Te va a salir más caro
El debate no puede ser confinamiento o nada. Ese es el falso dilema que nos plantean nuestros gobernantes para que aceptemos como buena su inacción
CHINA debe de estar frotándose las manos viendo el tiro en el pie que se está dando Occidente con la nefasta gestión de la sexta ola. Resulta ya patológico que a estas alturas nuestros gobernantes sigan sin entender que no habrá consumo ni crecimiento económico normales mientras un gran número de ciudadanos sienta miedo ante algo tan simple como ir a un restaurante, viajar, salir de compras o invitar a comer a su familia.
Volver a la normalidad requiere que existan seguridad y certidumbre. Algo imposible en medio de una pandemia fuera de control, con un crecimiento de ingresos hospitalarios más bajo que en otras olas pero sostenido, y unos gobernantes que actúan como si no pudiera hacerse otra cosa que resignarse. Apenas toman medidas y entre las pocas que adoptan algunas no sirven y otras van en sentido contrario. La reducción de las cuarentenas es el último ejemplo. Como hay tantos contagiados, la brillante solución es reducir la duración de los aislamientos, en contra del criterio de los científicos de Sanidad. Ojalá se equivoquen pero es posible que en unas semanas nos encontremos que por cada baja laboral de diez días que teníamos hasta ahora, tendremos varias de siete jornadas.
Si se hubieran tomado medidas a primeros de diciembre, no estaríamos como estamos ahora. Y si se tomaran medidas ahora, nos ahorraríamos los escalofriantes niveles que los expertos predicen para finales de enero. ¿Acaso hay que volver a las restricciones severas? Lógicamente no. Ómicron produce una enfermedad menos grave, y eso es una buena noticia que hay que gestionar con precisión dada su alta transmisibilidad. El control de esta nueva variante requiere un plan de lucha nuevo, con medidas adaptadas, empezando porque los infectados cumplan los aislamientos.
El debate no puede ser confinamiento o nada. Los gobernantes nos plantean un falso dilema para que aceptemos como buena su inacción, cuando tendría que estar trabajando sin descanso para controlar esta sexta ola. ABC publicaba ayer que la hostelería ha sufrido un 80 por ciento de cancelaciones en diciembre. Si la pandemia sigue batiendo récords hasta febrero, irán cayendo otros sectores como el turismo, ocio... Ómicron es un problema colectivo y su solución no puede descansar exclusivamente sobre la responsabilidad individual, del mismo modo que el pago de impuestos no se deja a la conciencia de cada ciudadano. Y ya que hablamos de responsabilidad individual, ¿dónde está la de los gobernantes, supuestamente encargados de actuar sobre los problemas colectivos? Cuanto antes baje la incidencia del Covid, antes regresará el consumo. Casi dos años de pandemia y siguen sin aprender que sale más caro no controlar al virus que dejarlo campar a sus anchas.