Me conformo con justicia
El pasado viernes 17 de diciembre, el Gobierno vasco promovió el acto de entrega de unos ‘Cuadernos de memoria y reconocimiento’ a los familiares de las víctimas del terrorismo cuyos casos se encuentran sin resolver. Es el caso del crimen de mi padre, Modesto Carriegas Pérez, asesinado por la banda criminal ETA en Baracaldo el 13 de septiembre de 1979. Deseo a través de este escrito mostrar los motivos por los que no acudimos a ese acto. El nacionalismo gobernante ha sido y es directamente responsable de lo ocurrido. De todo lo ocurrido. El nacionalismo gobernante ha sido directamente responsable de la horrible situación vivida, pues ha mantenido una enorme empatía y simpatía por quienes han aplicado desde la más absoluta impunidad el terror, la muerte, la extorsión, la humillación y el miedo en el seno de toda la sociedad vasca. Constituye un deber recordarlo, remarcarlo y resaltarlo, puesto que es la auténtica e indubitable verdad. Los 379 crímenes no resueltos no se encuentran en esa situación debido a la incompetencia o negligencia de algún funcionario. Se deben a la manera en la que el nacionalismo gobernante abordó el terrorismo en nuestra tierra. El nacionalismo gobernante dibujó a los criminales y a la banda que les daba cobijo como héroes inmarchitables. El nacionalismo gobernante ha alterado y descompuesto, gracias a la siempre efectiva fórmula del miedo, los más elementales principios éticos de convivencia. Matar está mal... bueno, depende de a quién. Homenajear a criminales está bien. Apoyar a las familias de los asesinos está bien... a las de las víctimas está mal (conviene recordar los cientos de funerales en plena soledad y en muchos de ellos incluso con el cura de mala gana). El nacionalismo gobernante ha condenado a la sociedad vasca a unas premisas éticas tóxicas que la destruyen como sociedad decente. Por todo ello, me resulta inaceptable aceptar el sometimiento que nos proponen, adornado de tan bellas como falsas palabras, haciendo como si nada hubiera pasado y llenando de prosa la terrible ignominia de la que son directamente responsables. En la última versión de la película ‘Los siete magníficos’ una joven viuda, a quien habían asesinado a su marido los corruptos ‘dueños’ de un pueblo del lejano oeste, pedía a un cazarrecompensas que hiciera lo que tuviera que hacer para liberar a los habitantes de ese pueblo del yugo de la opresión de los malvados. El actor afroamericano le pregunta a la viuda si lo que busca es venganza, a lo que la muchacha contesta: «Me conformo con justicia».
RAFAEL CARRIEGAS ROBLEDO BILBAO