Nihilismo navideño
A finales del pasado mes, en medio de una importante polémica, la Comisión Europea distribuía un documento interno en el que instaba a felicitar ‘las fiestas’, equiparando así la Navidad a cualquier otra ‘fiesta’ y eliminando la importancia capital que estas fechas tienen en la conciencia de los europeos. Desde años existe una peligrosa corriente liberal-laicista promotora de un nihilismo navideño que busca eliminar todo lo sacro, reduciendo esta celebración a un mero consumismo desenfrenado inerte de valores y espiritualidad. La realidad es que la Navidad no es otra cosa que la conmemoración del nacimiento de Cristo, hecho hombre en un humilde pesebre de Palestina. El presidente Sánchez, siguiendo al pie de la letra las recomendaciones comunitarias, empleaba el pasado 23 de diciembre la misteriosa fórmula de congratulación de las fiestas. Es innegable que Europa ha forjado su historia gracias al cristianismo heredado de la Roma de Teodosio; por no hablar del caso de España, luz de Trento y evangelizadora del orbe, que diría Menéndez Pelayo. La realidad es que el triunfo de este nihilismo navideño no es más que la negación de nuestro propio ser y conciencia europea.
MANUEL YAGO ARZA-GALÁN SANTIAGO DE COMPOSTELA
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