China también borra la memoria de Tiananmen en Hong Kong
▶ Retirados de tres universidades los monumentos que recordaban la matanza que aplastó las protestas por la democracia de 1989 en Pekín ▶ La decisión se enmarca en una ofensiva del Partido Comunista chino para acabar con la autonomía hongkonesa
Lor grupos encargados de vigilar las estatuas se disolvieron por miedo a la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín
Hasta ahora, Hong Kong era el único lugar de China donde se podía recordar la matanza en la plaza de Tiananmen, con la que el Partido Comunista aplastó las protestas por la democracia que sacudieron a Pekín en la primavera de 1989. Pero la supresión de derechos en la antigua colonia británica y su homogenización con el resto del territorio chino siguen imparables y el régimen pretende ahora borrar tan infausto recuerdo como ya ha hecho en el continente, donde la masacre de Tiananmen es un tema tabú. Además de prohibir durante los dos últimos años las vigilias del 4 de junio por la matanza, en su intento por reescribir la historia acaba de retirar los monumentos que honraban la memoria de Tiananmen en tres centros educativos de Hong Kong.
Para empezar, la Universidad de Hong Kong desmanteló el jueves el ‘Pilar de la vergüenza’, una escultura de ocho metros del artista danés Jens Galschiot que llevaba 24 años en el campus. Justificando su decisión en «consejos legales externos» por su falta de permiso oficial y los «riesgos estructurales» de la instalación, el consejo rector ordenó retirarla hace dos meses. Ignorando al autor, que reclamaba la devolución de su obra, los operarios la desmontaron al amanecer y la metieron en un contenedor rojo que depositaron en una zona de almacenamiento de acceso restringido.
El viernes, y también bajo el manto de la noche, la Universidad China de Hong Kong hizo lo mismo con la ‘Diosa de la democracia’. Con más de seis metros, es una reproducción de la estatua de escayola aún mayor que los estudiantes levantaron en la plaza de Tiananmen en 1989 frente al retrato de Mao Zedong, como símbolo de su defensa de la libertad individual ante el totalitarismo. «Nunca autorizamos su colocación en el campus y ninguna organización se ha hecho cargo de su mantenimiento», alegó la Universidad en un comunicado.
Entre otras cosas, porque los dos grupos encargados de cuidar la estatua, el sindicato de estudiantes y la Alianza de Hong Kong en Apoyo de Movimientos Patrióticos y Democráticos, se disolvieron hace meses por miedo a la draconiana ley de seguridad nacional impuesta por el régimen chino, que criminaliza prácticamente toda oposición política.
«Eliminar la historia real»
La misma suerte ha corrido también un relieve en la Universidad de Lignan, que representaba la represión del Ejército chino contra los manifestantes de Tiananmen. Además de mostrar a la ‘Diosa de la democracia’, incluía a los abatidos por las balas arrastrados por sus compañeros y al ‘Hombre del tanque’, el individuo anónimo que se interpuso ante el avance de los blindados militares. Un portavoz del centro aseguró que «de acuerdo a los intereses de la universidad, el objeto en cuestión ha sido desmontado y guardado de manera apropiada».
Estas dos obras fueron creadas por Chen Weiming, escultor nacido en China y de nacionalidad neozelandesa que reside en Estados Unidos. Después de que las autoridades de Hong Kong le denegaran su entrada en 2010 para participar en la vigilia de Tiananmen, se las donó a sus organizadores y fueron expuestas en varios lugares antes de que los estudiantes las instalaran en ambas universidades con el consentimiento de la administración. «Desde que los comunistas chinos implementaron la ley de seguridad nacional en Hong Kong, han erradicado la libertad de prensa, de reunión y de expresión», denunciaba el artista en declaraciones a la agencia Reuters. En su opinión, «quieren eliminar la historia real de la brutal represión (...), no permitirán que otros puntos de vista diferentes sigan existiendo en Hong Kong».
Un recuerdo censurado
Cada 4 de junio desde el de 1989, los habitantes de Hong Kong se reúnen para honrar la memoria de los cientos
de asesinados durante las protestas de Tiananmen, episodio cubierto por una censura hermética en el resto del territorio chino. Las autoridades locales prohibieron por primera vez esta convocatoria en 2020, aduciendo el riesgo para la salud pública que representaba la pandemia, pero decenas de miles de asistentes desafiaron la orden. En 2021 tampoco autorizaron la vigilia y muchos hongkoneses, de nuevo, volvieron a recorrer las calles portando velas o encendiendo las linternas de sus teléfonos móviles.
Esta polémica decisión se enmarca en una ofensiva del Partido Comunista chino para acabar con la autonomía de Hong Kong, recogida por el principio de «un país, dos sistemas» que fue acordado con el Reino Unido para la devolución en 1997 y debía estar vigente al menos 50 años. Pero, tras la violenta revuelta de 2019 reclamando plena democracia y sufragio universal, Pekín impuso en junio del año pasado la ley de seguridad nacional, que le ha servido para maniatar a la oposición, sociedad civil y medios de comunicación. Así se vio en las recientes elecciones al Parlamento local, en las que fueron vetados los principales candidatos del frente demócrata. Tras anular a la oposición para el futuro, el régimen chino borra del pasado la memoria de Tiananmen para seguir reescribiendo la historia.