La mojonera
La errónea imputación de Crespo ha dado para pedir su dimisión, elecciones y la comparecencia de Moreno
El lugar de los hechos define con agudeza el estado de la política cuando todo vale y nada importa con tal de desgastar al contrario.
En La Mojonera, el término municipal más joven de Almería, dicen los papeles del juzgado que se contrataron en 2012 las obras de un museo a una empresa que presuntamente pagaba comisiones por adjudicaciones con sobrecostes. Ese relato de la Fiscalía es el que llevó a una juez al corta y pega que terminó incluyendo por error como investigada a la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, en un auto que la magistrada tuvo que enmendar mediante providencia 48 horas después. Una medida de tiempo que ha demostrado la escasa categoría que tienen los políticos impulsivos inmersos en el «ansia viva» de sus urgencias electorales.
En esas 48 horas, la falsa imputación de Crespo dio para pedir su dimisión (Adelante Andalucía), elecciones anticipadas «para acabar con un gobierno corrupto» (Vox), la comparecencia urgente del presidente Moreno por el «escándalo» (el PSOE de los ERE). Y hasta propició que Ciudadanos, por boca de su otrora atemperado Edmundo Bal, pusiera a prueba la sangre gorda del pacto andaluz de Gobierno «advirtiendo» desde Madrid a Moreno de que no admitiría a alguien «bajo sospecha» en el Gobierno autonómico.
La mojonera almeriense ha puesto a cada uno en su sitio. Hechos en investigación aparte, que la Justicia ya se encargará de aclarar, la consejera explicó que el vínculo señalado por la Fiscalía con ese proyecto se limita a la firma del convenio suscrito con la Junta de Andalucía cuando era presidenta de la Asociación de Promotores Turísticos del Poniente almeriense, cargo institucional no ejecutivo y rotatorio que ocupó hasta 2011 como alcaldesa de Adra. Ni siquiera tuvo que ver en su adjudicación por parte de un Ayuntamiento que no era el suyo y su posterior supervisión por la Consejería de Turismo de un gobierno socialista.
La explicación, cuanto menos, invita a cierta prudencia en la valoración de su implicación directa en lo que pudiera ser una presunta trama de comisionista en Almería, que puede que existiera pero que hace tiempo quiere vincularse sin éxito judicial a la financiación irregular del PP.
En realidad, el término mojonera hace referencia a una línea fronteriza, lugar donde se ponen mojones, hitos que marcan la confrontación de dos términos o jurisdicciones. Aquí se han traspasado varias. Y en el caso que nos ocupa, el error judicial de un auto que llegó antes a un medio que a la supuesta imputada y que se rectificara dos días después tras un insultante terremoto de hiperventilación política, huele sin duda a otro tipo de mojones.
Esas 48 horas han demostrado la escasa categoría que tienen los políticos impulsivos inmersos en el «ansia viva» de sus urgencias electorales