El péndulo americano mira a Colombia y Brasil
Las elecciones que se celebrarán este año en ambos países definirán el color político del ciclo regional y marcarán un pulso decisivo entre la derecha y la izquierda
Las elecciones presidenciales que tendrán lugar este año en Colombia (29 de mayo) y en Brasil (2 de octubre) definirán el color del ciclo político en el que entra Latinoamérica. El giro a la izquierda perfilado en 2021 quedaría asentado en caso de una victoria de Lula da Silva en Brasil (va por delante en las encuestas) y de Gustavo Petro en Colombia (también encabeza los sondeos, pero en un contexto de mayor fragmentación y volatilidad). Previamente habrá elecciones en Costa Rica (6 de febrero): allí se producirá un giro hacia la derecha, leve si gana uno de los dos partidos tradicionales del país (como apunta la demoscopia) o mayor si triunfa el evangélico que hace cuatro años perdió contra el actual presidente, Carlos Alvarado.
Hablar de ciclos ideológicos en Latinoamérica es un lugar común. Con una veintena de países celebrando elecciones cada cuatro o cinco años, lo habitual es que en unas ocasiones coincida que haya mayor número de gobiernos de izquierda o de derecha. Eso, desde luego, marca la tonalidad política del continente, aunque no necesariamente indica cambios profundos en la cosmovisión del electorado.
En 2021, por ejemplo, fácilmente pudo haber ganado Keiko Fujimori en Perú y hablaríamos de un giro a la derecha en ese país; en cambio, por solo 44.000 votos que dieron el triunfo a Pedro Castillo estamos hablando de viraje a la izquierda. En Ecuador ganó contra pronóstico la derecha de Guillermo Lasso.
Dispersión del voto
La doble vuelta en muchas elecciones presidenciales induce también a lecturas simplistas. La verdadera radiografía ideológica del electorado se muestra en la gran dispersión del voto en la primera vuelta. Y como esta normalmente coincide con las legislativas, quien gana la presidencia en la segunda vuelta deba gobernar con parlamentos muy fracturados. Así, Castillo debe gobernar Perú con una «absoluta» minoría en el Congreso, y Gabriel Boric debe hacerlo en Chile con una Cámara de Diputados y un Senado donde la derecha cuenta con minorías de bloqueo.
Por tanto, más que hablar del péndulo ideológico de la región, podemos referirnos al péndulo en las agrupaciones de gobiernos: unas veces hay más presidentes de izquierda y otras de derecha y eso incide en las iniciativas a nivel continental, impulsando una determinada agenda regional o alineándose en instituciones como la OEA.
En la primera década y media de este siglo hubo una mayoría de gobiernos ‘bolivarianos’ y asimilables que marcaron el tono político regional. Eso decayó después con la llegada de Macri (Argentina), Bolsonaro (Brasil) y Piñera (Chile), revirtiendo el sentido del péndulo. Ahora podría cobrar fuerza un nuevo bandazo si, a las victorias izquierdistas en Perú y Chile de 2021 se sumaran las de Colombia y Brasil en 2022.
Un triunfo de Petro en Colombia marcaría definitivamente un ciclo de predominio de la izquierda en la región, especialmente por su carácter histórico. Colombia, un país largamente gobernado por la derecha o el centro derecha y donde el último presidente ‘progresista’ fue el liberal Ernesto Semper (19941998), tiene elecciones parlamentarias el 13 de marzo, las cuales seguramente reflejarán una alta dispersión del voto. Lo más probable es que en las presidenciales del 29 de mayo Petro, exguerrillero del M-19 y exalcalde ‘bolivariano’ de Bogotá, se clasifique para la segunda vuelta del 19 de junio. Hace cuatro años también pasó al balotaje, pero entones el miedo a elegir alguien de extrema izquierda influyó grandemente en los colombianos; ahora habrá que ver si el camino abierto por los chilenos rebaja esos temores, aunque en el caso de Colombia el contrincante de Petro podría ser alguien de centro y por ello con más opciones de triunfo.
En Brasil el expresidente Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, está cerrando una candidatura en la que como vicepresidente le acompañaría el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, que acaba de abandonar el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB). Un tercer candidato en discordia, el exjuez Sergio Moro, que fue superministro con Bolsonaro, puede restarle votos a este, y eso reforzaría la prevista victoria de Da Silva.