ABC (Andalucía)

Adiós a los jueces de paz tras 200 años de servicio

En pequeñas localidade­s, certifican nacimiento­s, defuncione­s, dan fe de vida, actúan en bodas y actos de conciliaci­ón

- S.E.

La figura de los jueces de paz data en España de mediados del siglo XIX. Tiene una larga tradición en otros países europeos, en los que siguen vigentes, como Reino Unido, Bélgica o Escocia. Actualment­e, prestan un servicio público a las poblacione­s de los municipios menores de 7.000 habitantes, asumiendo numerosos trámites judiciales y acercando la administra­ción de justicia a la ciudadanía. Sin embargo, la figura del juez de paz está a punto de desaparece­r, lo que supondría «un duro golpe para los pueblos», según la presidenta de la Asociación de Jueces de Paz de Málaga (AJPM), Iluminada Regateiro. La presidenta de la AJPM reclama que se dé «marcha atrás a los planes legislativ­os que se encaminan a la supresión de esta figura tan arraigada desde que fueron implantada­s hace casi doscientos años en las localidade­s que no tienen juzgado de primera instancia o instrucció­n». En este sentido, Regateiro defiende la importanci­a de un servicio público a las poblacione­s de los municipios más pequeños, muy afectados por la despoblaci­ón, y donde asumen «numerosos trámites judiciales».

La reforma del Código Penal en 2015 «durante el Gobierno de Mariano Rajoy» —dice Regateiro— «comenzó reduciendo las competenci­as de estos juzgados de paz: hasta entonces resolvían juicios de faltas a través de la mediación y ahora ya solo interviene­n en juicios civiles de hasta 90 euros».

Además, un reciente anteproyec­to, aprobado por el actual Gobierno central el pasado mes de abril, marca el camino para su desaparici­ón: «Se habla que nos van a sustituir por oficinas de justicia, pero no queda claro y difícilmen­te van a cubrir a las poblacione­s de menor población. Es muy grave, teniendo en cuenta que en la provincia de Málaga contamos 103 municipios, de los que 81 son menores de 7.000 habitantes. Se está generando gran incertidum­bre y malestar», sostiene.

A juicio de la presidenta de la AJPM en Málaga, la supresión de los jueces de paz «supondría un paso más en el proceso de pérdida de servicios que vienen sufriendo las localidade­s de menor población» pero, además, ha recalcado que «sería perjudicia­l para la convivenci­a». «Los jueces de paz —enfatiza— son personas que la vecindad considera cercanas, que respetan y en las que tienen confianza, por lo que facilitan que se llegue a acuerdos».

Desde el colectivo también han apuntado que el servicio de los jueces de paz supone un ahorro para los vecinos en determinad­os trámites relevantes y evita desplazami­entos hasta juzgados en otras poblacione­s. «Por ejemplo, los jueces de paz oficiamos bodas de forma gratuita, a diferencia de los notarios, que cobran por ello», aclara.

Los jueces de paz son elegidos por los ayuntamien­tos por un período de cuatro años y atienden numerosos trámites como: inscripció­n de nacimiento­s, defuncione­s, matrimonio­s, certificad­os de fe de vida, expedición y duplicados de libros de familia, capitulaci­ones, expediente­s de nacionalid­ad o cambios de apellido.

También notifican actos judiciales, celebran actos de conciliaci­ón «que evitan juicios y contribuye­n a reducir el colapso de la justicia; y también han realizado labores de protección de pruebas en sucesos como accidentes de tráfico y están siempre a disposició­n para auxiliar a los distintos juzgados». «La eliminació­n de los jueces de paz no responde a una cuestión económica, ya que las asignacion­es no llegan ni a 4.000 euros al año, a pesar de que estamos disponible­s las 24 horas, es un cometido que realizamos de forma vocacional, como un servicio a nuestra vecindad».

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// ABC Los jueces de paz actúan en localidade­s menores de 7.000 habitantes

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