La sangría del mundo rural: un 7% menos de población en diez años
La salida de las ciudades por la pandemia solo ha contenido la caída
La pandemia y la vuelta al mundo rural no ha logrado parar la sangría de despoblación en los pueblos. Solo ha logrado un descenso menos acusado. Un estudio del Ministerio de Agricultura muestra que en los últimos diez años ha descendido un 7,1% la población rural, dentro de un contexto de crecimiento demográfico de un 0,6%. El descenso ha sido superior en los municipios rurales de más de 5.000 habitantes, en los que están empadronados el 60% de las personas que viven en medios rurales. La mitad de ellas estarían censadas en términos municipales inferiores a 2.000 habitantes.
Por el contrario, la población censada en municipios urbanos ha aumentado un 2,1%. Según explica el Ministerio, los datos son el resultado conjunto de procesos demográficos –naturales y migratorios-, así como de cambios en las tipologías de algunos municipios, que pasan de rurales a urbanos o viceversa debido a variaciones en su censo o en su densidad poblacional.
El informe también indica que en estas zonas el índice de masculinidad en su conjunto es de 103,5 hombres por cada 100 mujeres en 2020, lo que se traduce en un 9,2% más que en las áreas urbanas. Este indicador, que es más evidente cuanto menor es el tamaño municipal, ha descendido un 0,4% entre 2011 y 2020.
Fuga de jóvenes
Por otro lado, la tasa de jóvenes, que mide el grado de juventud del censo poblacional, es un 35,2% menor en los municipios rurales que en los urbanos, y disminuye también considerablemente en los de menor población, esto significa que el censo de los municipios rurales está más envejecido que en los núcleos urbanos. También se observa que este porcentaje ha descendido 9,1 puntos en la última década.
Las comunidades con más población censada en municipios rurales –entre el 30 y el 50%– son Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón. En el lado opuesto, con menos del 7% están Cataluña, País Vasco y Madrid.
Por lo que respecta al empleo, la tasa de ocupación en las áreas rurales es del 44,5%, siendo esta cifra inferior respecto a la de las áreas urbanas –48,5% en 2020–. En cuanto a la tasa de paro, se sitúa en el 14,7% de la población activa frente al 15,2% en las ciudades, por tanto, el desempleo ha afectado menos al medio rural el pasado año. De esta manera, las áreas rurales se han mostrado algo más resilientes frente a los efectos de la pandemia que las urbanas, ya que la ocupación, si bien ha descendido, lo ha hecho en menor grado.