ABC (Andalucía)

«Queremos que los nuevos ayuden a su manera, copiar lo que había antes es imposible»

Asume el mando de una España en proceso de renovación tras una década de éxitos y dos oros europeos seguidos

- LAURA MARTA

Lo admite él, ha pasado de la retaguardi­a a la capitanía. Un honor de la que aprende cada día. Y en una etapa fascinante de evolución para España, que despidió en Tokio a parte de sus emblemas (Raúl Entrerríos, Viran Morros, Aginagalde…) y suma efectivos de nuevo cuño para este Europeo en el que se estrena hoy

(España-República Checa, 18.00 horas).

Para Gedeón Guardiola (Alicante, 1984) la edad solo es un número y toma en sus enormes espaldas el peso de una España exitosa y predispues­ta para que el prestigio se alargue con otros nombres. —Pasa de una posición algo escondida a dar la cara.

—No hubo ceremonia de pase de testigo con Raúl Entrerríos (risas). El selecciona­dor Jordi Ribera me lo propuso, creyó que yo era adecuado, el capitán que quería tener, y lo acepto con mucho gusto y honor. Es difícil porque yo venía de un rol donde pasaba más inadvertid­o. Era más cercano a los jugadores en cuanto a diversión. Lo intento hacer igual, pero tengo más responsabi­lidad. Tengo que fijarme más en los compañeros, cómo están anímicamen­te para ayudarlos en malas fases. Haré cosas bien y otras mal. Estoy aprendiend­o cada día, pero mis compañeros me apoyan, y así se hace más fácil.

—¿Cuál es su responsabi­lidad en este Europeo y tras los dos oros seguidos?

—Como capitán y jugador de experienci­a intento que los jugadores nuevos se sientan sin presión, pero sabiendo lo que España se está jugando: mantenerse lo más alto posible. Si no lo conseguimo­s está dentro de los planes. Será todo aprendizaj­e. Y si lo conseguimo­s, a seguir adelante.

—¿Se notan los huecos de los nombres que se retiraron?

—Se han ido compañeros que han tenido mucha responsabi­lidad en el ataque y en defensa. Hay que intentar adaptarse. Y que estos nuevos jugadores aporten sus virtudes, que ayuden al equipo, pero no igual que antes sino a su manera. No queremos copias de

❝ Nueva función «Intento que los nuevos se sientan sin presión, pero sabiendo que España tiene que mantenerse en lo alto»

Objetivo «Sabemos el objetivo, pero si no se llega, que quede la sensación de que se puede luchar por el siguiente»

lo anterior porque es imposible. Esos jugadores han marcado época por su actitud, compañeris­mo, sacrificio; es lo que tienen que aprender los nuevos.

—¿Se puede soñar en grande?

—La ilusión de llegar a lo más alto siempre está. El objetivo es conseguir el tercer campeonato consecutiv­o, que no lo ha hecho nadie. Pasaríamos a la historia. Pero en esta selección nos hemos caracteriz­ado por la filosofía del corto plazo. Sí que sabemos dónde queremos ir. Pero sabemos lo difícil que es, sobre todo en un Europeo, donde la exigencia es mucho mayor. Y también que el conjunto en sí, aunque no se llegue al objetivo, deje la sensación de que puede luchar por el siguiente. Que el balonmano español siga en lo más alto. Es un reto muy bonito.

—¿Quién le ha sorprendid­o más de las nuevas incorporac­iones?

—Todos. A Iñaki Peciña, que es uno de los mayores, lo conozco desde hace años y ha mejorado física y tácticamen­te en defensa. Podemos hacer un buen tándem. También están Agustín Casado, Ian Tarrafeta, Chema Márquez, que están demostrand­o una buena decisión de pase, calidad de lanzamient­o y un buen uno contra uno. Será un hándicap que no tengan tanto nombre europeo, pero pueden jugar perfectame­nte a nivel europeo y el factor sorpresa nos puede venir bien.

—¿Se puede entrenar también la visión de juego?

—Ribera plantea los entrenamie­ntos en los que las decisiones de pase y de lanzamient­o son muchas. Pero un campeonato de Europa es el mayor nivel mundial de balonmano. El ambiente te puede pasar factura si no eres consciente de dónde estás o si te dejas llevar por los factores externos. Coger confianza y soltura es la mayor tarea que tienen los nuevos, sobre todo para los primeros partidos, que son fundamenta­les para tener mejores cruces.

—¿Qué es lo mejor y lo peor de su posición en la pista?

—Estoy acostumbra­do a que el defensa sea la cara menos vista, pero es fundamenta­l. Si el equipo contrario hace muchos goles o nos leen muy bien la defensa terminamos muy mal parados. La defensa carga con el muerto. Te echan la culpa. Pero también la defensa gana campeonato­s. El reconocimi­ento de los entrenador­es y compañeros es lo máximo.

—¿Recibe consejos de su hermano (gemelo, Isaías, también jugador) o después de esta década de éxitos ya no le deja que le diga nada?

—Risas. Y encima jugando juntos (en el Lemgo alemán). Compartimo­s muchas opiniones y las valoro. No soy tan arrogante. Los aceptaré o no pero, sí me da muchos consejos. Tiene una visión de balonmano espectacul­ar, y mucha experienci­a. Yo soy mayor por tres minutos. Hemos sido muy exigentes el uno con el otro y con nosotros mismos: piques de por qué no me pasas mejor. Si preguntas a mis compañeros de infancia siempre estábamos discutiend­o porque queríamos ganar siempre. Incluso ahora, pero menos. Nos encanta el balonmano.

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EFE

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