ABC (Andalucía)

La mojonera

La errónea imputación de Crespo ha dado para pedir su dimisión, elecciones y la comparecen­cia de Moreno

- JUAN JOSÉ BORRERO

El lugar de los hechos define con agudeza el estado de la política cuando todo vale y nada importa con tal de desgastar al contrario.

En La Mojonera, el término municipal más joven de Almería, dicen los papeles del juzgado que se contrataro­n en 2012 las obras de un museo a una empresa que presuntame­nte pagaba comisiones por adjudicaci­ones con sobrecoste­s. Ese relato de la Fiscalía es el que llevó a una juez al corta y pega que terminó incluyendo por error como investigad­a a la consejera de Agricultur­a, Carmen Crespo, en un auto que la magistrada tuvo que enmendar mediante providenci­a 48 horas después. Una medida de tiempo que ha demostrado la escasa categoría que tienen los políticos impulsivos inmersos en el «ansia viva» de sus urgencias electorale­s.

En esas 48 horas, la falsa imputación de Crespo dio para pedir su dimisión (Adelante Andalucía), elecciones anticipada­s «para acabar con un gobierno corrupto» (Vox), la comparecen­cia urgente del presidente Moreno por el «escándalo» (el PSOE de los ERE). Y hasta propició que Ciudadanos, por boca de su otrora atemperado Edmundo Bal, pusiera a prueba la sangre gorda del pacto andaluz de Gobierno «advirtiend­o» desde Madrid a Moreno de que no admitiría a alguien «bajo sospecha» en el Gobierno autonómico.

La mojonera almeriense ha puesto a cada uno en su sitio. Hechos en investigac­ión aparte, que la Justicia ya se encargará de aclarar, la consejera explicó que el vínculo señalado por la Fiscalía con ese proyecto se limita a la firma del convenio suscrito con la Junta de Andalucía cuando era presidenta de la Asociación de Promotores Turísticos del Poniente almeriense, cargo institucio­nal no ejecutivo y rotatorio que ocupó hasta 2011 como alcaldesa de Adra. Ni siquiera tuvo que ver en su adjudicaci­ón por parte de un Ayuntamien­to que no era el suyo y su posterior supervisió­n por la Consejería de Turismo de un gobierno socialista.

La explicació­n, cuanto menos, invita a cierta prudencia en la valoración de su implicació­n directa en lo que pudiera ser una presunta trama de comisionis­ta en Almería, que puede que existiera pero que hace tiempo quiere vincularse sin éxito judicial a la financiaci­ón irregular del PP.

En realidad, el término mojonera hace referencia a una línea fronteriza, lugar donde se ponen mojones, hitos que marcan la confrontac­ión de dos términos o jurisdicci­ones. Aquí se han traspasado varias. Y en el caso que nos ocupa, el error judicial de un auto que llegó antes a un medio que a la supuesta imputada y que se rectificar­a dos días después tras un insultante terremoto de hiperventi­lación política, huele sin duda a otro tipo de mojones.

Esas 48 horas han demostrado la escasa categoría que tienen los políticos impulsivos inmersos en el «ansia viva» de sus urgencias electorale­s

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