ABC (Andalucía)

La crisis de los microchips pospone a 2023 la recuperaci­ón del automóvil

► La producción cae por debajo de 2020 y las ventas se estancan ► Los eléctricos cogen carrerilla, pero aún son muy minoritari­os

- UNAI MEZCUA

Faltaban pocos días para las campanadas de 2020 cuando Seat daba la voz de aviso sobre un nuevo problema que amenazaba a la industria automovilí­stica: la falta de componente­s. Doce meses después, la crisis de materias primas y, sobre todo, la carestía de chips semiconduc­tores continúa quitando horas de sueño a empleados de fabricas, directivos de marcas y concesiona­rios. También a los clientes, que han visto cómo los plazos de espera para recibir su vehículo se disparaban por encima de los tres meses, un 222,2% más, según cálculos de Sumauto.

El final de la crisis no se atisba en el horizonte. Ford Almusafes, Seat Martorell, Iveco Madrid, Stellantis en Vigo y Figueruela­s y Renault en Palencia y Valladolid ya han optado por prorrogar los Expediente­s de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a sus plantillas, por períodos que van desde el primer trimestre del año hasta el 31 de diciembre del próximo curso.

«Las estimacion­es marcan que el problema no se solucionar­á hasta finales de 2022», avisa José López-Tafall, director general de la Asociación Nacional de Fabricante­s de Automóvile­s y Camiones, Anfac, que admite que la situación «ha tenido un impacto económico en nuestras factorías casi más elevado que el coronaviru­s», explica a ABC.

Hasta noviembre, la fabricació­n de vehículos en España acumula un retroceso del 6% en comparació­n con 2020, y un 26% respecto a 2019. La situación también está estirando las costuras de la industria auxiliar. «La situación es muy compleja», reconoce José Portilla, director general de la asociación sectorial Sernauto, no solo por la falta de chips sino también por el alza de precios de las materias primas como el acero o los derivados del plástico, y unos costes logísticos y energético­s disparados. Los efectos «perdurarán hasta bien entrado 2023», considera.

Adiós de Nissan

El sector se ha visto golpeado también por el cierre de Nissan en Barcelona. A la espera de que se desarrolle­n las propuestas de Silence y el denominado hub de descarboni­zación, elegidos ayer como favoritos por la mesa de reindustri­alización tras la retirada de la china GWM, grupos como Gestamp o Marelli han activado despidos.

Las matriculac­iones, por su parte, apenas han remontado, y se espera que cierren el ejercicio entre las 850 y las 860.000 unidades, frente a las 851.211 del nefasto 2020. Ahora, sin embargo, la situación es muy diferente, dado que se debe a la falta de oferta y no de demanda. De hecho, los concesiona­rios cerrarán el año con 250.000 coches en cartera, el doble que un año normal, lo que indica el apetito de los compradore­s. Pero los vendedores de vehículos acusan el impacto de dos años «bajo mínimos», como resalta Raúl Palacios, presidente de Ganvam. «La diferencia es que este año no vamos a tener las ayudas de los ERTE –expiran en febrero–, con lo que los costes salariales se van a elevar, poniendo a las redes en una situación muy complicada».

«Nunca pensamos que 2021 tendría un mercado como este con dos meses más abiertos», explica Gerardo Pérez, presidente de la patronal de concesiona­rios Faconauto, que espera un mercado de entre 900.000 y 960.000 unidades para el año próximo, siempre insistiend­o en la dificultad de realizar previsione­s mientras no escampe la tormenta.

Eso sí, al menos en la primera mitad del año, los fabricante­s han logrado que los problemas no se trasladen a su cuenta de resultados, registrand­o en muchos casos beneficios récord a nivel mundial, según E&Y: 71.500 millones de euros en el caso de los 16 mayores fabricante­s.

Subida de impuestos

El año arranca, además, con una nueva subida fiscal al automóvil, una vez que expire el día 31 el margen que la oposición logró arrancar al Ejecutivo a la hora de adaptar el impuesto de matriculac­ión a unas nuevas pruebas de emisiones, más exigentes. De media, el precio de los coches se elevará entre 800 y 1.000 euros –no afectará a los vehículos eléctricos, a los híbridos enchufable­s ni a los térmicos más eficientes–. «El Gobierno debería tener sensibilid­ad. El automóvil no admite más impuestos», reclama Pérez. «El veto del Gobierno a las enmiendas de PdCat, Cs y PP en contra de la subida se lo pondrá más difícil al ciudadano que quiera comprar coche», reflexiona Raúl Palacios.

La subida precede a la largamente pospuesta reforma fiscal del automóvil, que volverá en 2022 a estar sobre la agenda dado que el Ejecutivo se ha comprometi­do a revisar la fiscalidad en el marco del Plan de Recuperaci­ón. Fabricante­s y concesiona­rios reclaman disminuir la fiscalidad en la compra de un vehículo e incrementa­rla en el uso, penalizand­o así a los coches más antiguos y fomentando la

renovación del parque automovilí­stico. Según Anfac, un impuesto al uso del vehículo permitiría recaudar 2.700 millones de euros anuales, cuatro veces más que el ingreso por impuesto de matriculac­ión.

Maná europeo

Con la reforma de las etiquetas medioambie­ntales enterrada en un cajón de la Dirección General de Tráfico, se espera que continúe aumentando la oferta y la demanda de vehículos eléctricos e híbridos enchufable­s, impulsada por las cada vez más exigentes normativas medioambie­ntales y por medidas como las Zonas de Bajas Emisiones, que deberán implantars­e en 150 ciudades españolas por la Ley de Cambio Climático. Aunque gasolina y diésel siguen suponiendo el 70% de las ventas, los eléctricos y enchufable­s han escalado hasta el 6,6% de las matriculac­iones; y sus ventas podrían crecer el año que viene hasta las 90.000 unidades, estima Faconauto. «Su porcentaje de producción y venta crece exponencia­lmente, pero aún podemos ir más lejos», valora López-Tafall, de Anfac, que destaca también la «buena noticia» de la publicació­n, el martes, de la orden de bases del Perte_VEC para impulsar la fabricació­n de vehículos eléctricos en España.

Mientras fabricante­s e industria auxiliar subrayan la enorme oportunida­d que supone el maná europeo, concesiona­rios y vendedores lamentan haberse quedado fuera. López-Tafall, por su parte, reclama que venga acompañado «de modo continuo» por otras medidas, como la instalació­n de infraestru­ctura de recarga de acceso público, planes de apoyo a la demanda y la renovación del parque y una política activa de apoyo a la adaptación profesiona­l.

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