Esas primarias que se vuelven secundarias
Con un enérgico dedazo, la dirección de Ciudadanos ha dicho que el candidato es Igea o Igea, haciendo trizas el tole-tole de primarias o primarias con el que iban a salvar la democracia
¿Se acuerdan de aquel cuento tan bonito de las primarias como método para mejorar la democracia desde dentro de los partidos? Venía la ‘nueva política’ con unos aires purificadores que los convertían en una especie de patricios de la democracia, inmaculados, sin el pecado original de la casta. Era preciosa la historia, tanto que en Ciudadanos, ya desde Rivera, hasta trataban de imponer a sus potenciales socios el método de elecciones internas si querían contar con su augusta presencia en un Gobierno de coalición. Pues se acabó. Las direcciones regional y nacional del partido naranja han decidido que ni primarias ni gaitas y que el candidato a la Junta de Castilla y León vuelva a ser Francisco Igea, que el pasado día 21 se declaraba un gran fan del procedimiento y demandaba «la mayor transparencia posible en nuestros procesos internos, para todos, no sólo para nuestro partido». Solo una semana después, el dedazo se detiene en él. La excusa (las socorridas «circunstancias excepcionales») no cuela ni en un parvulario. Cierto es que ningún partido está exento de vaivenes, porque el ‘material’ es el que es, pero quizá ese extraordinario dominio del bamboleo hace que Cs esté como está, en alarmante fase menguante por ese ir de izquierda a derecha, por ese hoy blanco, mañana negro o puede que gris marengo, por ese lo mismo me vale Sánchez que Rajoy... en fin, por ese convertir lo presuntamente ‘irrenunciable’ en un engorro del que uno se deshace con la misma displicencia que se aparta la mosca que revolotea sobre la sopa. Ya saben, Igea o Igea y todos a callar.