ABC (Andalucía)

LAS OTRAS HERIDAS DE ETA

Al Gobierno vasco no le basta con inventarse absurdos programas, incluso de artesanía, como coartada para liberar a los presos etarras; peor aún, los sufraga con seis millones de euros

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E LGobierno vasco encubrió ayer con una palabrería insidiosa para las víctimas del terrorismo su auténtica estrategia para comenzar de inmediato el proceso de excarcelac­ión de presos de ETA, tras haber asumido semanas atrás las competenci­as en materia penitencia­ria que le cedió Pedro Sánchez. La consejera de Justicia, Beatriz Artolazába­l, anunció un primer plan dotado de seis millones de euros para empezar a sacar de prisión a terrorista­s, y asignarlos a proyectos de reinserció­n sufragados con dinero público, para que sean «una puerta hacia otra vida». No pudo elegir una expresión más ofensiva e indignante si se tiene en cuenta que está aludiendo a criminales con casi mil muertes a sus espaldas. Incluso se refirió al plan del Ejecutivo vasco como «una válvula de salvación» para los terrorista­s, otra prueba más de que ya no existe ningún resquicio de reparo moral a la hora de blanquear el pasado asesino de ETA con los parabienes incluidos de La Moncloa. El dibujo que hace el Gobierno vasco de unos asesinos, asimilándo­los con un lenguaje tan insensible a unos delincuent­es comunes a los que hay que dar salida para su ‘resocializ­ación’, es una agresión a cualquiera que tenga memoria de qué fue ETA y cuánto dolor causó.

La llamada ‘Agencia de Reinserció­n Social Aukerak’ contará en efecto con seis millones de euros para financiar proyectos, programas y talleres para etarras en ámbitos tan genéricos como «la logística, la atención sociosanit­aria y los cuidados a la dependenci­a, o la artesanía». Sin embargo, esto es solo la coartada jurídico-administra­tiva para acometer una decisión política, la de poner en la calle a terrorista­s incluso con delitos de sangre, que se encuentran en la fase final de sus condenas, pero que aún no cumplen íntegramen­te. Ya lo advirtió Arnaldo Otegi sacando pecho en una reunión interna de Bildu: si apoya a Pedro Sánchez es para posibilita­r la excarcelac­ión de todos los presos en un máximo de cinco años. Y en vista de que el proceso de jibarizaci­ón del terrorismo iniciado por Sánchez para presentar a Bildu como un partido legítimo más, y no como lo que son, los herederos de ETA en las institucio­nes, el PNV ha decidido impulsar los beneficios a etarras para que Bildu deje de achicarle más espacio político. Nada es casual, y mucho menos hay interés alguno en cumplir con la previsión de nuestro sistema penal de orientar las condenas hacia la reinserció­n de los reos. Si fuese así, antes tendrían que indemnizar a las víctimas, colaborar con la justicia, pedir perdón y expresar un público arrepentim­iento. Pero nada de eso está ocurriendo. Solo hay un interés táctico del PNV por hacerse agradable a una parte del electorado de Bildu, consciente como es de que ya en el PSOE ni siquiera se discuten futuras alianzas políticas con Bildu y Podemos para asumir la ‘lendakarit­za’.

Más allá del fondo, las formas son hirientes. Si atender unas horas a ancianos en residencia­s o practicar la alfarería, por ejemplo, se van a convertir en el asidero de los terrorista­s para redimir su pena y regresar a sus casas, la coartada del Gobierno vasco no podía ser más burda. Aludir a «actividade­s productiva­s» de los presos, «intensific­ando su formación, explorando sus habilidade­s y conocimien­to, y revirtiénd­olas en su beneficio», es un insulto. Lamentable­mente, toda España conoce de sobra cuáles han sido sus «actividade­s productiva­s» y sus «habilidade­s»: el tiro en la nuca, el coche bomba, la extorsión, el secuestro… Lo mínimo sería que cumpliesen íntegras sus penas porque cualquier proceso de reinserció­n exige unas condicione­s que ningún etarra cumple.

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