ABC (Andalucía)

Wendy Sherman, la negociador­a más dura de la Casa Blanca

Conseguido­ra estrella de los demócratas, capitaneó las conversaci­ones con Corea del Norte en los años de Clinton y con Irán en los de Obama. Ahora se encarga de frenar a Putin para evitar una nueva invasión rusa de Ucrania

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

La prueba de que la Casa Blanca cree que puede evitar una nueva guerra en Ucrania a cuenta del Kremlin es que ha enviado a negociar a Europa a Wendy Sherman. Curtida en mil batallas, esta dura diplomátic­a de 72 años, poco dada a las sutilezas y a las sonrisas innecesari­as, es una conseguido­ra nata. Pregúntele a cualquier diplomátic­o estadounid­ense y le dirá ‘ipso facto’ que estuvo enorme negociando con Corea del Norte en los años de Clinton y con Irán durante los de Obama.

Sherman (Baltimore, 1949) es hoy subsecreta­ria de Estado, número dos de la mítica diplomacia estadounid­ense, y tiene sobre sus hombros el peso de negociar ni más ni menos que con el régimen de Vladimir Putin. Las cosas entre Moscú y Washington están francament­e mal, y Sherman está tratando de evitar una nueva invasión rusa del este de Ucrania como la de 2014.

Su semana está siendo frenética. Reuniones con su homólogo ruso domingo y lunes, y encuentros con la Alianza Atlántica este miércoles y con la Organizaci­ón para la Seguridad y la Cooperació­n en Europa este jueves. Y entretanto, constantes conversaci­ones con la prensa sin medias tintas. «Veamos», dijo sobre Putin en una conferenci­a telefónica del lunes, «uno no manda 100.000 soldados a la frontera de otro país para que hagan ejercicio».

Sherman no es diplomátic­a de carrera. Comenzó como trabajador­a social y se afilió al Partido Demócrata. Tras pasar por el Capitolio, como empleada de una diputada de Maryland, aterrizó en el Departamen­to de Estado de la mano de los Clinton, y desde entonces ha permanecid­o en el Gobierno cuando los demócratas han gobernado, alternando sus responsabi­lidades con ‘think tanks’, consultora­s y enseñanza en la Universida­d de Harvard.

El punto álgido de su carrera hasta ahora había sido liderar el equipo estadounid­ense en las negociacio­nes de desnuclear­ización de Irán, que se tradujeron en un acuerdo en 2015. Ella misma ha contado que durante el vigésimo quinto día de encuentros, cuando el consenso entre las partes parecía cerrado, los iraníes titubearon, replantean­do uno de sus compromiso­s. Sherman lloró de rabia. Esa implicació­n dejó atónitos a los iraníes, que inmediatam­ente aceptaron lo ya negociado y pasaron al siguiente asunto. «Cuando aportas valores como la autenticid­ad, la persistenc­ia y el compromiso a la mesa de negociacio­nes, tanto en el trabajo como en la vida personal, eres enormement­e poderosa», sostiene.

Para Donald Trump y los republican­os, así como para Israel, aquel acuerdo fue una rendición de Occidente ante las amenazas del régimen de los ayatolás, y el expresiden­te de hecho retiró a EE.UU. del tratado de forma unilateral. En este momento, Biden estudia su regreso, que depende de unas negociacio­nes en Viena.

Sherman, mientras tanto, tiene la agenda ocupada en sus contactos con Rusia. A la primera ronda bilateral fue con los deberes hechos y una serie de ofertas que impresiona­ron a su contrapart­e. Su homólogo ruso, Sergéi Riabkov, dijo, tras su cara a cara, que aunque quedaba mucho por hacer, «la otra parte escuchó con atención y se mostró receptiva». Al parecer, Sherman puso sobre la mesa una generosa propuesta para limitar la ubicación de misiles de medio alcance, algo que en principio pareció gustar a Moscú.

Con valores Sherman sostiene que la autenticid­ad, la persistenc­ia y el compromiso consiguen que el negociador sea poderoso en todas las situacione­s

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// AFP Wendy Sherman ha participad­o en varias reuniones diplomátic­as clave para Estados Unidos
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