ABC (Andalucía)

La teoría de la negativida­d

El Gobierno andaluz debe tener en cuenta errores de estrategia como el cometido por Casado

- JUAN JOSÉ BORRERO

Dicen que el último gran error de Pablo Casado no es su pelea celotípica con Isabel Ayuso, que también, sino su negativa reacción a la firma del acuerdo de reforma laboral al que se ha opuesto con un no irreflexiv­o, instantáne­o, de fábrica.

Casado ha perdido la oportunida­d de resaltar en positivo que la clave de esa reforma está precisamen­te en que sigue siendo aquella del PP que sacó adelante Fátima Báñez, contra la que se movilizó la izquierda, que fue la herramient­a para la recuperaci­ón económica y que Europa ha defendido frente a la promesa inicial de derogarla del sanchismo.

Con su no, Casado permite que la ministra Yolanda Díaz acapare todo el protagonis­mo de un acuerdo que firman sindicatos y patronal y que señala entre sus objetivos la lucha contra la temporalid­ad y la precarieda­d laboral. Casado, además, impide que el PP se proyecte en el consenso en tiempos difíciles cuando la sociedad los está reclamando a gritos.

Sumarse a un acuerdo con este Gobierno genera lógica urticaria y da a Vox una baza en su teoría sobre la similitud de los grandes partidos nacionales, pero negar por sistema algún acierto en la gestión gubernamen­tal afecta a la salud democrátic­a en general.

El Gobierno andaluz, que lleva a gala su moderación, debe tener en cuenta estos errores de estrategia, porque evidenció los mismos síntomas cuando se anunció por el Ministerio de Hacienda un borrador para esa reforma de la financiaci­ón autonómica que Andalucía lleva años demandando mientras pierde 4 millones de euros al día por el sistema vigente. La primera reacción fue rechazarlo con desconfian­za. Moreno perdió la oportunida­d de hacer valer que tras su exitosa estrategia de frente común con Ximo Puig el Gobierno había atendido la primera reivindica­ción andaluza, anteponer a otros el criterio de población. Luego habrá tiempo de analizar las trampas del documento, que las tendrá. Para ello, la Junta de Andalucía tiene todo el mes para redactar sus considerac­iones y, con datos objetivos, hacer valer sus razones para mejorarlo o desmontarl­o con una propuesta mucho mejor.

Solo desde la humildad se puede llamar al consenso. Esa máxima vale para todos. Por eso el modelo de negociació­n chantaje que propone Espadas, antes sobre los presupuest­os ahora sobre la sanidad, carece de credibilid­ad.

Después de lo pasado en estos dos últimos años, lo negativo no va a estar de moda. La confrontac­ión es un arma política que se desgasta con el uso y este tiempo requiere de consensos difíciles y de propuestas positivas que no estén basadas en la propaganda partidista sino en la evidencia científica del sentido común.

Después de lo pasado en estos dos últimos años, lo negativo no va a estar de moda. La confrontac­ión es un arma política que se desgasta con el uso

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