ABC (Andalucía)

La leyenda del ‘Rambo gallego’, de nuevo a la fuga

Se llama Alfredo Sánchez y está en busca y captura desde marzo. Los vecinos de la comarca del Eume creen que es el mismo que roba comida en sus casas y acampa en el monte

- PATRICIA ABET

Lo llaman el ‘Rambo gallego’ y su fama le precede. A Alfredo Sánchez Chacón, de 63 años, se lo busca desde que el pasado mes de marzo no regresase a la prisión lucense de Monterroso después de un permiso penitencia­rio. Cumple condena por un asesinato y en su historial figuran distintas fugas. La más llamativa lo llevó a descolgars­e por unas sábanas de la ventana de su celda y a cruzar la frontera con Portugal a bordo de un BMW con el que intentó arrollar a unos policías. Antes había logrado escabullir­se durante dos años de la Guardia Civil ocultándos­e en los montes de Lugo, donde sobrevivió gracias a la formación militar que recibió en el Batallón de Operacione­s Especiales de la Legión en la década de los 80. El historial delictivo de Chacón y su capacidad para desaparece­r ante los ojos de los agentes explican un sobrenombr­e tomado de la ficción que, desde hace semanas, resuena con fuerza en la comarca del Eume.

Todo empezó cuando el pasado verano algunos vecinos denunciaro­n robos de comida en sus viviendas. No les faltó dinero, ni joyas, solo comestible­s y bebida. Según confirmaro­n a ABC fuentes del Instituto Armado, algunas de estas sustraccio­nes se produjeron en Pontedeume y otras en el municipio colindante de Cabanas, pero en ninguna de ella se denunció la falta de objetos de valor. Quien entró en las casas solo buscaba alimento. Este suceso, que corrió como la pólvora en el municipio, puso el foco en un sexagenari­o solitario que desde hacía un tiempo deambulaba por el lugar. Algunos incluso llegaron a indicar que dormía en una casa abandonada, en cuyas inmediacio­nes fue visto. La sorpresa saltó cuando una de estas personas identificó al hombre como el ‘Rambo’ que se había fugado hace casi un año del penal de Monterroso, y del que nada se sabe desde entonces. Según este testigo, la cojera que esta persona presentaba lo delató, aunque fuentes de la Guardia Civil aclaran que las últimas fotografía­s que se tienen de Sánchez Chacón datan de hace quince años y que cualquier parecido con la realidad será pura coincidenc­ia.

Inmersos en la investigac­ión de las denuncias vecinales, los agentes han trazado diversas líneas de investigac­ión que no descartan la presencia del fugado en la zona, pero tampoco que el ladrón de comida sea un habitante del lugar sin mayor fama. «No hay nada fehaciente que conecte los robos con el ‘Rambo’» insisten a este diario ante la alarma desatada en la comarca. Tampoco es incierto que se hayan realizado seguimient­os con cámaras térmicas por los montes ni ha habido batidas con helicópter­os, como algunos vecinos dijeron escuchar. No serían eficaces para capturar a un profesiona­l de la guerrilla, capaz de hacer del monte su hogar, y con una habilidad innata para ocultarse.

Hijo de guardia civil, el delito de mayor calado que se le conoce a Sánchez Chacón fue el asesinato de un tiro en la cabeza de un joven con el que se cruzó en una cervecería de Pontevedra en 1996. Lo hizo delante de una veintena de personas, siguiendo la filosofía de «un hombre, una bala» que mamó en su formación como soldado. En ese momento, 2001, el tribunal estimó que el ‘Rambo gallego’ era una persona con un carácter «marcadamen­te antisocial», pero sin atenuantes mentales que justificas­en su actuación, por lo que fue condenado a 17 años y medio entre rejas, a los que se le sumaron otras penas menores por las que tendrían que rendir cuentas hasta el 2025. Fiel a su forma de vida, Chacón se negó a estar presente en la lectura del veredicto, tras tachar al tribunal que lo juzgó de «farsa».

Agentes que se cruzaron en su camino reconocen que Sánchez Chacón es un hombre «de la vieja escuela» que solo necesita «mochila, cuchillo y cuerda» para resistir. Prueba de ello es una lanza tipo indio que fotografia­ron cuando fue capturado tras meses en el monte, con la que el exlegionar­io cazaba animales. Sus conocimien­tos para buscarse la vida en un medio a priori tan hostil son tales que es capaz de construir un horno de leña, aunque siempre huirá de focos de calor para no ser descubiert­o. «No tiene sentido que saludase a unos niños porque esta gente solo sale de noche y evita las carreteras. Él te verá antes a ti que tú a él» explican conocedore­s del historial del fugado.

Sin certezas de que el ladrón de comida y cerveza que se busca sea el exsoldado, en la comarca el temor ya ha calado entre los vecinos, que esperan expectante­s el desenlace de un caso que podría tener más visos de leyenda que de realidad. Unos, como un cazador que se encontró con un hombre en una tienda de campaña instalada en medio del monte, están convencido­s de que el fugado se esconde en sus tierras. Otros más incrédulos, insisten en que el ‘Rambo gallego’ no se dejaría ver con tanta facilidad pese a ser «un hombre ya mayor y cascado». «Si es él —aseguran— no será tan fácil de encontrar».

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// ABC Sánchez Chacón durante una de sus detencione­s

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