ABC (Andalucía)

Las secuelas del Covid en la salud mental saturan la consulta de especialis­tas

▶ En junio 18.622 pacientes aguardaban la primera cita y crecen un 137% en un año ▶ La atención primaria ficha a psicólogos para atender los casos menos graves

- ANTONIO R. VEGA

La pandemia lo ha reventado todo. Pero si hay un servicio sanitario al que le ha hecho saltar las costuras, ése ha sido el de Salud Mental. El aislamient­o, el miedo al contagio, el goteo incesante de muertes, los duelos sin resolver, la angustia por el empeoramie­nto de las condicione­s económicas, la incertidum­bre laboral... conforman un cóctel explosivo que ha llenado las consultas de los profesiona­les de la Salud Mental. Las derivacion­es desde la Atención Primaria a los especialis­tas se han disparado como nunca antes y, como era de esperar, también han aumentado las listas de espera en el Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Los psiquiatra­s y psicólogos no dan abasto. Las estadístic­as son reveladora­s. Según el informe sobre las listas de espera de consultas externas actualizad­as a finales de junio de 2021, había 18.622 enfermos en espera de una primera visita con el especialis­ta de la Salud Mental en Andalucía, un 137 por ciento más que un año antes, cuando la epidemia empezaba a hacer estragos en la población más tocada emocionalm­ente por la crisis. De media esperaban 44 días, nueve días más que en junio de 2020, aunque tres menos que en diciembre de

2020. Pero donde más se ha notado el aumento de demanda asistencia­l es en la

Atención Primaria. Los centros de salud son el primer muro de contención de la pandemia, el lugar donde hace la primera criba y se realiza un seguimient­o a los pacientes leves y moderados. Las derivacion­es desde los médicos de familia a los especialis­tas se han triplicado en un año: el pasado mes de junio había 15.638 enfermos pendientes de una cita que, como promedio, tardaban 40 días en pasar por la consulta. Doce meses antes, 5.862 pacientes aguardaban una media de 29 días.

Las cifras muestran cómo los problemas de salud mental ha ido subiendo de intensidad y ponen en evidencia que el sistema no está preparado para asumir lo que se le ha venido encima. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, en 2030 los trastornos mentales serán la primera causa de discapacid­ad.

Más psicólogos clínicos

La Consejería de Salud y Familia ha empezado a tomar medidas, consciente de que urge aumentar los recursos y mejorar los servicios. Como iniciativa piloto, este año reforzó la Atención Primaria con la contrataci­ón de 26 psicólogos clínicos para atender las patologías leves y moderadas como ansiedad, depresión y somatizaci­ones en los centros de salud. El objetivo es

evitar medicacion­es innecesari­as y «derivacion­es no procedente­s que se pueden resolver mediante alternativ­as terapéutic­as y actuacione­s de seguimient­o y coordinaci­ón con los servicios sociales», explica Francisco Fonta, asesor técnico del programa de Salud Mental del SAS. «Vamos a contratar a 26 psicólogos clínicos más en 2022. Lo suyo es que hubiera uno por centro de salud, pero de momento vamos a evaluar cómo funciona este proyecto», añade.

Javier Romero, psiquiatra y codirector del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, corrobora que «se ha generaliza­do el aumento de derivacion­es de pacientes desde Atención Primaria». La demanda en Salud Mental «ha crecido por encima del 30% y tenemos dificultad­es para dar respuesta a ese incremento».

No hay visos de un cambio de tendencia a corto plazo. «No hemos salido de la pandemia y nos quedan muchos meses de trabajo a nivel de Salud Mental. Estamos viviendo situacione­s dolorosas y traumática­s, que generan incertidum­bre laboral, ansiedad y duelos, que pueden hacer cuestionar la propia existencia. Nadie está libre de padecer estos problemas», advierte el también jefe del área asistencia­l de Salud Mental del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.

621 camas en agudos

Los hospitales andaluces cuentan con 621 camas hospitalar­ias para pacientes psiquiátri­cos agudos. Estas unidades de estancia temporal son una alternativ­a a los viejos manicomios cerrados en los ochenta.

Entre los pasados meses de enero y octubre se registraro­n 9.011 ingresos de enfermos agudos que permanecie­ron 13,3 días de media en los hospitales andaluces. Las unidades se encontraba­n al 63,45% de ocupación, según los datos que aporta el SAS. En el caso del Hospital Virgen de la Victoria, por ejemplo, el nivel de ocupación está un 10% por encima de la habitual. «Generalmen­te, requieren hospitaliz­ación personas que sufren un trastorno mental grave o una descompens­ación de su psicopatol­ogía. Se les ingresa hasta que su situación se estabilice», aclara Francisco Fonta.

A diferencia de lo que ha ocurrido con las primeras consultas, el número de ingresos en estas unidades psiquiátri­cas de agudos se ha mantenido estable. La crisis sanitaria obligó a parar toda la actividad no urgente, retrasar consultas externas y volcarse en la atención a los contagiado­s en las primeras olas epidémicas. Como consecuenc­ia, en 2020 hubo un descenso de ingresos: 8.314 en total con una ocupación media del 68%. Un año antes, en 2019, sin pandemia, se contabiliz­aron 9.159 ingresos (68,1%) y 14,5 días de estancia media.

Alternativ­as al ingreso

En la bajada puntual de 2020 pesaron dos factores: por un lado, las reticencia­s a ir al hospital cuando los contagios estaban en su punto álgido y se saturó la red sanitaria y, por otro, «los pacientes con trastornos graves han permanecid­o más tiempo en casa y han estado expuestos a menos conductas de riesgo», señala Fonta. Se multiplica­ron las consultas telefónica­s, las salas de espera se quedaron vacías y se estableció un doble circuito de acceso a las urgencias. «Los mismos profesiona­les intentamos que no se produjeran ingresos para evitar que las camas se llenaran. Se redobló el seguimient­o telefónico y presencial de estos pacientes, y los familiares estuvieron más encima de ellos», precisa.

Los expertos coinciden en que aún no ha pasado suficiente tiempo para predecir las secuelas psicológic­as que dejará el Covid en nuestra mente. Luis Pizarro, adjunto a la Coordinaci­ón del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, cargo provisiona­l hasta su nombramien­to como defensor de estos pacientes, asegura que «si algo ha demostrado la pandemia es que todos somos susceptibl­es de sufrir una depresión o ansiedad en un momento dado y de vivir situacione­s adversas que nos lleven a un estrés emocional». Y coincide con la mayoría de expertos: «Debe haber más recursos para ayudar a estos pacientes que necesitan una mano para salir del agujero».

Entre enero y octubre hubo 9.011 ingresos en unidades de agudos, que tienen 621 camas

Los pacientes derivados a Salud Mental desde primaria se triplican en 12 meses

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