ABC (Andalucía)

Page evita reprobar a Garzón pese a sus críticas al ministro por atacar al sector cárnico

Acusa al líder regional del PP, Núñez, de haber dicho lo mismo y exige su dimisión por ello

- MARIANO ALONSO/MARIANO CEBRIÁN

El duelo político entre el presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, a cuenta de las palabras del segundo en ‘The Guardian’ sobre el sector cárnico, volvió ayer a subir enteros con declaracio­nes y dardos velados entre ambos. Aunque a la hora de la verdad, el barón territoria­l del PSOE evitó reprobar a Garzón en las Cortes de su comunidad, como le pedían el PP y Ciudadanos, los dos únicos grupos de la oposición en la cámara, cuyos catorce escaños (diez de los populares y cuatro naranjas) se quedaron en minoría frente a los diecinueve asientos socialista­s, que impusieron su mayoría absoluta para no reprobar al también líder de Izquierda Unida (IU).

El líder de los populares castellano­manchegos, Francisco Núñez, acusó al presidente autonómico de «alinearse con Sánchez y su gobierno de socialista­s y comunistas, en el mayor ataque a la historia del sector primario de nuestra democracia» y de haberse «abrazado a Sánchez para salvar al ministro Garzón». Lejos de adoptar un perfil bajo, García-Page y el PSOE lanzaron una ofensiva contra Núñez, llegando a exigir su dimisión, por haber incurrido, a su juicio, en una conducta similar a la del titular de Consumo.

«Los parlamento­s no son tribunales inquisitor­iales, sino lugares para llegar a acuerdos y consensos, y para hacer leyes, pero no para estar tirándose los trastos a la cabeza todo el día», manifestó ayer García-Page, que criticó la «estrategia» de los populares sobre este asunto. «Por miedo a Vox, se lanza a hacer una carnicería», afirmó el mandatario socialista en referencia al PP.

En este sentido, el presidente castellano­manchego dijo que «si el PP fuera serio, tendría que presentar una moción de reprobació­n contra su propio responsabl­e regional, que ha dicho exactament­e lo mismo que Garzón». De hecho, según denuncian desde las filas socialista­s, el líder popular en Castilla-La Mancha y algunos compañeros más de su partido han eliminado en los últimos días de sus redes sociales publicacio­nes en las que criticaban en su momento la instalació­n en varios municipios de la región de explotacio­nes ganaderas intensivas o macrogranj­as, según quién y cómo las denomine.

Uno de esos lugares es Almansa, localidad de Albacete en la que, durante la alcaldía del propio Francisco Núñez, se impulsó una moción contra la instalació­n de ganaderías intensivas. Siendo alcalde, protagoniz­ó un vídeo colectivo donde varios pueblos rechazaban las macrogranj­as industrial­es. En él decía: «Queremos apoyar a los pueblos vecinos que están luchando contra esas instalacio­nes, no creemos en ese modelo de explotació­n».

Moratoria

Por otra parte, García-Page sacó adelante ayer, con el voto en contra de PP y Ciudadanos, la moratoria a las macrogranj­as porcinas, que frena la apertura de ese tipo de instalacio­nes en la región hasta el año 2025. El diputado autonómico del PP Miguel Ángel Rodríguez, criticó la medida, anunciada antes de Navidad por el Ejecutivo autonómico, de la que dijo que «se ha hecho de espaldas al sector, generando insegurida­d jurídica y condenando a una actividad económica que genera empleo y que cumple rigurosame­nte con una normativa medioambie­ntal y de bienestar animal muy exigente». Rodríguez acusó a los socialista­s de «criminaliz­ar con esta moratoria a un sector productivo para hacer seguidismo del ministro Garzón y están diciendo lo mismo que él: que aquí se produce carne de mala calidad, que aquí los ganaderos son los culpables de lo que pasa, y eso no se lo podemos consentir».

Sobre este asunto se pronunció de igual modo el presidente de CastillaLa Mancha, que precisó que la moratoria que su Gobierno aplicará a la autorizaci­ón de explotacio­nes de ganadería intensiva no implica su prohibició­n, sino una «pausa procesal» para abordar «con consenso y con cabeza» esta cuestión. «Nosotros –apuntó– no vamos a prohibir las macrogranj­as, ni podemos hacerlo, además, teniendo en cuenta que habría que discutir qué es y qué no es una macrogranj­a. Lo que estamos diciendo es que, habida cuenta de los múltiples intereses y problemas que hay, es una forma de abordar con cabeza los problemas. Hay quien lo quiere hacer desde la demagogia y el populismo más barato o desde el fanatismo más absoluto. Lo que decimos es que están pasando demasiadas cosas en la normativa europea, en la normativa ambiental y en la sensibilid­ad social como para que hagamos una pequeña pausa procesal y lleguemos a consensos». Tras publicarse la noticia, Alberto Garzón no perdió la ocasión de lanzar a través de su perfil de Twitter un sarcástico aplauso a la medida aprobada por las Cortes de Castilla-La Mancha.

El ministro sigue, por lo demás, intensific­ando su agenda tanto mediática como de contactos en defensa de su postura, por la que considera que no debe pedir perdón. En las oficinas del Ministerio de Consumo (la cartera no tiene sede propia y se ubica en el edificio que alberga a Sanidad, de la que era antes una dirección general) recibió a los representa­ntes de UPA Federal, una organizaci­ón que presta servicios a pequeños y medianos agricultor­es y ganaderos. «Hemos compartido la necesidad de potenciar el consumo local de productos del sector primario así como proteger a la ganadería tradiciona­l frente a las macrogranj­as» aseguró en las redes sociales junto a una foto del encuentro.

Ni Garzón y Podemos ni el PSOE ceden, en el que es ya el conflicto más grave de la coalición en el Gobierno.

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// JOSÉ RAMÓN LADRA Alberto Garzón, reunido ayer en el Ministerio de Consumo con una organizaci­ón agraria

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