sola, le acompañaba Nieves, una amiga, que también trabajaba en el taller. «Nos sentamos en un banco a esperar nuestro turno. Como tardaba mucho, me fui a una mercería a la calle Carretas a recoger una cremallera, mientras Carmen esperaba», cuenta Nieves. Pocos minutos después, una explosión llenó de humo, polvo y terror el centro de la capital. La onda expansiva elevó el cuerpo de Carmen hasta el techo. «En cuanto escuché la explosión volví corriendo para ver qué es lo que pasaba. Pero ya no pude ver a Carmen», cuenta la joven aprendiz, Nieves, que desde ese día ya no volvió a ver a su compañera, herida de gravedad. Las dos modistilla­s pasaron más de 50 años sin verse y fue este año cuando recuperaro­n el contacto y recuerdan, con ABC, cómo fue ese día que separó sus vidas.

«Notaba que me quemaba y unas convulsion­es fortísimas ¿Qué me está pasando? Recuerdo cómo la combinació­n de nylon que llevaba se derretía y me abrasaba las piernas». Después, perdió el conocimien­to. Cuando lo volvió a recuperar estaba en el hospital, acompañada de su madre y la maestra del taller. Se despertó a los dos días. Carmen se sentía «completame­nte abrasada». Las heridas fueron tales que el sacerdote del hospital le llegó a dar la extremaunc­ión. «Tuvieron que hacerme un injerto y curas todos los días durante meses». En aquella sala de la DGS había más de 100 personas: 31 de ellas sufrieron heridas de diversa considerac­ión, la mayoría de carácter leve o reservado, pero «el pronóstico de la aprendiz de modista Carmen Anguita Abril era de gravísimo», según recogieron los medios de la época, entre ellos ABC.

A lo largo de su vida, Carmen fue testigo de otros dos atentados bomba en Madrid, que esta vez llevó a cabo ETA

Durante su estancia en el hospital Carmen recibió la visita del periodista Jesús Hermida, que le recomendó «pedir lo que quisiera» por la gran repercusió­n que tuvo su caso. Este interés mediático llamó la atención de altos cargos de la dictadura, como la del vicepresid­ente del Gobierno, el general Agustín Muñoz Grandes, quien ayudó a Carmen y su familia. «Vas a estudiar y vamos a ayudar a tus padres», le dijo Muñoz Grandes. La joven logró estudiar, aunque con ciertas dificultad­es porque el dinero prometido por el general no llegaba. «Cuando se olvidaban de pagar la academia donde me apunté, volvía a trabajar porque había que aportar en casa». Así estuvo hasta que terminó en 1968 sus estudios como delineante.

La respuesta del régimen franquista para detener a los presuntos autores del atentado fue implacable. Dos anarquista­s, simpatizan­tes de Defensa Interior, un grupo terrorista de actuación efímera cuyo objetivo era Francisco Franco. Fueron ejecutados ese agosto con garrote vil. Años después, ya en democracia, dos exmiembros de Defensa Interior reconocier­on ser los autores del atentado. «Me entró mucha rabia, me indigné cuando me enteré en el periódico. Sentí que se habían reído de todos nosotros», señala Carmen.

La joven aprendiz cambió la posible profesión a la que estaba destinada y llegó a opositar. Consiguió una plaza en Promoción Profesiona­l Obrera. Durante 45 años estuvo trabajando en el Ministerio de Trabajo, objetivo de sucesivos avisos de bomba. Ahí es donde el fantasma de su adolescenc­ia, del que había querido escapar Carmen, volvió. «Cuando saltaba la alarma del edificio, se me ponía un temblor en las piernas y me paralizaba. Un día, hubo un aviso de verdad y yo cogí mi coche y escapé, pero me quedé paralizada, porque no podía reaccionar», recuerda. Esa vez fue ETA.

Viejos fantasmas

Años más tarde, se repitió en octubre de 2000, en el cruce de la calle de Torrelagun­a con la avenida de Badajoz. Carmen conducía «cuando explotó una bomba. También fue ETA. Aquello fue terrible». Después se enteró de que el artefacto había pillado de lleno al magistrado José Francisco Querol, a su escolta y a su chófer. «A raíz de esto, tuve que ir al psicólogo durante años. Pensé que siempre me perseguían», rememora Carmen, aún con lágrimas en los ojos. Las secuelas, no solo físicas, también las psicológic­as todavía están presentes. «Con el ruido de una mosca, todavía me asusto».

No fue reconocida como víctima del terrorismo hasta 2011 con la Ley de Víctimas. Ahora, Carmen les cuenta a sus dos nietos lo que le pasó «a la abuelita, para que sepan que hubo gente mala», y que no caiga en el olvido el sufrimient­o de quienes, como Carmen, han padecido el horror terrorista.

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EJECUTADOS CON GARROTE VIL E INOCENTES DOS DÉCADAS DESPUÉS
Joaquín Delgado y Francisco Granado, dos simpatizan­tes de Defensa Interior, fueron condenados a muerte y ejecutados con garrote vil el 17 de agosto de 1963. Años después, ya en democracia, Sergio Hernández y Antonio Martín reconocier­on ser los verdaderos autores del atentado
Carmen Anguita (dcha.) más de 50 años tras el atentado en el que resultó herida, junto a su amiga Nieves, que le acompañaba ese día. A la dcha., Carmen recibe la extremaunc­ión dada la gravedad de sus heridas en una foto que publicó ABC EJECUTADOS CON GARROTE VIL E INOCENTES DOS DÉCADAS DESPUÉS Joaquín Delgado y Francisco Granado, dos simpatizan­tes de Defensa Interior, fueron condenados a muerte y ejecutados con garrote vil el 17 de agosto de 1963. Años después, ya en democracia, Sergio Hernández y Antonio Martín reconocier­on ser los verdaderos autores del atentado
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