Mi amigo está haciendo el ridículo mezclándose con unos idiotas que todo lo que tocan lo convierten en derrota Claro que quiero a Jaume
O quiero mucho a Jaume Giró pero se está equivocando. Se equivocó en La Caixa cuando no entendió el desastre al que el proceso independentista conducía a la sociedad catalana, se equivocó yendo a hacer ‘el mec’ –como en catalán decimos– a la candidatura de Laporta para el Barça y se equivoca ahora como consejero de Economía de Pere Aragonès, haciéndose el soldadito independentista para ser el próximo candidato de su partido a la Presidencia de la Generalitat con el aval de Jordi Sánchez y de Carles Puigdemont. Yo quiero mucho a Juame y le estoy muy agradecido, pero ya en La Caixa se organizó su agenda propia para sustituir al presidente Fainé; sólo llegar al Barça iba diciendo que él sería el futuro presidente porque Laporta estaba acabado y ahora en la Generalitat su única fijación es matar al vicepresidente Jordi Puigneró.
Hacienda vino a por mí en 2013 y Jaume acudió a mi rescate. Y aunque yo escribo en ABC porque mi editor Luis Enríquez me fichó a los dos minutos que David Jiménez me echara de ‘El Mundo’, es verdad que aquella tarde Jaume Giró remató la jugada convenciendo al entonces director del periódico, Bieito Rubido, algo dudoso de mi incorporación. Por lo tanto, sólo puedo hablar de Jaume desde la gratitud. Pero por muy agradecido que yo pueda estar a quien me parezca oportuno –y esto mi mujer lo sabe muy bien, y lo lamenta todavía más– no hay nada en mí que esté por encima del hecho fundamental de que yo soy uno que escribe y no puedo dejar de escribir un buen artículo. Escribir no es mi trabajo. Escribir soy yo y no lo digo como una heroicidad sino en el sentido trágico que tantos problemas me ha causado. Y es así que no puedo dejar de escribir algo tan nuclear en Cataluña como que mi amigo está haciendo el ridículo mezclándose con unos idiotas que todo lo que tocan lo convierten en humillación y en derrota.
Además está lo personal, y en la línea de Redondo con Sánchez, Giró pretende demostrarle a Isidro Fainé que se equivocó echándole y que desde fuera le puede ganar. Nadie gana desde fuera a La Caixa ni mucho menos con la ceguera que da el resentimiento. El presidente Fainé ha defendido siempre la independencia del banco y de su fundación, y lo que Jaume no entendió cuando era su director general es lo mismo que continúa sin entender ahora que es conseller. La derrota del catalanismo tiene mucho que ver con unos líderes y unas bases que buscan en Cataluña lo que la realidad no les presta.
Jaume se siente traicionado porque le digo que me parece un disparate su vanidad disfrazada de folklore aldeanista y su carrera por ir de frente contra su antigua empresa y patrón. Quiero a Jaume, claro que le quiero, y forma parte de este amor explicarle que se equivoca y se degrada, que se va a hacer mucho más daño del que quiere causar, y que además no le servirá de nada. Si quieres ayudar a alguien, le ayudas feliz de que pueda seguir su camino. Si exiges algo a cambio no estás ayudando, estás comprando. Y por supuesto yo tengo un precio pero es increíblemente más caro.