Buena noticia
El acuerdo alcanzado de la reforma laboral es una buena noticia. Y no como apuntan algunos porque éste haya sido logrado por consenso, ya que es de sobra sabido que la bondad de las medidas no necesariamente tiene que ver con el apoyo que alcanzan. Ni tampoco, probablemente, porque haya sido un paso en la dirección correcta porque prácticamente nos hemos quedado como estábamos en materia laboral.
Lo bueno de que se haya aprobado esta reforma es que confirma la tesis que teníamos algunos de que el hecho de toparse con la realidad desbrava a los temerarios.
La coalición de Gobierno actual, de la que como todos sabemos forma parte el partido radical de izquierdas Podemos, en el tiempo que llevan al frente –que son tres años– están incumpliendo prácticamente todos sus compromisos en materia económica. No han nacionalizado ningún banco como llevaban escrito en su programa. De hecho, han fusionado Bankia con Caixabank, dando un paso que en su momento no se atrevió a dar el anterior Gobierno conservador. Tampoco han intervenido el precio de la energía. Y no porque el precio de la luz no haya subido, porque marca nuevo récord todos los días, sino porque no hay solución fácil. Una vez que han entendido lo del sistema marginalista para la fijación de precios se limitan a poner velas para que baje el precio del gas.
Y, por si todo lo anterior no fuera suficiente, la semana pasada se confirmó que no derogan la reforma laboral. Con independencia de los relatos de unos y otros, este Gobierno no ha cumplido con su principal promesa económica, la que voceaban a los cuatro vientos PSOE y Podemos y con la que se les llenaba la boca: la derogación de la reforma laboral de Mariano Rajoy.
No por esperada deja de ser una magnífica noticia. Prueba superada. Otro regalo y seguramente no sea el último en esta Navidad. Las soluciones sencillas para problemas complejos las dejamos para mejor ocasión.
Entre tanto, mientras a otros países, por ejemplo, el populismo les ha costado seguir en la Unión Europea, aquí está pasando (ha pasado) con más pena que gloria.