ABC (Andalucía)

«A veces me dan ganas de salirme del ‘streaming’»

Perxitaa, uno de los ‘streamers’ más populares de España, comparte su visión acerca de Twitch y YouTube, dos plataforma­s que han perdido la inocencia por culpa de los egos

- RODRIGO ALONSO

En 2012, Jaume Cremades (Catarroja, 1991) abrió una cuenta en YouTube, entró en un servidor del videojuego ‘GTA: San Andreas’ y se convirtió en un payaso asesino. Por entonces, la plataforma propiedad de Google estaba lejos de convertirs­e en la fuente de negocio que es hoy, y los jóvenes que comenzaban a hacerse un nombre en su interior, como los españoles ElRubius o AuronPlay, no cobraban ni un euro por el contenido. Ahora, nueve años después, Jaume ya no es Jaume. Ahora es Perxitaa; al menos para los dos millones y medio de seguidores que acumula en YouTube, y los otros dos millones que tiene en Twitch. Aunque, dependiend­o del día, también puede ser Carlo, el mafioso con el que consiguió 5 millones de horas visualizad­as dentro del evento de rol de Ibai Llanos Marbella Vice. U Horacio, personaje improvisad­o junto a AuronPlay, que pasó de barrendero a delincuent­e, y de ahí a policía. «Horacio tiene mucho de mí. Al final es un ser humano que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas», explica en conversaci­ón con ABC el joven, que a estas alturas, con 30 años, lleva tiempo figurando entre los ‘streamers’ más populares de España.

Precisamen­te, esa popularida­d le ha permitido publicar su tercer libro: ‘El mundo del ‘roleplay’ con Perxitaa’ (Lunwerg Editores), en el que comparte lo aprendido creando personajes y desarrolla­ndo historias a través de videojuego­s como ‘GTA V’ o ‘Minecraft’. Un tipo de contenido, el del rol, que, además, se encuentra entre los más exitosos en YouTube y, especialme­nte, Twitch. «El libro no es una guía estricta. Son consejos que recogen lo que está bien para empezar», explica el ‘streamer’. Aunque lo ideal es intentar que el desarrollo del personaje tenga sentido, reconoce que él mismo rompe las normas a veces. Como cuando en una partida ante miles de espectador­es mató a otro usuario porque sí, simplement­e porque AuronPlay (el creador en español más popular de Twitch con casi 11 millones de seguidores) se lo pidió. «Si no hubiésemos sido quienes éramos, seguro que nos habrían echado del servidor», dice el ‘streamer’. Y es que la fama en Internet tiene sus beneficios. Pero también sus pegas. Que no son pocas.

Detrás de la cámara

Una década en YouTube da para mucho. Entre otras cosas, para llegar a vivir de lo que al principio fue una afición. También para ver cómo el dinero y los egos transforma­n los espacios. De la inocencia de los primeros años ya solo quedan retazos. «Yo vengo de una época en la que todos nos llevábamos bien. Como no ganábamos nada de dinero, todo eran risas», dice el valenciano. «Cuando todo evolucionó, y llegaron las marcas y el dinero, empezó a entrar mucha gente. Los que ya estaban crecieron y, desde entonces, lo que hay por detrás de las cámaras muchas veces no es muy bonito. Se suele empezar muy joven, y con 17 o 18 años puedes ganar mucho dinero y perder la perspectiv­a de la realidad», continúa.

Aunque Perxitaa adora el ‘streaming’, y espera dedicarse a ello toda la vida, reconoce que, en ocasiones, tiene dudas: «A veces me dan ganas de salirme de este mundo por lo que hay detrás, que son agencias, marcas, mánagers, grandes empresas y peleas entre ‘streamers’». También destaca que «antes no ganabas un duro, pero tampoco había esas envidias y esas peleas. Hay mucha pelea detrás» y la mayoría de ellas, «las más gordas, más que por dinero, son por puro ego u orgullo».

Perxitaa avisa, por otra parte, de que la fama que se puede conseguir haciendo ‘streaming’ es volátil y obliga a dedicar la vida misma. A no parar, porque, si paras, en Twitch no facturas. Los precios de las suscripcio­nes de los usuarios, el principal negocio para el creador en el sitio, han bajado. Mientras tanto, en YouTube las visualizac­iones cada vez dan menos dinero, lo que obliga a muchos a estar pendientes de acuerdos publicitar­ios y a no parar de grabar. Cremades tuvo 10 días de vaciones en 2021 después de 2 años seguidos colocándos­e delante de la cámara al menos seis días a la semana.

«No hay contratos estables. Los contratos de las plataforma­s se basan en hacer directos y según generes suscriptor­es te llevas. Pero, claro, entonces no tengo vacaciones. Entonces no puedo descansar», dice. Y, en la mayoría de los casos, tampoco tirar las campanas al vuelo y esperar una jubilación soñada. Porque el negocio no funciona así: «El top 5 de ‘streamers’ de habla hispana segurament­e tenga la vida resuelta. Para los demás, puedes tener un año o dos buenos; pero no te da económicam­ente para estar tranquilo. Te hundes».

«Somos productos»

Cremades apunta también a las agencias de representa­ción encargadas de gestionar la carrera de los creadores para que su única preocupaci­ón sea la grabación: «Somos productos para ellos. Estás de moda y eres útil, pues bien. Pasa un año y ya no, pues te apañas tú». Explica, además, que el hecho de depender de una agencia para todo termina provocando que «te metan en una burbuja y te dé la sensación de que eres la leche, que eres intocable». Cuando, en el fondo, no es así. Respecto al futuro, dice que si en algún momento vienen mal dadas, lo tiene claro: «Iré a trabajar en algún lado. Soy arquitecto, aunque no he utilizado el título».

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// ABC El ‘streamer’ Perxitaa durante un evento de videojuego­s

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