Una democracia que no funciona
A un año del asalto al Capitolio, la política de EE.UU. no se recupera ni dentro ni fuera de sus fronteras
Cuando intento explicar a mis alumnos las contradicciones que definen a Estados Unidos suelo recurrir a dos años cruciales –1968 y 1969– como ejemplo de las sombras y luces que proyecta el inevitable gigante americano. En 1968, se materializa la debacle de Vietnam con la ofensiva del Tet y la espiral de violencia política doméstica llega hasta los asesinatos de Martin Luther King y Robert F. Kennedy. Un año después, el 20 de julio de 1969, ese mismo país a punto de reventar, logra colocar un hombre en la Luna.
El contraste entre 1968 y 1969 ilustra esa dualidad tan americana (mínima confianza social y máxima capacidad de innovación) que ayuda a entender la precaria situación actual de Estados Unidos con algo de esperanza sobre su futuro. Si repasamos 2021, hay una institución del desacreditado Gobierno americano que ha tenido un año estelar: la NASA que, a pesar de la rivalidad entre plutócratas horteras para ver quién tiene el cohete más largo, ha acumulado sigilosamente éxitos como en su dorada década de los setenta.
Durante el último año, Estados Unidos ha demostrado también con creces su capacidad científica e industrial aplicada al desarrollo y producción de vacunas y fármacos para combatir la pandemia del Covid-19. Al mismo tiempo, Estados Unidos sufre de una plusmarca de negacionistas conspiranoicos, ayatolás del individualismo más retrogrado, que se niegan a vacunarse aunque solo sea por una cuestión básica de solidaridad y confianza social.
A un año del asalto al Capitolio, la política de Estados Unidos no se recupera ni dentro ni fuera de sus fronteras. Es un país en guerra consigo mismo, desgarrado por la polarización y las mentiras. Un país que, por primera vez, baja puestos en los ‘rankings’ de calidad democrática y donde los académicos especulan abiertamente sobre el riesgo de una guerra civil. Un país errático percibido por sus propios aliados como un socio muy poco fiable. Y lo peor de todo, sin un 1969 ni una era de oro a la vista.