Decenas de municipios vascos y navarros homenajean a los presos
La Audiencia Nacional permite los dos actos que las víctimas querían suspender
El juez de la Audiencia Nacional (AN) José Luis Calama decidió ayer no prohibir los actos de apoyo a los presos de ETA que se celebrarán hoy en Pamplona y Mondragón (Guipúzcoa). Coincide con la Fiscalía de la propia AN en que son convocatorias amparadas por la libertad de expresión y rechaza las peticiones de las asociaciones de víctimas de prohibirlas.
El magistrado reconoce en sendos autos que las de organizadores y participantes en estos actos pueden ser opiniones «que inquietan o chocan a diversos sectores de la sociedad», pero cree que, con los elementos conocidos hasta el momento, las convocatorias sólo pueden entenderse como «la expresión de un deseo de acercamiento de presos» al País Vasco, sin que en ellas se entre, a su juicio, «en la justificación o ensalzamiento de las acciones por las que se hallan privados de libertad». No obstante, Calama ha pedido a las fuerzas de seguridad que vigilen que durante el transcurso de los actos no se cometan delitos de enaltecimiento del terrorismo o humillación a las víctimas.
Y lo cierto es que trabajo no les va a faltar. Porque hoy habrá actos a favor de los presos de ETA en prácticamente todos los municipios vascos. Uno de los más controvertidos ha sido la manifestación que se celebrará a partir de las seis de esta tarde en la localidad guipuzcoana de Mondragón. La convocatoria se personificó en un primer momento en la «vuelta a casa» de José Manuel Pagoaga Gallastegui, alias ‘Peixoto’, Eugenio Barrutiabengoa, ‘Arbe’, y Henri Parot.
Este último cumple en la actualidad condena en una cárcel de León por 39 asesinatos y está considerado uno de los terroristas más sanguinarios de la banda. Ver su nombre destacado en la convocatoria levantó, de inmediato, la indignación de las víctimas que automáticamente solicitaron la suspensión de esta manifestación.
También se pronunció en contra la Delegación del Gobierno en el País Vasco, que presentó varios informes en el Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad. El delegado del Gobierno, Denis Itsaso, pidió al colectivo Sare, organizador de los homenajes, que mostrara «sensibilidad y empatía» y que no contribuyera a causar «un dolor innecesario e injusto a quienes, en su momento, ya padecieron la terrible injusticia de ETA».
Ante la presión, el colectivo en apoyo a los presos de ETA, Sare, se vio obligada apenas 24 horas después de hacer pública la convocatoria a eliminar de sus carteles las alusiones al dirigente etarra. Pero no ha renunciado a celebrar el acto, al que la Justicia tampoco ha puesto objeciones. Joseba Azkarraga, exconsejero vasco y portavoz de esta plataforma abertzale, insistía ayer en que no se trata de ningún homenaje, sino de una manifestación que busca rechazar lo que Sare califica de «política penitenciaria de excepción». Y, lejos de cancelar el homenaje etarra, defendía su celebración por tratarse de un acto «compatible con la solidaridad hacia las víctimas».
Brindis por los presos
La manifestación de Mondragón llegará seis horas después de que simpatizantes abertzales brinden en Pamplona por los presos de ETA, también con el beneplácito de la Audiencia Nacional. Será a mediodía y en un acto en el que se anuncian versos, música e intervenciones varias.
Otros actos similares
Y solo será el primero de un día plagado de homenajes a presos etarras rodeados de ambiente festivo. En la localidad guipuzcoana de Azpeitia llevan días pidiendo fotos de los vecinos con carteles a favor de los presos para construir un mural. En Durango (Vizcaya) hay prevista una cadena humana y los vecinos de un barrio de Bilbao realizarán una pegada de carteles.
También hay convocadas manifestaciones y concentraciones en las localidades vizcaínas de Portugalete, Sestao, Barakaldo, Ortuella, Gernika o Munguía, en las guipuzcoanas de Andoain, Azkoitia, Bergara, Oiarzun, Zumaia o Tolosa y en varios municipios navarros como Leiza.
Son todas convocatorias que además de la indignación de las víctimas han levantado un importante revuelo político a nivel nacional. El Gobierno de Pedro Sánchez mostraba su «rechazo más absoluto» ante iniciativas «que ofenden a las víctimas y reabren su dolor y su drama».
Palabras insuficientes para el líder de la oposición, Pablo Casado, que desde el Congreso acusaba a Sánchez de «no hacer nada» para proteger a las víctimas de actos de homenaje a etarras.