España asume los gestos de Berlín hacia Rabat pero no espera un cambio drástico sobre el Sahara
El frente más urgente en la política exterior española tiene que ver con el estado de las relaciones con Marruecos. En este punto, desde las filas socialistas no trasladan por el momento especial preocupación respecto a que el nuevo Gobierno alemán vaya a adoptar cambios drásticos en esta materia. Pero hasta ahora sí ha habido gestos para intentar normalizar sus relaciones. Algo que enmarcan en la normalidad e hilando un paralelismo con los nuevos contactos que intentó acometer España con el relevo el pasado mes de julio en Exteriores con el reemplazo de Arancha González Laya por José Manuel Albares. «No tenemos ninguna información de que Alemania vaya a modificar su posición respecto a Marruecos y el Sahara», apuntan fuentes gubernamentales. Consideran que los intentos por recomponer relaciones «no prejuzga un cambio de posición» por parte alemana. Además, en este sentido, se considera que es importante el papel de Estados Unidos que «ya no aprieta tanto con este tema» porque «Biden no es Trump». El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara fue una de las últimas decisiones de Trump antes de abandonar la Casa Blanca. El nuevo Gabinete estadounidense no va a desandar ese camino, pero no va a dar nuevos pasos en la dirección pretendida por Rabat. Apostando por un plan que prioriza el papel de Naciones Unidas. Hace poco más de un mes el anterior ministro de exteriores, Niels Annen, insistió en que el estatuto definitivo del Sahara Occidental debe ser objeto de un proceso de negociación bajo los auspicios de Naciones Unidas. Incluyendo al Frente Polisario en las negociaciones. España no espera un cambio sustancial en esta posición, aunque reconocen incertidumbre.